A veces vengo/ a veces quiero ir
Buenos días, lunes. Buenos días, semana. Buenos días,
Cretinos. Prometido, prometido/ estamos en guerra. Siempre me gustó este
disco de Fabiana Cantilo. O
mejor dicho: siempre me gustó Fabiana. Creo que nunca la vi cantando en la
primera época de Los Twist, pero si la vi muchas veces formando parte de
la banda de Charly, por supuesto. Y recuerdo especialmente también un show
increíble en el Recoleta, no sé con qué grupo efímero, en una exposición
llamada Menos de 30, donde también me voló la cabeza la primera formación de La
Portuaria –cuando Frenkel ya había pasado de escuchar Peter Gabriel a escuchar
Talking Heads—y los Todos Tus Muertos haciendo Abrite camino hacia el otro lado, su
cover de los Doors. No recuerdo, en cambio, el grupo con el que cantó
Fabi, pero si sus piernas, ahí arriba, tan cerca. Recuerdo haberla conocido con Fito, una larga noche después de algún Piso 93 –habrá sido uno en el que fue como invitado--, donde la seguimos en el departamento que ocupaba la pareja,
caímos ahí de madrugada con el Rafa y Kleiman. La pasamos bien, fueron muy buenos
anfitriones, y nunca me voy a olvidar de la vecina que tocó la puerta para
quejarse por los ruidos que generaba nuestra actividad a semejante hora, que
cuando Fabi abrió la puerta le escupió un Señora, o lo que sea. Creo
que fue la primera vez que realmente empecé a atisbar lo que significaba
realmente para ella ser Fabiana Cantilo. Mi primera entrevista para un medio
gráfico la hice con ella, para la revista Rock & Pop, y como buen
principiante dejé el pregunta y respuesta demasiado largo, supongo que todo me
parecía interesante. Sergio Marchi
fue un editor generoso –demasiado, creo, yo hubiese preferido que cortara
algo—y la dejó entera, como respeto hacia mi debut. Hace algunos años me
tocó entrevistarla para Radar, cuando ella acababa de salir de su internación.
Antes había grabado uno de los mejores temas de su carrera, Una
tregua, pero estaba frágil, apagada. No quise escribir la nota, me
parecía que era ortiba contar lo que había visto, pero su gente de prensa no me
dejó opción. Sólo me quedé tranquilo con el resultado cuando Fernando Noy me presentó durante el show de La Trastienda que había que promocionar con esa nota, y ella me agarró las manos y me
agradeció el retrato que había hecho de su hija. Es una de esas pocas
medallas que uno se cuelga, porque había sido fiel a lo que había visto, y al
mismo tiempo había quedado parado del lado correcto. Siempre me pareció que lo
que uno no puede decirle en la cara a un entrevistado, no tiene derecho de
escribirlo. Pero, en este caso, la procesión iba por dentro. Me gusta la
Cantilo rocker de este disco del 88, el segundo de su carrera, producido por
Fito –suena demasiado Páez el verso lo que pesa es lo prohibido/ sobre la tierra,
¿no?—y acompañada por Carámbula y sus Perros Calientes. Sin embargo para muchos
es apenas este tema, el que sonó incansable en la radio, porque el disco casi
ni existió. Fabi nunca lo presentó en vivo y tampoco no se debe haber vendido
demasiado. Pero este Empire State –¿por qué se llamara asi?—suena
perfecto para esta mañana de lunes invernal, con el sol aún sin decidirse a
asomar, y las noticias que llega desde Nueva York serán la sal del día, y de la
semana. Y también suena perfecto casi al final del Lado B de un Música Cretina
que todavía tiene mucho para dar.
Temaso de la fabi cantilo. Me encanto el blog, hace rato que estoy dando vueltas.
ResponderEliminarTe dejo mi joven blog de critica musical http://www.blogdenatalio.blogspot.com.ar/