Leias la Biblia/ comiendo cucumelos
Acá lo tienen, acompañado por sus Druidas, con los que suena en el último no-programa cosecha 2018. ¿Hace falta presentarlo? Tal vez si, al menos de este lado del rio. Se llama Alberto Wolf, pero todos lo conocen como el Mandrake. Es uruguayo, como Eduardo Mateo, como Jaime Roos, como Fernando Cabrera. Las referencias no son gratuitas: fue devoto de Mateo al punto de que la noche de la internación final del autor de Yulele en realidad tenían planeado hacer un show juntos; durante mucho tiempo fue una suerte de mini Roos, llegando a componer el mejor tema de Roos que no es de él sino suyo, Amor profundo; y si pongo a Cabrera en la lista mas que nada es porque no debería tomarle al Mandrake tanto tiempo como el que le tomó a Cabrera cruzar el charco como se merece. Tendría que ser el siguiente en la lista: aquí lo tienen, este es el Mandrake. Y también habría que escucharlo en sus propios términos, ya que el año pasado se editó por aquí su primer disco solista, desenchufado, acústico. Pero el Mandrake hace casi diez años que su mejor rostro lo muestra rockeando. Sin ir mas lejos, su último paso fue desarmar a sus Terapeutas --que ya eran bastante rockeros-- para acompañarse con un trío decididamente rocker. El debut de Mandrake y Los Druidas demuestra que está por el buen camino. Creías en tantas cosas/ soñabas despierto, canta Mandrake apenas arranca el disco, y también al final del Lado A de un Música Cretina que tal vez alcance a calentar un poco este lunes tan frío. Tu propia ingenuidad/ decías te va a salvar. Estos son los días, señorxs. O eran, por suerte.
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