jueves, 30 de marzo de 2017

Lyle Lovett, "North Dakota"


Los chicos de North Dakota/ beben whisky para entretenerse

Mi primera nota en aparecer en Página/12 fue sobre Lyle Lovett. Debe haber sido por el 93, cuando se casó con Julia Roberts, así que ya van casi 25 años. No la escribí para el diario, sino que se la vendí a Carlos Polimeni, que por entonces todavía reinaba en el suple No. Pero como estaba la Roberts en el medio, cuando quedó un hueco en Espectáculos y le pidieron ayuda a Carlos para taparlo, les tiró mi nota, empezando a hacer méritos como para --poco después-- pegar el zarpazo y quedarse con la sección. No se cómo llegué a Lovett, debe haber sido por revistas como la Musician, que por entonces nos abrían los ojos a los que nos queríamos meter un poco en la buena música yanqui, mas allá del grunge. Eran las épocas de Bill Flanagan y Paul Nelson, la Rolling Stone se había movido al mainstream, y los expulsados por esa movida buscaron refugio en la Musician, según recuerdo y también ahora sospecho. Por ejemplo, la primer nota que leí sobre Jeff Buckley también la encontré en sus páginas. Lo cierto es que más allá de quién haya sido el responsable de que le prestase atención a este músico larguirucho, de traje y nombre, pelo y rasgos extraños, Lovett me deslumbró enseguida. Acababa de salir Joshua judges Ruth, un disco que aun hoy es la cumbre de su carrera, y la verdad que le sobraba musica por todos lados, y tambien historias. Porque eso es lo que mas deslumbra de Lovett, que escribe canciones como un cuentista. Además tiene un particular sentido del humor, a lo Buster Keaton, capaz de pasarse de rosca pero sin delatarse jamás. Y lo mas interesante es que entonces se podía ir hacia atrás en su discografía --me dejó con tanta sed ese disco, que había que ir a por mas-- y la cosa se ponía mejor y mejor. Recuerdo haberle comprado alguno de esos discos previos a Alfredo Rosso en Tabú, su disqueria en la Bond Street. Hay uno que tiene un tema llamado Pontiac --de su segundo disco, del 87, bautizado con el nombre de este tema--, narrado por la voz de un hombre que se sienta en su auto y piensa. Piensa en que los vecinos lo ven como un simpatico hombre mayor, en que durante la guerra mato veinte chicos alemanes con sus manos, y en que su mujer no deja de hablar y nunca dice nada, y por eso va a dejarla. Eso nomas. Como si hiciese falta mas. Lovett te pone la piel de gallina, como un Randy Newman terminal, sin el guiño del entertainer, un cowboy que sin embargo se da cuenta que de nada sirve el stetson, que igual estamos desnudos ante nuestras falencias y ante ese mundo que siempre nos va a dejar solos. Lo que redime a Lovett es que, por eso mismo, es capaz de hacer canciones de amor de esas que te dejan sin aliento. Como esta, en la que dice que los chicos de Dakota del Norte beben whisky para entretenerse, que los de Texas limpian sus armas, y cruzan la frontera hacia el sur para descubrir las artes del amor. Y a continuación la voz que canta agrega que entonces se tomó un whisky, soñó que era un cowboy, y cruzó la frontera. Me mata esa percusión, ese piano del comienzo, esa contención, esos instrumentos que llegan y se van. Y la que canta con Lovett es nada menos que Rickie Lee Jones, hay un video en vivo por ahí en la que se los ve juntos sobre un escenario, haciendo muy bien este tema, sin resignar ningun arreglo, pero yo prefiero la grabación del disco, justa, perfecta. Emotiva y profundamente triste. Si me amás/ decí que me amás, cantan y cantan Lyle y Rickie Lee en esta maravilla escondida en un disco lleno de maravillas, que merece escucharse de punta a punta, llamado Joshua judges Ruth. Un tema que tal vez corte al medio este jueves de otra vez marchas, de derechos pisoteados por los poderosos siempre contra los mas vulnerables, y de un viento que se disuelve en un sol que se niega a darse por vencido. North Dakota suena también en el Lado B del último Música Cretina, el de marzo, un mes que todavía está entre nosotros y delata que esto recién empieza aunque ya pensemos que dejamos todo un año atrás, tan rápido y tan intenso todo. Y para que no se nos vaya el tiempo entre los dedos, también podemos hacerle play a todo el no-programa, estan todos invitados, que las horas y los minutos estan contados, pero el reloj siempre se detiene con la buena música. O al menos la que evidentemente es Cretina.   

lunes, 27 de marzo de 2017

El Tri, "Proud Mary" (Creedence Clearwater Revival)


La corriente nos va llevando/ y la Raza por el rio se sigue cruzando

Cuando introdujo a Creedence Clearwater Revival en el Salón de la Fama del Rock and Roll, Bruce Springsteen contó que solía tocar con su primera banda en un club llamado Pandemonium, ubicado al costado de la ruta 35, en las afueras de Astbury Park. "Eran cincuenta minutos por noche, y raramente terminaban sin que hubiese una pelea", recordó. "Pero durante los tres minutos y siete segundos de Proud Mary, una hermandad llenaba la sala. Era simplemente una gran canción que les gustaba a todos, y que literalmente nos salvó la vida en mas de una ocasión". No hay banda de rock mas popular y universal que los Creedence, y por eso es que, al haber convertido el tema que fue su primer simple en un himno de los mojados, Alex Lora da en el clavo y explica por qué ocupa el lugar que ocupa dentro del imaginario del rock en castellano, al menos alla al norte, a un lado y el otro de la frontera, con o sin Trump, con o sin muro. Tengo que cruzar ese río/ tengo que cruzarlo a como de lugar, canta Lora al frente de El Tri, desde el flamante disco homenaje Quiero Creedence, que incluye a Calamaro y Bunbury cantando en inglés, a los Enanitos Verdes traduciendo por la mitad Travellin' Band, y muchos mas, desde Juan Gabriel hasta Los Lobos no hay rocker latino que falte y sin embargo el disco termina quedando demasiado anglo, y entonces la versión de El Tri es aún mas himno que nunca, y por eso hay que dejar que suene para empezar mejor que nunca la semana. Y también por eso cierra el Música Cretina de marzo, que aún tiene historias que contar y canciones que hacer escuchar.

domingo, 26 de marzo de 2017

Pete Townshend, "The sea refuses no river"


El mar no rechaza ningun río/ acordate de eso/ cuando el mendigo se pague una vuelta

El domingo ya empieza a perder sus luces, y yo no puedo menos que recordar que apenas si hemos hablado de la música del no-programa en esta semana de marchas y no de canciones, y a mucha honra. Si, marzo se acaba y hay un Música Cretina al que aún no hemos deshojado, asi que mejor empezar con el me quiere-no me quiere en cuestión, aun se trate de amores y no de rechazos cuando hablamos de canciones. Y más si son cretinas, claro. Hay una canción que hoy siento que lo es mas que todas, y para empezar a hablar de ella voy a confesar una herejia: siempre preferi a Pete Townshend como solista. Si, si, ya se, no digan nada, y yo mismo me doy de patadas, porque lo mejor de The Who no le llega a los tobillos al Pete en solitario, es verdad y lo tengo muy en claro. Pero hay fanatismos que no se eligen, sino que simplemente se quedan con uno, como el que yo tengo por el disco Todos los mejores cowboys tienen ojos chinos. Recuerdo haberlo conseguido en cassette en su momento, recién salido y cuando apenas empezaba a hacerme una pequeña discoteca. O casseteca, mejor dicho. Y aca esta el secreto del fanatismo, porque uno tiene siempre un particular apego por los discos que se compró en tiempo real, por el primer detritus de ese filón que alcanza a tener en sus propias manos. Tengo amigos que ponen a Emotional rescue antes que ninguna otra cosa de los Stones solo porque fue el primero que compraron de su propio bolsillo, recién salidito. Y es lo que me pasa a mi con Townshend, porque nunca pude sentir esa cercanía con It's Hard, por ejemplo, el disco de The Who mas o menos contemporáneo del solista al que me refiero. Y si a eso le sumo que ninguno de mis amigos por aquella época tenia particular predilección por el grupo, no había sencillamente forma de entender historia y contexto: recien comprendí todo cuando, en la época del CD, pude poner manos en el compilado Who's better, Who's next. Pero, claro, a esa altura la suerte ya estaba echada, y con ciertas fidelidades no se jode. Y cuando se habla de Todos los mejores cowboys, la clave está en las canciones. Canciones que son monumentos, como ésta, de letra interminable, que leí traducida de pendejo en una Twist y Gritos, creo recordar, y no paré hasta conseguir, hacerme fan y cruzado de un disco que, bien mirado, no termina de estar a la altura de esta canción. Pero no importa, porque como dice Pete, el río no rechaza ningun río. Oh, no, claro que no. Recuerdo que cuando nos pasábamos el porro/ mi cuerpo se enfriaba un poco, canta Townshend casi al comienzo de un tema con referencia bíblica, que leo en Who I am, sus memorias, que coincide con una época queestaba en cualquiera, pasado de rosca con todo, con el alcohol, con las drogas, con sus coqueteos con el jet set, no había nada en pie. Pero, sin embargo, el mar, oh si, ahi estaba el mar, que recibe y recibe. Como siempre me sucede, cada vez que vuelvo a escuchar el tema, no lo puedo sacar de mi cabeza durante días y días. Así estoy en el último tiempo, cantando y cantando el estribillo. Y también tarareando ese puente, o como quiera que se llame, que se parece demasiado a la melodía de Marlboro. Pero lo dije antes, con los fanatismos no se jode, y me gusta esta letra que va y viene, que tiene un pliegue para cada momento de la vida, como para sumarse al coro. Estamos poluidos ahora, pero en nuestro corazón permanecemos limpios, canta Pete, y es imposible no querer cantar con él. De eso se trata el domingo, de eso se tratan las canciones que son nuestras como el tatuaje en la piel, de eso se trata Musica Cretina, que desde su Lado A, y después de lo nuevo de Charly García, como no podía ser de otra manera, se suma a ese coro que dice que el mar no rechaza ningun rio. Y el río es donde todos estamos.

martes, 21 de marzo de 2017

Lou Reed, "Stupid man"


Vivir tan solo al lado del agua/ te volverá totalmente loco

Ya les dije que hay un nuevo no-programa, ¿no? Es martes, hay un hermoso sol otoñal, y también hay un flamante Musica Cretina. Marzo arrancó su retirada, pero nosotros nos quedamos, no nos queda otra. Pero no estamos solos, aquí está el amigo Lou, sonando desde el comienzo del Lado B del no-programa que recién estrenamos ayer con una joya de su época Arista, la más injustamente menospreciada de su carrera, una época que va desde Rock n roll heart (1976), hasta Growing up in public (1980). Stupid man es el tema que abre The bells (1979), y dan ganas de quedarse, y darle play una y otra vez. Al menos eso fue lo que me pasó cuando descubrí las remasterizaciones recientes de esta época de Lou, algo a lo que --cuentan-- estuvo dedicado en sus últimos días. Me lo imagino volviendo a escuchar aquellas cintas con una sonrisa satisfecha, pensando (con permiso, Manuel Vilas) pero qué bien que suenan, pero qué bueno que era yo entonces, pero cómo los volvi a cagar a todos, ya van a ver, ya van a volver a escuchar, y quedarán como el perrito de la RCA, escuchando la voz del amo, y tendrán que venir a pedir perdon, ya van a ver, soy el mejor, pero no hace falta escuchar nada Lou, perdon Lou, perdon y perdon. Y ahora sí, cantamos todos: hombre estúpido, que hace dedo escapando de una buena vida. Suena en esta tarde soleada de martes, y suena también en ese mundo paralelo llamado Música Cretina, donde Lou vive, donde Lou es eterno. Y entonces llega el momento de confesar que se me hizo un rito, y lo evoco en secreto cada mañana de yoga: cuando mis compañeros dicen Ommm, yo digo lOOOureeDDD. Y, en vez de gracias, rock n roll.

sábado, 4 de marzo de 2017

Música Cretina 2017 #2

ESTO NO ES UN PROGRAMA

6-2-2017

Lado A

"Sólo necesito unos minutos de tu tiempo/ tratá de concentrarte y abrir tu mente"

1.- Flo Morrissey and Matthew E. White, Look at what the light did now (Little Wings)
2.- Leiva, La lluvia en los zapatos
3.- Daniel Romano, Valerie Leon
4.- Ronnie Spector, I'd much rather be with the girls
5.- Manu Chao, No solo en china hay futuro
6.- Derrick Harriott, Brown baby
7.- Riki Musso y Sus Fabulosos Los Formidables, Buen día Wendi

Lado B

"Buscas en mis bolsillos/ pruebas de otro cariño"

8.- Blackie and The Rodeo Kings c/Nick Lowe, Secret of a long lasting love
9.- Carmen Sandiego, Eructo de semen
10.- Tanya Donelly, Between the bars (Elliott Smith)
11.- Howe Gelb, A book you've read before
12.- Christina Rosenvinge, Bolero falaz (Aterciopelados)
13.- Alejandro Escovedo, I don't want to play guitar anymore
14.- La Costa Brava, Justicia poética

miércoles, 1 de marzo de 2017

Tanya Donelly, "Between the bars" (Elliott Smith)


Hacé lo que yo digo/ y haré que te sientas bien

Cuenta Tanya Donelly que escuchó por primera vez el nombre de Elliott Smith a través de un amigo que era el manager de Heatmiser, la banda con la que Smith arrancó tocando en Portland. La había formado con Neil Gust, un compañero del Hampshire College, de Amherst, Massachusetts, de donde salió con una licenciatura en filosofía y ciencias políticas. Con el título bajo el brazo terminó trabajando en una panadería en Portland, así que decidió que era hora de rockearla un poco. Como también recuerda Donelly, no pasó mucho tiempo hasta que se empezó a correr la voz sobre los demos y grabaciones caseras que Smith venía realizando como solista, al punto que los Heatmiser empezaron a ser rápidamente opacados por esas cintas que se convirtieron en discos con tanta premura que los temas que a veces ni siquiera tenían nombre. En Roman Candle, el primero de esos discos --que conseguí en Tower Records (el de Santa Fe entre Riobamba y Callao, ¿se acuerdan?)--, hay cuatro temas llamados así, No name. No era aún época de redes sociales así que esta clase de noticias no corrían tan rápido ni llegaban tan lejos como ahora, pero la llegada de Tower propiciaba estos descubrimientos, ya que, ademas de los discos, la disquería traía revistas como Punk Planet o No Depression, y también la Pulse, la hermosa revista de la casa. Estaba la información, estaban los cds, estaba el 1 a 1, se podía probar cosas nuevas. Así fue como tuve la suerte de descubrir al buen Eliott casi desde el mismísimo comienzo. Los de Tower habían traído todos sus primeros discos, y me los fui llevando de a uno. Estuvieron esperandome semana tras semana a que me decidiera, como si estuviesen ahí sólo para que yo me los llevase. Arranqué con Either/Or, y empecé a ir para atrás, pero Tanya tuvo la suerte de llegar cronológicamente, y cuenta que el primer tema de Elliott que recuerda es Needle in the hay, que abre su segundo disco, Eliott Smith. Después vendría su ascenso a Dreamworks, su aparición en los Oscar, su súbita y absurda muerte en un incidente poco claro involucrando a un cuchillo, una especie de bizarra versión unplugged del escopetazo de Kurt, en todo sentido. Tanya Donelly explica que aquellos primeros discos de Elliott fueron muy influyentes, ayudando a generar una escena de músicos con la acústica y la voz bien al frente. La ex Throwing Muses, Breeders y Belly habla de Smith porque forma parte de un nuevo homenaje a sus canciones, producido por un sello indie llamado American Laundromat Records, dedicado en un principio a discos tributo. Los conocí hace un par de años, cuando hicieron uno bien cretino, un homenaje a la banda de sonido de Repo Man, del que ya hemos hablado anteriormente. La gente de American Laundromat amplió sus intereses editando también discos solistas de algunos artistas a los que se habían acercado para invitarlos a sus tributos y estaban sin sello, como Juliana Hatfield o justamente Tanya Donelly, pero con Say Yes!, su inevitablemente desparejo pero delicioso homenaje a Elliott Smith que apareció a fines del año pasado, han regresado a las fuentes. Ahí están J Mascis, Juliana Hatfield, Waxahatchee y Lou Barlow, entre otros, y también Tanya Donelly abriendo el disco con esta hermosa versión de Between the bars, un tema de Either/Or, que para ella es la canción perfecta. "Cuenta una historia con la que me puedo indentificar de muchas maneras: el amor y la bronca al preocuparte por una persona difícil, siendo uno también difícil".