jueves, 26 de junio de 2014

Fito Páez, "Nada mas preciado"


Tu amor es un karma/ es parte de la red/ pero me hace bien

Hace poco estaba en una fiesta de aniversario y, como sucede últimamente en las fiestas, la única música para bailar parecía ser la cumbia y el reggaetón. El evento se realizaba en un bar cerrado para tal fin, y había un par de televisores colgando de las paredes, que no estaban sincronizados con la música general sino que sintonizaban un par de canales de cable. Sin sonido, claro. Uno de ellos era musical, y lo que se veía era un especial de Ciudad de Pobres Corazones. Pasaban el clásico video largo, tema por tema, y me quedé mirando las imágenes, recordando la música, como una suerte de antídoto contra mi falta de sintonía con la única música posible en el lugar. Pero lo que me sorprendió es que, de pronto, noté que éramos muchos los que estábamos haciendo lo mismo, acodados en la barra. Fito no es hoy pasaporte para nada, supongo que hay mucha gente –a la que le gusta el rock nacional—que no lo defendería en un juicio. Pero aquella época parece ser unánime, y especialmente ese disco. En mi caso, considero que Fito es mi contemporáneo, ya que viví al mismo tiempo cada una de sus transformaciones, o mejor dicho evoluciones. Me politicé con él al final de la dictadura, abrí mis orejas más allá de los límites del rock con Giros, descreí de la primavera democrática con su Ciudad, recuperé el rock por el rock mismo en Ey!, disfruté de su gol sobre el minuto 90 de Tercer Mundo, y hasta celebré su vuelta olímpica con El amor. Después, claro, la cosa se complica. Pero como me lo demostró aquella fiesta de cumbia obligada, Ciudad tiene el peso –o conserva el resto-- de un hito generacional. Ahí estábamos todos, con la vista fija en una pantalla muda, moviendo los labios con Fito, escapándonos de lo que nos rodeaba, musicalizando nuestra fiesta. ¿Hay algo mas post-punk que eso? Por eso me gusta buscar excusas para volver a escuchar cualquier tema de ese disco, por eso lo dejo sonar en el sol invernal de este mediodía de jueves mundialista en que mis amigos uruguayos están tan pero tan dark, por eso es que brilla orgullosamente al medio del Lado A del Música Cretina de esta semana. La verdad es que no me importa/ sólo trato de hacerlo bien. Amén.

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