martes, 31 de julio de 2018

Robert Forster, "Songwriters on the run"


Se los presento, por si hace falta: este señor se llama Robert Forster, nació hace 61 años en Brisbane, Australia, y si no fuese por la guitarra --y los libros de rock a su espalda, entre los que se leen claramente los nombres de Dylan y Keith Richards-- podría pasar tranquilamente por un evangelista. De hecho, así se titula su disco solista más celebrado, The evangelist, que ya tiene una década. Pero estamos aquí reunidos para hablar del disco que vino después, el último que sacó hasta ahora, Songs to play. O sea, canciones para tocar (y jugar, por qué no). Aunque en realidad estamos reunidos para muchas otras cosas, siempre más importantes. Celebrar el sol del martes, por ejemplo. Recordar que el invierno también sabe poner buena cara. Y avisar que con el fin de las vacaciones esta semana regresan los rescates de Música Cretina en la FM Universidad de La Plata (todos los sábados, de 23 a 24). En uno de esos últimos no-programas rescatados es que aparece el amigo Forster, cantando una de las canciones de ese hermoso disco, al que descubrí en un largo viaje de regreso en ómnibus desde Montevideo. Más de un tema se hizo cretino, pero el que me despereza esta mañana es Songwiters on the run, o sea Cantautores huyendo. Una sugerente y ominosa saga que acompaña el escape de una pareja de músicos como si fuesen Bonnie and Clyde. Ya escribí sobre este tema y ese viaje en ómnibus revelador, sobre Forster, sus libros sobre rock y, especialmente, su ex grupo Go-Betweens en un post amanecido un par de años atrás, cuando el Música Cretina que lo contiene vio a la luz originalmente, y que los invito a repasar cortesmente. Pero ahora la invitación es a que hagan play y con paciencia recorran un no-programa que abre con Prince y sigue con Charly, y que recién en su lado B, entre Charles Bradley y Los Lobos, verán aparecer a nuestro Evangelista jugando con una de sus canciones del disco que nos ocupa, amenazando --acompañado por la voz de su mujer, Karin Bäumer, cual Gainsbourg y Jane Birkin-- con eso de que: Y tenían canciones para cantar/ y no tenían tiempo que perder.

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