miércoles, 23 de julio de 2014

Titas, "Flores"


Las flores de plástico/ no mueren

De la misma manera que a los Paralamas se les hizo llamativamente fácil su inserción inicial dentro del mercado argentino, lo de los Titas resultó ser imposible. Pero nadie puede negar que lo intentaron: resultaron demasiado duros para el público de Paralamas –junto a los que tocaron en Dr Jeckyll--, y demasiado blandos para el de Sepultura, ante el que fracasaron al telonearlos en Obras. Junto a Legiao Urbana, Titas y Paralamas fueron las tres grandes bandas del rock brasileño de los 80, a las que les costó –salvo a Legiao, convertida al culto Renato Russo—entrar en su segunda década de vida. Pero como suele suceder dentro del mundo del rock, la perseveración los hizo descubrirse como clásicos durante su tercera década. Y Legiao, en cambio, con la muerte de Renato pasó directamente a la categoría de mito. Pero eso es otra historia. Para Paralamas fue vital haber encontrado entonces el aire necesario para seguir adelante en la escena argentina, ocupando un extraño lugar a medio camino –digamos-- entre Pericos y Sumo, y convirtiéndose en casi locales durante la primera mitad de los 90. Un camino imposible para los Titas, no sólo por ser un grupo de intereses más amplios y por lo tanto más difícil de encasillar –son de San Pablo, después de todo--, sino porque estaban pasando en ese momento por una serie de transformaciones, entre ellas la salida de Arnaldo Antunes del grupo y el endurecimiento de su sonido con Jack Endino como productor. Este hitazo es de su quinto disco, de su mejor momento como grupo, antes de que dejasen que Endino podase sus hermosas ramas locas y los convirtiese en un arbusto grunge. El disco se llama O blesq blom (1989), y despliega toda clase de estilos. Cantado por Branco Mello, el irresistible Flores es el tema más directo del álbum y un obvio simple. Leo por ahí que la letra, sin embargo, se refiere al suicidio, y no me extraña. Nada más Titas que poner la gilette en el tobogán, el alfiler en la manzana, ponerle un toque de sangre a las flores de su hit. Por eso es que esta cretinada suena perfecta para el mediodía de un frío miércoles soleado de invierno. Y también casi al final del Lado A del no-programa de esta semana, que recién está dejándose escuchar.

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