martes, 15 de junio de 2021

Coki & The Killer Burritos, "Enloquecido"

Por qué te toca ese cáncer/ Por qué a vos sí/ Y a mí aún no

Hace meses que vengo cantando este tema una y otra vez, no se por qué justo ahora ya que conozco de memoria estos temas casi desde siempre, tal vez porque me hace levantar el puño, tener ganas de saltar, querer mirar a alguien a los ojos y sentir que vamos a cantarlo juntos antes de empezar a hacerlo. Supongo que eso es el rock, supongo que esa es parte de la magia de esta música, o lo es al menos para mi, esa coincidencia, ese compartir el mismo lugar antes de efectivamente hacerlo, esa invitación a estar juntos pase lo que pase, especialmente antes de que pase. Pero supongo que lo que mas me gusta de este tema de Coki & The Killer Burritos es cómo destila preguntas que no se suelen decir en voz alta, cómo va despojándose una a una de ropas que no tienen que estar ahí, pero que al mismo tiempo son la esencia del asunto. ¿Por qué tu casa no es mía?/ ¿por qué no vivo en un mar azul?, canta Coki, la gran estrella de rock que se merece Rosario, el rocker que nunca salió de allí, el tipo que no quiere ser lo que es pero que finalmente lo asumió, a tono con los tiempos que corren, que necesitan de héroes. O al menos de voces. ¿Por qué no tengo tu mismo coraje/ y dejar todo en la religión? Recuerdo haber leído por ahí que Coki ya no quiere ser llamado así, que su nombre es César Debernardi y ya. Y el grupo ahora es simplemente Killer Burritos, y así hay que buscar sus discos en las redes. Pero yo los conocí con ese nombre, y los discos que atesoro, los primeros, repiten ese nombre en el lomo, así que me permito nombrarlos así, aunque, claro, en la imagen que ilustra este post el que aparece es César, fotografiado por Máximo Conforti para la revista rosarina Barullo. Y podemos entonces, a partir de la foto, seguir con la pregunta del chiste, que bien podría estar en la cancion: ¿Doctor, qué padezco? Coki padece, sí, un osito en la foto, pero es también el gran oso del rock, el que volvió a casa manso y tranquilo, pero sabio y capaz de todo. Alguna vez lo definí como un Páez que se quedó para siempre en Ey, pero después de haber visto el especial que transmitió durante la pandemia, creo que hace tiempo pasó de ser sólo eso. En realidad nunca lo fue, pero semejante humorada como definición tenía la virtud de sintetizar para el lego de qué se trata más o menos lo que hacen los Burritos con Coki al frente. Su música y sus canciones son, qué duda cabe, el gran secreto del rock nacional que aún guarda Rosario, y hace tiempo que merece ser descubierto, más que nada porque no es pasado, nada de eso, el amigo César es presente puro y duro, y está hoy en su mejor momento. ¿Por qué esa chica es tan linda?/ ¿Por qué mis dientes cambian de color? Una de las cosas que me gusta de este último no-programa, que todavía es el nuevo Música Cretina aunque ya viene uno más nuevo, es que termina ahí arriba, con este tema de los Burritos en la cima. Se llama Enloquecido, y está en esa obra maestra que es Perdida, tercer opus del grupo, de su carrera solista. Vayan a ver, pasen y escuchen. Se llaman Coki & The Killer Burritos, o sino Killer Burritos a secas, liderados por César Debernardi, un pibe de Cañada de Gómez que pasó al frente cuando murió el líder, el que --según recuerda siempre-- era el talento de Punto G, la que era su banda de entonces. Una postal de lo que hay que aprender cuanto antes en la vida. Porque nunca somos los mejores, pero alguien tiene que ir al frente. Así que acá estamos, Libertad. Y estás mucho mejor. 

lunes, 14 de junio de 2021

Música Cretina 2021 #6

ESTO NO ES UN PROGRAMA

5-6-2021

Lado A

“Arco iris y cascadas/ fluyen por mi mente” 

1.- Shuggie Otis, Strawberry letter 23
2.- Milton Nascimento & Belmondo, Nada será como antes
3.- Terrenoire, Mon ame sera vraiment belle pour toi
4.- Leyla McCalla c/Rihannon Giddens, Rose-Marie
6.- Beth Orton, Hippy gumbo (Marc Bolan)
7.- Miley Cyrus, Plastic hearts

Lado B

“Es aburrido este viaje/ es aburrido el mismo color”

8.- Neneh Cherry c/Michael Stipe, Trout
9.- Índio da Cuíca, Jogo do malandro
10.- The 6ths c/Odetta, Waltzing me all the way home
11.- Jaco Pastorius, Portrait of Tracy
12.- Rosal, Piano bar (Charly García)
13.- Richard & Linda Thompson, Don’t let a thief steal into your heart
14.- Coki & The Killer Burritos, Enloquecido


Escuchar

viernes, 11 de junio de 2021

Leyla McCalla c/Rihannon Giddens, "Rose-Marie"

Los músicos no tienen secretos/ son como un libro abierto

Debería empezar presentándoles a la chica de la foto, pero como hace días que no hablamos del asunto, antes les aviso que hay un nuevo Música Cretina, y que mi deseo es que dejarlo sonar en la tarde de este viernes sea como cerrar los ojos y entregarse al sol de invierno, que calienta despacito,  como sumergiéndose en aguas templadas, que recuerda otros soles y otras tardes, y al mismo tiempo nos reconcilia con el aquí y el ahora, con la falta que hace. Aquí y ahora lo que corresponde entonces es presentarles a Leyla McCalla, la chica de la foto, una extraordinaria cantante y compositora criada en Nueva Jersey que empezó por el cello, pero dejó de lado el camino que tenía abierto de par en par hacia la música clásica para dedicarse a perseguir canciones populares y los ritmos que le pedía su herencia haitiana, que viene de sus padres. Fue tocando en las calles de Nueva Orleans que la descubrieron los Carolina Chocolate Drops, la banda de Rihannon Giddens, a los que se incorporó hasta que, poco después, comenzó su carrera solista con el disco de donde viene el tema que suena en este Musica Cretina, Rose-Marie, una cancion tradicional haitiana que remata con los versos que abren estas líneas, o al menos esa es la traducción del creole que ofrece el sobre interno de la reciente reedición de Vari-Colored Songs, originalmente editado en 2014. La foto que ilustra este texto es del arte de aquel disco, obra de Timothy Duffy, que se ha dedicado largamente a retratar músicos populares con ferrotipo, una técnica que se usaba en la fotografía callejera del 1800 ya que imprimía directamente en positivo sobre una placa de metal. Como bien recuerda McCalla en el texto que acompaña la reedicion, mucho ha cambiado desde entonces: editó varios discos solistas, giró por el mundo y fue madre tres veces. Pero --explica-- aunque la comprensión de su propia humanidad se ha expandido, y lo mismo sucedió con su visión y sentido de urgencia como artista, la reedición de estas canciones en un tiempo tan incierto en nuestra historia global ayuda a recordar todo lo que vino antes. Y lo que vino antes, y es expuesto en las canciones de Vari-Colored Songs, es un homenaje al mismo tiempo de la vitalidad de la cultura del primer país negro en sacarse de encima el domino blanco, que fue Haití, y una inmersión en la poseía del primer gran poeta negro norteamericano, Langston Hughes, protagonista de un movimiento llamado Renacimiento de Harlem, que sucedió entre los años 20 y 30 del siglo pasado, y también pionero en la poesía de jazz, llegando a colaborar con Charles Mingus, entre otros. Es fascinante descubrir que la poesía de Hugues --amigo de Eliseo Diego, Nicolás Guillen y el pintor Miguel Covarrubias, que ilustró la portada de uno de sus libros de poemas--, tuvo amplia difusión en castellano, llegando a ser traducida entre otros por Jorge Luis Borges, que lo presentó en la revista El Hogar, donde publicó su poema El negro habla de los ríos. En su reeditado debut como solista, que no por nada lleva como subtítulo A tribute to Langston Hughes, McCalla le puso música a varios de sus poemas, entre ellos el hermoso Song for a Black Girl, que bajo el título de Canción para una muchacha negra fue incluido por Julio Gómez de la Serna en Constelación negra: Antología de la Literatura Negroamericana, un memorable volumen publicado en Barcelona en los años 50. Tirando de todos estos hilos y de todos estos recuerdos, pasados pero muy presentes en este invierno de sol y pandemia, es que desde el lado A del último no-programa llega el banjo de la buena de Leyla, que canta --acompañada por la voz y el shaker de Rihannon-- sobre alguien que no tiene madre, ni padre, ni amigos, ni familia, y le pide a Rose-Marie que encuentre una forma de vivir con él. Un deseo y un pedido que suena mas que apropiado en estos días de divisiones y quejas, y tantos dedos que apuntan hacia el otro mientras que --como decían los Cadillacs-- son los otros cuatro con los que nos disparamos. Así que, vamos, encontremos eso que a esta altura debería ser obvio pero que tanto está faltando. Y cantemos todos con Leyla, con Rihannon, después de todo, los músicos son ese libro abierto. Y la música siempre ilumina. Y, si es Cretina, incluso también nos regala unas sombras donde relajar antes de seguir adelante.  

martes, 8 de junio de 2021

Shuggie Otis, "Strawberry letter 23"


Escucho bella música/ tan feliz y ruidosa

Se los presento: este joven de sonrisa plena y guitarra en las manos se llama Shuggie Otis, y la fotografía es la que engalana la contratapa de su segundo disco solista, Freedom flight, del año 1971. Es el disco que contiene el tema que abre el nuevo Música Cretina, un no-programa que comenzó a sonar durante el fin de semana y haremos todo lo posible para que siga sonando durante estos días... “hábiles”, je, seguro, porque eso quiere decir entonces que los de descanso son los torpes, ¿no? Shuggie sí que no tenía nada de torpe, nadie se atrevería a decir algo semejante del muchacho, que para cuando esta foto fue tomada acusaba apenas 22 años y ya era el futuro, el hijo talentoso de papá blusero Johnny, un pichón de Hendrix y Sly Stone que llegó a grabar con Frank Zappa en Hot Rats antes de cortarse solo, y que con su tercer disco, el celebrado Inspiration information, se anticiparia por media década al camino que recién comenzaría a transitar Prince cuando se terminaban los años 70. Pero quedémonos un disco antes, en Freedom flight, y en esta fotografía del legendario Ed Caraeff, que firmó para la historia nada menos que la imagen icónica del buen Jimi ante su guitarra ardiendo en Monterey, y aquí inmortaliza esa deliciosa sonrisa de cumpleaños del buen Shuggie, feliz porque el presente no podía ser mejor, y su guitarra era testigo del asunto. Luego vendría el contrato devuelto por el fracaso comercial de aquel tercer disco adelantado a su tiempo, y diversos abusos de todo tipo, de pastillas, de alcohol, de lo que sea. Otis supo perderse, y también --leo por ahí-- supo volver hace apenas unos años atrás, reconociendo en las entrevistas que concedió entonces que la ansiedad le ganó la partida, y que aquel guitarrista que declinó la invitación de Billy Preston para presentarse al puesto libre que había dejado Mick Taylor en los Stones tenía un futuro promisorio por delante finalmente terminó repartiendo diarios por las mañanas, y eso cuando no desayunaba con alcohol y se tomaba el día libre. El tema que abre el Música Cretina que está esperando sonar en esta fría mañana de martes se llama Strawberry letter 23, y fue el que el propio Shuggie ha confesado que supo mantenerlo a flote durante todo aquel tiempo en blanco, ya que fue un éxito en 1977 en manos de los Brothers Johnson con producción de Quincy Jones, Quentin Tarantino lo incluyó en la banda de sonido de Jackie Brown, y Beyoncé lo sampleó en 2003. Si llegás y no me ves/ voy a estar con mi nena, avisa Shuggie, y no es cuestión de molestarlo. Hay que dejarlo con su carta de frutillas para siempre, con esa música que nos alegra el día y aleja los malos recuerdos, que abre el cretínismo Lado A de un no-programa que recién está empezando a sonar y carga con muchos tesoros para compartir.