Hola, ¿cómo estás?/ Aquí estoy/ ¿Dónde estás?/ Cuanto tiempo pasó/ Y yo sin verte
Creo que fue cuando tuvo la gentileza de aceptar la
invitación al ciclo de Martes de Poesía y Música –compartió fecha con Fernando Noy, y fue algo mágico—que Leo
García me contó que estaba preparando un disco nuevo que me iba a gustar.
Porque estaba volviendo a trabajar con Pablo Schanton, y había temas como en la
época de sus primeros discos. Leo sabía de lo que hablaba, porque nunca dejó de
recordar que todo el revuelo alrededor de su tema Morrissey había empezado
gracias a mi entusiasmo al verlo estrenar la canción una noche en el Morocco. Ya
venía batiendo el parche por Leo, tanto con Avant Press como con su debut solista
para Indice Virgen, pero cuando empezó a componer con Schanton claramente pegó
un salto. Por entonces Música Cretina –en su versión sí-programa, je-- había
pasado de La Tribu a Supernova, y estaba invitando a músicos amigos a traer
canciones urgentes, recién salidas del horno, y tocarlas en vivo, antes del
cierre. Morrissey fue una de las primeras, y la usé también como avance del
programa, estrenando un slogan que aún hoy permanece: Gente sensible, música
cretina. Una frase que sin dudas encaja como anillo al dedo al tema de Leo y
Pablo. Lo que habían logrado juntos es algo que se repite por todos lados en
esa gema injustamente olvidada que es Mar, el disco que Cerati produjo para
Virgin, o sea EMI: una sensibilidad que no cae en la trampa del sarcasmo, aún
cuando no deja de tener siempre un guiño autoconsciente. Pero ese saber no es
usado como coartada, sino para ahondar el sentido, para cortar más cerca del
hueso. Supongo que la razón para que ese disco y ese repertorio hayan caído en
el olvido son muchas --¿demasiada expectativa por la producción de Gustavo?--,
pero la culpa decididamente no la tienen las canciones. Lo cierto es que Leo
dejó de trabajar con Pablo, y siguió haciendo discos, en los que siempre hay
cosas buenas, y también de las otras. Nada me gustó más que descubrir que en Algo
real, un disco editado el año pasado, Leo vuelve a ser el mejor Leo. O al menos
el Leo que me gusta a mí, lleno de canciones. Y canciones compuestas junto a
Pablo, por supuesto. Como ésta, que parece funcionar casi como pedido de disculpa
y brindis por el reencuentro de aquel Leo con su público. Un tema que suena
perfecto al sol de este feriado patrio y mundial, porque también puede ser el
espíritu de la semifinal el que la canta: ¿Cómo es vivir sin mí? Pongan a quien
se les ocurra cantándola, siempre funciona. Por eso es que suena también reabriendo el
no-programa de esta semana, ahí, casi al comienzo del Lado A. Pasen y escuchen nomás.
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