domingo, 22 de julio de 2018

Al pan, pan


El hombre que está delante mío en la cola de la panadería se da vuelta y me muestra el vuelto: un billete nuevo de veinte. No nos hemos mirado ni dirigido la palabra mientras esperamos nuestro turno, es temprano y hace frío, estamos encerrados en nuestros gorros, bufandas y abridos. Es entonces cuando me mira con una mirada cansada y me dice, señalando al guanaco: "Hasta el dinero lo cambiaron". Y cuando estoy por hacerle un comentario cómplice, porque tiene el aspecto de ser peronista de toda la vida, ancho, retacon, manos y rostro de laburante, ni me da tiempo a contestarle y me sorprende: "Pensar que yo lo voté". Ahí sí me quedo mudo, mirándolo, y apenas le alcanzo a contestar: "No se si puedo perdonarlo, amigo". Junta todos sus paquetes en silencio, evidentemente salio a hacer las compras del domingo, y se va hacia la puerta sin decir nada mas. En el apuro, se deja sus treinta pesos de pan sobre el mostrador, asi que lo llamo y le alcanzo la bolsa. "Uh, por pensar en... el hombre", dice, a modo de resignada explicación. Y agrega, antes de salir al frio: "Ahora le voy a votar doble en contra". Me sucedió recién, en mi barrio. No se si el pan después de este diálogo me pareció mas frío o mas calentito.

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