sábado, 28 de marzo de 2020

José Carbajal, "Retornando"

Sos la cosa pura/ que ha quedado en mí

El que canta es el uruguayo José Carbajal, más conocido como El Sabalero, y su canto forma parte del primer Música Cretina de un año que no alcanzó a empezar que ya parece haber terminado. O al menos está en pausa. Como un cassette, como un compact, como un download. Es un concepto —una tecla— que conocimos recién luego del vinilo. Porque un vinilo, como el tiempo, no puede estar en pausa. Todo lo que realmente está vivo, que deba moverse —aún sobre sí mismo, como los cuerpos celestes— para dejar huella de ese movimiento, no entiende ese concepto. La frase dice que la naturaleza no concibe el vacío, y lo mismo sucede con el tiempo: nunca se detiene. Se estira, se acorta, pero sucede. Lo mismo con nuestras vidas, con nuestra cabeza y con esa música que suena todo el tiempo, la música de nuestros días y nuestras noches, la que nos acompaña y nos acompañará desde nuestra memoria y nuestras ganas de saber que habrá futuro para llenar de música, o viceversa. Que si habrá música habrá futuro. No tengo respuesta para ninguna de las preguntas que puedan nacer de semejantes ideas, pero lo que puedo decir es que aún hay un Música Cretina para descubrir y así sacarle la pausa a este fin de semana, al menos por un rato. Como les decía, se trata del primero del 2020, y antes de saber cómo seria el año ya sabía como sería ese no-programa inaugural: sería lo que es, un Música Cretina totalmente Spotify free. O sea, nada de lo que suene acá lo podrán encontrar allá, donde muchos imaginan que está todo. Y el que elijo dejar sonar mientras escribo esto durante este mediodía de sábado es al Sabalero, un auténtico personaje de la música popular uruguaya, un cantautor avasallante, popular, dueño de un vozarrón capaz de las ternuras más simples, de una mirada de pueblo que se hace guitarra, pero que no imposta multitudes sino que es capaz de esbozar intimidades al tiempo que convoca a la reunión, a juntarse, a cantar reconociéndose, a la voz y la alegría colectiva. Si bien su música, sí, puede encontrarse en Spotify —hay discos hermosos, como el que me hizo descubrirlo, Angelitos, una extraordinaria grabación en vivo, con Jaime Roos en el bajo— , no aparece un álbum de título contundente, emocionante, excesivo y apropiado para estos tiempos: Abre tu puerta vecino y saca al camino tu vino y tu pan. Es un trabajo que el Sabalero grabó de este lado del charco en el año 1972, y hasta hace muy poco nunca había sido reeditado. Es un orgullo poder tener en mi discoteca la edición de Ayuí, que incluye el texto original que lo acompañaba, en donde Carbajal evoca “el olor a tinta de los diarios montevideanos, el café en los boliches de la aduana, la llovizna en los adoquines y los vinos silenciosos en el Mercado del Puerto”. Aquella melancolía de lo lejano y a la vez tan cercano es casi la que podemos sentir encerrados en esta nueva cotidianidad forzada, así que hay que apurar el trago, y hablar de ese temazo escondido en un disco lleno de clásicos del Sabalero, temas como Yacomenza o No te vayas nunca, Compañera. La canción que sentirán saltarles al cuello apenas empezado en Lado B se llama Retornando, y evoca la pureza y el desengaño de un amor de adolescencia, al que están dedicados los versos con los que arranca este post. El vino no trae las penas/ las penas las traigo yo, canta el Sabalero, que acabo de descubrir que en octubre de este año en pausa hará ya una década que no está entre nosotros. Vaya la sorpresa que me pegué cuando, abriendo alguna caja olvidada, encontré su nombre y dirección escritos de su puño y letra. Y recién entonces me acordé de haberlo entrevistado para el diario, en un camarín pequeño, antes de que subiese a tocar en Buenos Aires, en un boliche lleno de sus compatriotas que no se por qué lo evoco por el barrio de Once. Después de la entrevista nos debimos haber quedado charlando en ese tiempo perdido antes del show, y calculo que, como por aquella época yo andaba planeando un viaje por Europa, a pesar de ser casi un desconocido me pasó su dirección en Amsterdam, por si terminaba por ahí. Te debía una visita, Sabalero. Así que acá estamos, en cuarentena, pero abriendo la puerta, y con el vino y el pan afuera, en el camino. Retornando.

martes, 24 de marzo de 2020

Julio Bustamante, "Sur del corazón"


El viento pasa las páginas del libro/ en el silencio de la tarde del domingo

Ya no es domingo pero hagamos como que si. Morrissey siempre lo supo, todos los días son como domingos. Pero no lo estaba disfrutando, nada de eso: angustiado por la perspectiva, convocaba a la bomba atómica. Pero dejemos tranquilo al botón rojo, no lo necesitamos para el apocalipsis. La voluntad por el drama de Mozz tiene su contracara en este lento fade out de eterno fin de semana que estamos viviendo juntos, en cámara lenta, como quien se queda hipnotizado por un accidente sin darse cuenta que el cuerpo que está ahí tirado es el propio. Así que no nos vayamos de tema, volvamos a este martes que se interna en una semana que será como un domingo eterno. Como ya todos deben saber, hay un nuevo Música Cretina que inaugura esta tan cancelada temporada 2020, y entre los reunidos para la ocasión aparece un tal Julio Bustamante, que —como se puede leer en el verso que inaugura estas líneas— lejos de renegar por el domingo celebra el silencio de semejante día en su Valencia natal, mas bonita todavía —dice— cuando se queda sin tráfico y vacía. Se convierte en un sueño de verano/ mientras paseas por sus calles mas antiguas, canta Julio, y yo me entrego a que el viento pase las páginas, me dejo llevar por viejas callejuelas, y recuerdo que supe por primera vez del buen Julio durante un lejano viaje a Madrid —antes del virus, antes de todo, aún en el siglo pasado— en el que una noche terminé en un bar donde estaba presentando el disco que incluye esta canción. La canción se llama Sur del corazón y tiene aliento de clásico aunque entonces era nueva, y el disco lleva por nombre Entusiastas, y la populosa presentación tenia gusto a revancha, porque Bustamante era una pequeña leyenda, algo así como el último hippie valenciano, que había participado de la puesta local de... ¡Tommy! Entusiastas era el primer disco suyo que salía por una multinacional, Virgin, que a tono con la alternatividad de aquellos años había inaugurado un sello llamado Chewaka con afán de ponerse al dia. Creo también que todos sabíamos que el proyecto estaba condenado, que el buen Julio era tan de otra época que no tendría ni una oportunidad en los nuevos tiempos, pero por eso justamente todos brindábamos y celebrábamos, o al menos eso hacían los presentes, haciendo buen uso de la barra libre. Como viajero de otra parte del mundo yo no entendía muy bien lo que sucedía, y en ese viaje lo que hacia era sufrir cada vez más mi incapacidad de comunicarme realmente con la chica que me había llevado hasta esa fiesta. O tal vez nos comunicábamos tan bien que lo entendíamos todo sin decirnos nada, con los imposibles habiéndole ganado en silencio la pelea a los posibles, así que no era necesario amargarnos de más. Si no me equivoco, esa misma noche fue que terminé huyendo de esa celebración ajena para tocar el timbre en la Calle del Pez, subir al cuarto piso, y ofrecer para una fiesta más privada unos versos dedicados a otra frustración pero que dialogaban perfectamente con la nueva, que decían: “No quiero ser el estúpido que llama/ para acusarte a la tres de la mañana”. Pero —otra vez— no nos vayamos de tema, y volvamos a Bustamante y al Sur del corazón, un tema que si llego a armar un especial de canciones con silbidos no debería estar ausente, y que habla de una ciudad vacía, de una amante que parte saludando, y de esas playas que nunca nos van a abandonar, estemos donde estemos, esas que llevamos con nosotros donde vayamos, esperándonos siempre, en el sur de nuestro corazón. Ah, por cierto, de entonces a ahora Bustamante nunca la pegó, claro. Pero siguió sacando discos por su cuenta, o en pequeños sellos. Todos esos discos, cuyos títulos año tras año fui anotando en una libreta, y perseguí —o mas bien hice perseguir— mas infructuosamente que otra cosa, hoy esperan al alcance de la mano en Spotify. Todos menos este, el de la multinacional, tal vez porque nadie en Virgin —o quien sea dueño ahora del sello— sabe que lo tiene, ni le importa. Vaya uno a saber lo que semejante anécdota tiene para decir del mundo en el que vivimos hasta anteayer. Pero en mi mundo, en el que aún sigo viviendo mal que me pese, Sur del corazón es un clásico, un éxito, lo silbo donde vaya, y los invito a silbarlo conmigo, en el nuevo, nuevísimo no-programa que nos espera —dónde sino— al sur de nuestro Cretino corazón.

lunes, 23 de marzo de 2020

Tiger, "Shining in the wood"


Brillar es un placer/ que he vuelto a encontrar

La frase es del tema que abre el Lado B del primer Música Cretina del año, pero en realidad podría referirse justamente al hecho de hacer los no-programas. Hay que encontrar el placer, a toda costa. En un mundo apagado, hay que recuperar aunque sea un breve espacio donde se pueda brillar. En mi caso, se trata de algo tan simple —e inútil, supongo— como rejuntar mis temas cretinos, y prepararlos para compartir. Y escribir algo sobre ellos. Y ese algo a veces es complicado, y más en este caso, que para abrir el año —un año que, por otra parte, se va cerrando cada vez más— decidí armar una selección libre de Spotify. ¿Cómo es eso? Es que en el último tiempo toooodo el mundo me preguntaba por la bendita plataforma musical, y yo debía explicarles que no era posible reproducirlo ahí, que no estaba todo. Así que para que la pregunta se haga respuesta decidí que iba a armar un no-programa Spotify Free, y presentarlo justamente así. No fue fácil, debo confesar. Mal que me pese, casi todo está ahí. Incluso algunas de las selecciones más extravagantes. Pero esto no se llama Música Cretina porque si, y juntando nuestros tesoros más preciados —es casi un best-of, creo que todos los seleccionados ya sonaron en alguna de las encarnaciones cretinas— finalmente aquí está. Un no-programa cuyo Lado B arranca con un tema —y un quinteto— que no sólo no está en Spotify sino de la que casi no se pueden conseguir referencias online. Tiger fue uno de esos grupos rápidamente encumbrados por la prensa musical británica a fines de los 90, y con la misma velocidad fue olvidada. Shining in the wood es un simple que editaron justo después de su álbum debut, al que recién después de un tiempo le siguió un segundo disco que pasó sin pena ni gloria, y lo mismo pasó con la banda. Pero es una canción que me sigue energizando, con su ritmo enérgico y zumbón y esa voz cantante que con cada verso recibe un grito entusiasta como respuesta, recordando inevitablemente lo más guerrero de los B’52. Y que convoca a la fiesta. Una fiesta entre cuatro paredes, y tal vez un balcón. O una ventana. Una fiesta interior, mientras afuera el virus avisa que hay un estilo de vida que se ha terminado, como una versión 2.0 de la niña Greta, que también avisaba, mientras todos se le reían en la cara. Ríanse ahora, infames. Brillando en el bosque, como brujas, como espíritus, como sombras de la noche negra, bailemos mientras a la luz del día la vida tal como la conocemos —y la sufrimos— cambia o desaparece. Brillando en el bosque, mientras el mundo se inmoviliza en un rigor mortis que nos conduce directamente hacia un territorio desconocido. Nada sabemos, sólo que ya no seremos los mismos. Pero, eso sí, siempre habrá un espacio donde brillar. Aunque más no sea encendiendo un fuego hasta que no queden más que cenizas.

domingo, 22 de marzo de 2020

Quasi, "The poisoned well"

No vas a vivir mucho/ pero tal vez escribas la canción perfecta

No me canso de mirar al bicho de la foto, en el aire, con sus patas --¡y cola!-- extendidas. Para empezar, no estoy seguro de qué animal es. ¿Será una ardilla? Pero tampoco me puedo hacer a la idea si está atacando o huyendo, si todavía se está elevando en su salto o ya está cayendo, si efectivamente saltó o se tiró de algún lado. Sólo se que parece venir hacia mi, con los brazos —patas— abiertos. Son dudas que reflejan el estado de ánimo que genera el disco que incluye a esta foto en su portada, en el librillo desplegable del compact al menos, como pueden ver en la foto. El disco tiene un nombre igual de extraño y confuso: Incluye ‘Birds’, haciendo referencia a un tema que por supuesto viene con el disco, pero que no es específicamente un tema, sino que apenas es un minuto o más de grabaciones de pájaros cantando. O sea, es un disco que casi de manera literal cumple con lo que promete: incluye (ruidos de) pájaros. Pero lo que en realidad incluye es la música del grupo que lo interpreta, un dúo integrado por una pareja que ya no lo era entonces. Se llama Quasi: ella es Janet Weiss, baterista; él es Sam Coomes, principalmente tecladista. Featuring ‘Birds’ tal vez sea el disco de separación más terminal del rock de la segunda mitad de los años ’90, una era bastante musicalmente maníaco-depresiva de por sí, por lo que la foto de ese animal aún en el aire, viniendo hacia nosotros, que no se sabe si nos ataca o necesita ayuda, es el mejor resumen de la vida de sus intérpretes en ese momento, el espíritu de sus canciones y —nada casualmente— también el de la época que nos toca vivir. Nuestro día a día está suspendido en el aire como el bicho este, y aún no sabemos si nos va a caer encima o nos guiará hacia una nueva época, así que mientras tanto no es una mala idea explorar nuestros viejos —y mejores, de ser posible— hábitos. Y uno de esos lleva por nombre Música Cretina. Tengo el orgullo de anunciarles que después de tantos Rescates de Verano con el cambio de estación finalmente llega el primer no-programa de un año que debía ser especial. Pero, se sabe, cuando se piden deseos hay que ser específico porque, suele suceder, uno obtiene lo que pide. Y sí que el 2020 promete ser especial, y de la misma manera el comienzo de una nueva temporada Cretina lo es, con un no-programa totalmente Spotify free. O al menos eso creo, seguro que habrá algún tema que se me habrá escapado, pero la idea era que en este nuevo comienzo suenen temas bien nuestros, orgullos de la casa, nuestras mascotas, en el aire, escapando, atacando o volando, qué más da. Sólo herís a los que te aman/ eso puede ser verdad, pero está mejor dicho:/ Sólo herís al que te ama a vos, canta Coomes abriendo el tema que a su vez abre el Lado A de este nuevo, nuevísimo Música Cretina, cuyo título es traducible como El pozo envenenado —como para tener en claro de qué va la cosa— y que por supuesto incluye los versos con los que abren estas líneas. Pero esa frase tiene un verso más, dedicado al futuro cadáver joven y bien parecido que persigue esa canción perfecta: Por favor disculpá a aquellos que eligen no cantar con vos. Coomes fue el bajista de Heatmiser, banda que compartió con Elliott Smith, y Quasi salió de gira con Elliott cuando empezó a destacarse como solista. Vaya uno a saber si esos versos —ahora que lo pienso— en vez de estar dedicados a la pareja tal vez estén dedicados al grupo, que por entonces también se había separado. Lo cierto es que hay un nuevo Musica Cretina en esta ya tan joven y tan vieja cuarentena que nos rodea, y los invito a compartirlo. Y compartirla, claro.

viernes, 20 de marzo de 2020

Rescate de Verano 2020 #5

ESTO NO ES UN PROGRAMA

11-3-2020

Lado A

“Pensé en muchas cosas/ pensé en no pensar”

1.- Silver Jews, Send in the clouds
2.- Alberto Wolf & Los Terapeutas, De tan libre
3.- Baxter Dury, Afternoon
4.- The Raveonettes, Young and cold
5.- Arnaldo Antunes, Socorro
6.- Robert Cray Band, Great big old house

Lado B

“Muchas flores del mal/ en realidad no lo son”

7.- Robyn Hitchcock, Mexican god
8.- Palo Pandolfo & BBKid, Amor armado
9.- Nick Cave & The Bad Seeds, Deanna
10.- Naomi Shelton & The Gospel Queens, You gotta move (McDowell - Davis)
11.- Jóvenes y Sexys, Como siempre soñé (Javiera Mena)
12.- Bob Dylan, Long and wasted years
13.- Quique González, La vida te lleva por caminos raros (Diego Vasallo)
14.- Tommy Stinson, Meant to be

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(Emisión original: Musica Cretina 2012 #22, 17-9-2012)


jueves, 19 de marzo de 2020

Alberto Wolf & Los Terapeutas, "De tan libre"


Pensé en tantas cosas/ pensé en no pensar

Es de mañana en el último jueves de este verano del virus, y acá estamos, como dice el Mandrake, pensando en no pensar. Supongo —espero— que a esta altura ya lo conocen, pero por las dudas voy a volver a presentarlo: el Mandrake es Alberto Wolf, y no solo es uno de los grandes cantautores de ese pequeño aleph de la canción llamado Montevideo que aún no ha sido descubierto de este lado del charco, sino que incluso —tanto acompañado por su banda histórica Los Terapeutas como con una nueva bautizada Los Druidas— se ha terminado revelando como el mejor intérprete del rock uruguayo actual, a pesar de tantos productos exportables que insisten en usurpar semejante etiqueta. Pero no estoy hablando acá de actitud (algo que al Mandrake le sobra, digamos incluso que lo habita) ni de géneros musicales, sino —como siempre— de canciones, y entonces sí, hay que sacarse el sombrero y dejarse maravillar, entregarse a un repertorio que incluye una y otra y otra maravilla. Sí, el Mandrake es el que mejor escribió un tema de Jaime que no necesito escribir Jaime, Amor profundo, pero es dueño también de toda una corona de temas que lo instalan en el trono cuando hablamos de compositores de los últimos tiempos. De tan libre es uno de esos temas, una canción que se eleva y nos eleva, que arranca triste y se llena de vida y de deseo, hasta poder anunciar su libertad. ¿Libertad de que? Para empezar, la libertad de ese pensar y pensar, del asecho de —como canta el Mandrake— las aves de la noche. Cantaba entre los muertos/ triste y sin fe, es la frase con la que arranca el tema, y suena demasiado cercana y ominosa como para detenerse en ella, sólo les aseguro que apenas es el punto de partida para una canción decididamente festiva, capaz de terminar cantando —como solo lo puede hacer el Mandrake, realmente— el video de Wanda Nara/ me enviaste en un mail. Por eso es que desde acá lo celebramos como Cretino honorario hace ya tiempo, y los invito a hacer play y dejarlo sonar casi en el comienzo del último Rescate de Verano 2020 de este bendito no-programa capaz de hacer disfrutable —al menos mientras dure ese play— este tiempo suspendido. Ya no pienso en más nada/ y sólo miro el reloj/ estoy ansioso que renazcas/ te extraño tanto, canta el Mandrake, canto yo y cantemos todos, y permitamos que la música nos salve. Y si es Cretina, mejor.

jueves, 12 de marzo de 2020

Silver Jews, "Send in the clouds"


¿Por qué los monstruos no se pueden llevar bien/ con otros monstruos?

Este monstruo avisa que hay un nuevo Música Cretina. En realidad no es nuevo, sino que es vintage. En realidad es el último Rescate de Verano 2020, que llega justo para cuando un día entero de lluvia deja paso a este sol aún estival que nos ilumina. Y comienza con un clásico —indie, por supuesto— de un tal David Berman, más conocido como el líder de Silver Jews, la banda que formó con Stephen Malkmus mientras estaban en la universidad, a fines de los 80. Traigan las nubes/ dejen caer la lluvia, canta Berman en este temazo del tercer disco del grupo, American water, de cuando la condena de ser considerada como una banda paralela de Pavement ya se había diluido un poco. Berman volvió a ser noticia el año pasado cuando regresó con gloria después de una década de silencio rocker bajo el nombre de Purple Mountains. Y después de las consabidas entrevistas por la novedad, se suicidó con apenas 52 años. Soy el truco que mi mamá le jugó al mundo/ diecisiete doctores no podían decidir/ si debían permitirme entrar al juego, canta el Berman de los escalofríos desde un tema que abre con toda justicia este viejo/nuevo no-programa que los invito a disfrutar durante un jueves que promete ser pegajoso, paranoico, lleno de ansiedad y fatalidad. Cierren las persianas/ apaguen las luces, pide el buen David, pero no hay por qué hacerle caso. Allá lejos, desde el fondo de un pozo cretino, me llega otra voz que advierte: salgan al sol, paquetes. Aprovechen que cuando llegue el invierno tal vez recordemos con nostalgia estos días. Y noches. Especialmente las noches.

martes, 10 de marzo de 2020

Rescate de Verano 2020 #4

ESTO NO ES UN PROGRAMA

28-2-2018

Lado A

1.- Ethan Jones, Don't reach too far
2.- Esteban R. Esteban, Rocky (Morfi & Vinacho)
3.- Richard Thompson, Straight and narrow
4.- Marie Pierre Arthur, Si tu savais
5.- Paula y Los Besos, Pozo de fuego (Johnny Cash)
6.- Adrian Younge presents The Delfonics, Lost without you
7.- Snorri Helgason, Misty roses (Tim Hardin)
8.- Kiko Veneno, La vida es dulce

Lado B

9.- Magazine, The light pours out of me
10.- Canario Luna, No la quiero mas
11.- Jim White, The wound that never heals
12.- Nacho Vegas, El hombre que casi conoció a Michi Panero
13.- Future Bible Heroes, All I care about is you
14.- Franco Battiato, Up patriots to arms

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(Emisión original: Música Cretina 2013 #11, 24-6-2013)

lunes, 9 de marzo de 2020

Future Bible Heroes, "All I care about is you"

No me importa si es complicado/ de pronto ya no deseo estar muertx

No se de quién son las piernas de la imagen que ilustra este post, sólo que forman parte de la portada del tercer disco de Future Bible Heroes, una de las tantas bandas paralelas de Stephin Merritt, el líder de The Magnetic Fields. En este lunes de paro y marcha, estaba indeciso sobre qué postear, pero si ayer recordamos el Música Cretina del año pasado en honor al 8M, íntegramente dedicado a cantantes femeninas, que el bueno de Merritt sea hoy nuestro pasaporte para escapar del tema del día y poder volver a los Rescates de Verano 2020, tomando su mano para terminar de despedir el cuarto no-programa vintage de esta temporada que aún es estival, y pasar al siguiente. El disco se llama Partygoing, y el tema lleva por nombre “Todo lo que me importa sos vos” y parece un tema de amor, pero como se trata de Merritt nunca queda claro de amor a qué, e incluso de qué se trata ese amor. De hecho, el disco tiene temas con títulos mucho más inquietantes y específicos, como “Satán, el tuyo es un camino difícil” o “Mantené a tus hijos en coma”, pero Merritt evidentemente se deleita cuanto más escondida está la gilette en la manzana que nos invita a comer, y en el caso de All I Care About Is You ese “vos” no sólo no tiene género —una preocupación específica en sus canciones, al punto es lo que más insistió en conservar para las traducciones al castellano de Los Campos Magnéticos—, sino que podría ser cualquier cosa, o incluso no ser, directamente. No me importa si está todo en mi cabeza, canta Merritt, y supongo que esa es la idea de las canciones, de todas las canciones del mundo: referirse a ese mundo que no es el nuestro pero que lo ilumina. Pero volvamos a Merritt, a este lunes pesadísimo y de marcha, al Rescate de Verano 2020 que incluye este tema de Future Bible Heroes, y a los desgarradores (y también liberadores) versos que abren estas líneas, que no puedo menos que pensarlos refiriéndose al tema de estos días, a la lucha por el aborto y los derechos de las mujeres, la lucha por la visibilización LGBTI y siguen las firmas y los puños en alto, y me quito imaginariamente el sombrero ante Stephin, siempre tan ecuménico y al mismo tiempo tan específico, dedo en la herida, siempre del lado de lo más inquietante, de lo que despierta y no de lo que adormece. Una característica que habremos de conservar ante toda clase de poder, ya sea propio o ajeno. También lo dice Merritt: El amor y el arte nos guiarán/ Simplemente llevame al cine/ sostené mi mano. Vamos de la mano entonces, siempre hacia la luz. Aunque también sea el lugar más oscuro.

martes, 3 de marzo de 2020

Paula Trama y Los Besos, "Pozo de fuego" (Johnny Cash)


Estoy cayendo en un pozo de fuego/ mas me hundo, mas me entrego

Me pasa cada vez que enciendo el horno. Abro el gas, acerco el fósforo encendido a la punta del caño que lleva al quemador y espero. Enseguida, el gas llega hasta el fósforo y el horno se enciende. Cuando eso sucede, siento como si algo se llevase el fuego. De hecho, el fósforo se apaga. El fuego, como si fuese un objeto, ha pasado de la madera ardiente a las profundidades del horno. Algo se lo chupa. Una mano invisible se lo roba de pronto, y se lo lleva hasta el calor del infierno. Todo esto lo pienso, una y otra vez, cuando me toca encender el horno. También pienso en que el horno bien podría ser una puerta. ¿Hacia qué? ¿Hacia donde? No lo se, tal vez Silvia Plath supiese algo al respecto, ya que metió la cabeza y se dejó ir. Un horno apagado es algo que siempre hay que limpiar, pero encendido es otra cosa. Hubo una época en que supuse que podía ser humorista gráfico y, aunque nunca fui un dibujante prodigio, llegué a tomar cursos, a dibujar un par de chistes, incluso a publicar y, el colmo de los colmos, hasta exponer en alguna muestra. Nunca menosprecien el poder de ser un niño prodigio, o fingir serlo, y que todos sepan que no lo sos —empezando por vos— pero nadie quiera ser el primero en decirlo en voz alta. Esa breve carrera se terminó cuando se me ocurrió un chiste que no pude dibujar. Era un chiste que involucraba un cocinero, y —por supuesto, sino por qué creen que estaría recordando todo esto— un horno. El cocinero estaba abriéndolo, asomado a su oscuridad, y desde el fondo se alcanzaban a ver dos ojos abiertos. El cocinero decía, entonces: “Me parece que todavía no está listo”. Aun me parece un chiste tan bueno, que creo que se lo debo haber robado a alguien y ya no lo recuerdo. Es bien del estilo de mis venerados Gahan Wilson o Gary Larson. Espero que si Nik lee esto se lo robe, y los ojitos abiertos —ojalá que no por mucho tiempo— dentro del horno sean los de Gaturro. Pero si hay algo que espero es que toda esta parrafada sirva para tentarlos a que se acerquen al infierno del Rescate de Verano 2020 de esta semana, que incluye el tema en el que se cantan los versos con los que abren estas líneas. La que canta es Paula Trama, una artista por la que estoy orgulloso de poder decir que aposté desde el minuto cero, creo que justo cuando alguien pisó el ukelele con el que se acompañaba sus lecturas de poesía y decidió que ya era hora de conseguir una guitarra. Este tema forma parte de un repertorio que reunió con su proyecto de traducciones, y que incluye versiones de Velvet Underground, T. Rex o Robert Wyatt —deliciosas y atrevidas versiones, digamos todo— que terminaron luego sumándose a los primeros EPs de Los Besos, mucho antes de que fuesen la banda que hoy son. Aca Paula se disfraza de Johnny Cash, y juro que la puedo ver repitiendo la famosa foto en que el gran Johnny le mostraba el dedo medio a Nashville, por qué no. No hay nada más Cash que una Trama, o al menos debería ser así. Y lo cierto es que Paula —y su hermosa nariz— se quema siempre cada vez que canta. Por favor Paula robate mi fuego cada vez que quieras, te aseguro que no te voy a perseguir ni preguntar nada, solo llevate una y otra vez el fuego. Y cantalo como lo cantas haciendo de Johnny, como suena al promediar el Lado A de este Música Cretina vintage y de estreno otra vez, para descubrir tema a tema, incendio por incendio, bajo el sol de un verano que se tomó su tiempo, pero ya está con nosotros, y nos recuerda que mientras haya música, qué importa el calor. Lo que importa es la mente, dejarse caer, hundirse y entregarse en este pozo Cretino, qué tanto.

lunes, 2 de marzo de 2020

Esteban R. Esteban, "Rocky" (Morfi & Vinacho)

La ruta fue tu paraíso/ y el infierno fue un camión

Sigue el calor, sigue el verano, y sigue el repaso por algunos Música Cretina vintage en este primer lunes de marzo a pleno sol en que suena y resuena en mi cabeza la música de los chicos de la foto. Para quienes no los conocen, son los hermanos Arizona, más conocidos como Morfi & Vinacho, una leyenda de fines de los 80, protegidos de Andrés Calamaro e inmortalizados por Rodrigo Fresán y Laura Ramos en sus columnas antes siquiera de que pudiesen hacer sonar sus canciones. Una saga para conocedores y que había quedado inédita por la trágica muerte del más joven, Guillermo, a la tierna edad de 26 años. Tan prematuro fue todo con los Arizona, tan rápido llegó y se fue, que el Guille ni siquiera alcanzó a sacar el carnet para el club de los 27, dejando solo a Gustavo, aguantando los trapos. Para quienes llegamos después a esta historia, los Arizona apenas si fueron una contraseña, un mito, un espejismo con nombre de una película de los Coen, tan acelerado todo que respetaba incluso el espíritu de comedia slapstick, bien física y veloz, de aquella película vital, felizmente poco pretenciosa y siempre energizante. Todo ese candor y también esa ferocidad es lo que se podía leer entre líneas de su leyenda, y cada vez que una canción de su repertorio asomaba aquí o allá, era como estar en posesión del testimonio de la existencia de un universo paralelo en el que los dos hermanos habían seguido juntos y adelante, la habían pegado, y cambiado el rock a su imagen y semejanza. Cada uno de esos temas eran clásicos instantáneos, aunque los escuchases por primera vez, que era lo que generalmente sucedía. En este mundo donde los secretos sobreviven a la luz del día, Morfi & Vinacho ya no son más un mito, sino una realidad, pero siguen siendo un misterio: busquen en Spotify el disco que reúne todos sus temas inmortales, rescatados de su único demo por Guillermo Piccolini, uno de los complotados —junto al Bebe Contepomi, Calamaro y demás— para permitir que Tlon exista, que ese mundo en el que las canciones de los Arizona suenan todo el tiempo esté en este mundo, acá mismo. O a un click de distancia al menos. Lo que suena en nuestro Rescate de Verano 2020 de esta semana, sin embargo, no son los Morfi, sino Esteban Rial —o Esteban R. Esteban— en una grabación que sólo se puede escuchar en el Universo Cretino. Rescatada de su paso por el programa Diario del Futuro, que solíamos hacer con Nicolás Lantos y demas complotados en Nacional Rock, aquí tenemos una despojada versión de un tema que entonces estoy seguro que todos los presentes escuchamos por primera vez y todos sabíamos que estabamos ante un clásico, aunque no lo fuese. El autor de la nota que desplegó la historia de Morfi & Vinacho en tapa de Radarbúsquenla, está todo ahí—, en una grabación exclusiva de Música Cretina y totalmente Spotify Free, canta ese himno que es “Rocky”, solito con su guitarra, mas Joven Low Fi que nunca, y eterno como los Arizona. Déjenlo sonar casi al comienzo del Musica Cretina vintage que estamos disfrutando en estos primeros días de un marzo que recién asoma. Y quiere que nos asomemos con él.

domingo, 1 de marzo de 2020

Franco Battiato, "Up patriots to arms"


A rebelarse, estúpidos/ que el agua de los ríos desciende muy crecida

En este domingo luminoso, agobiante e institucional, nunca está de más recordar que también somos Cretinos y aún estamos en plena temporada de Rescate de Verano 2020. Así que bien podemos empezar a deshojar la aún por estrenar cuarta margarita vintage de nuestro orgulloso ramo estival posando la mirada sobre el hombre de la tapa de aquí arriba, que es el que canta los versos que inauguran estas líneas. Hace varios días que tarareo sin parar esta canción del gran Franco Battiato, supongo porque la realidad cada vez más demuestra que imita su arte (y también gracias al descubrimiento festivo de fanatismos compartidos), pero cuando releo lo que escribí hace ya siete (!) años sobre este mismo tema, me sorprende descubrir que se repite justamente esta cuestión: la confesión de estar escribiendo sobre Battiato después de que sus canciones colonicen mi cabeza durante semanas. Siempre recuerdo que la primera vez que escuché a hablar de él fue con La voz del amo, un fascinante disco de tecnopop que se editó en castellano a mediados de los 80, tal vez su gran disco internacional. Sorprendentemente, pese a que en general la crítica local de rock supo históricamente hacer oídos bien sordos a todo lo que no sea anglo, creo recordar que alguna reseña asomó por ahí, en revistas mas o menos alternativas de la inmediata post dictadura como Twist y gritos o Tren de carga, y me llamó la atención. Por entonces estaba de moda escribir de manera ligera, honesta y también un poco pasándose de listo sobre todo lo que no era demasiado importante, y éste fue el caso. Pero, a pesar de ese aire, la sensación de que Battiato era cosa seria se instaló en mi cabeza de manera temprana. Luego pesqué alguna nota decididamente entusiasta y mucho más empapada en el tema que apareció en Radar —¿habrá sido de Juan Forn?— por lo que siempre anduve tras su pista. Pero tengo que ser honesto: creo que nunca le presté realmente atención hasta que tocó en Buenos Aires, y Andrea Prodan se explayó sobre su fanatismo (el suyo y el de su hermano Luca). “La nariz de Battiato es como un cuchillo que corta hasta el inconciente”, me dijo Andrea, y me entusiasmó tanto que me sumergí por primera vez en su obra. Evidentemente emergí de allí con la cabeza llena, y apasionado. Tanto, que desde entonces no dejan de sonar y sonar los temas de Battiato en mi cabeza. Las barricadas se alzan/ por cuenta siempre de la burguesía/ que crea falsos mitos de progreso. ¿Cómo no amar a un artista capaz de incluir semejante verso en una canción? Así que los invito a dejar sonar este viejo-nuevo Música Cretina en el calor pleno de este primer domingo de marzo, hasta llegar al mismísimo final, que estelariza Battiato con este tema que parece escrito ayer, pero ya tiene nada menos que cuatro décadas. No tengo yo la culpa si existen verdugos, si existe la imbecilidad, canta el buen Franco, que hace honor a su nombre y también a la música. Siempre Cretina, claro.