Felipe, Dylan y el Darno
Yo le debía esta canción, Doctor/ guárdela dentro de su maletín
Tengo que agradecerle a Alfredo Rosso que el sábado a la
noche en Montevideo me terminé dando una vuelta por el Solís, para ver Darno,
Las canciones del Zurcidor, el espectáculo que realizaron Ana Prada, Laura
Canoura, Maia Castro y Mónica Navarro. Y Felipe me tiene que agradecer haberlo
llevado. Porque si no fuese por Rosso, me lo hubiese perdido. Y si no fuera porque
esa noche, antes de entrar al Solís, me pasé temprano a tomar un fernet por una
Ronda vacía, Felipe no hubiese podido pegar alguno de sus entusiastas gritos coronando los mejores momentos que se vivieron en el Solis. Si, ya sé, conozco
el chiste: Che, Pérez es mas uruguayo que todos nosotros. Eso es lo que pensé
que debían estar diciendo mis amigos montevideanos ante la noticia de que tenía
entradas para el homenaje al Darno.
Me dieron dos, pero Ana trabajaba, y la
verdad que no se me ocurría nadie al que pudiera engañar para que viniese
conmigo. Pero en La Ronda
estaba Felipe, y nos pusimos a hablar de Dylan, y no sé cómo me terminó contando
que había ido a verlo al Cilindro, en su primera visita a Montevideo. Para los
que no lo conocen, Felipe es el dueño de La Ronda, un tipo flaco, de mirada esquiva, capaz de
agarrar un micro, subir a todos sus empleados y amigos e irse a Buenos Aires a
ver a Belle and Sebastián. O a Dylan, claro. Lo que mejor recordaba Felipe de
aquel primer encuentro con Bob fue que antes tocó Eduardo Darnauchans, y que sonó lo más parecido
a lo que esperaba ver. Porque si el show de Dylan se escuchó horrible, el del
Darno fue impecable, solito con su guitarra y una ocasional armónica. “Además,
tenía 16 años y me enteré así que habia algo parecido a un Dylan uruguayo”, me
aseguró el Felipe, que vio a Bob en River, peregrinó detrás suyo por
Cordoba-Rosario-Vélez y no fue una, sino dos veces a verlo al Gran Rex el
pasado fin de semana. Por ese recuerdo del Darno es que se me ocurrió invitarlo
a usar la entrada extra para el homenaje, y allá fuimos.
Tengo que confesar que
el espíritu no era muy alto. Escuchamos hasta que querramos salir corriendo,
nos prometimos. Al cuarto tema, cuando la Canoura nos condujo emocionados por ese monumento
proustiano que es Pago y para los aplausos
el Felipe aulló un sonoro ¡bravo!, llegué a decirle: Yo me iría ahora, no
puede haber nada mejor. A esa altura cada una de las intérpretes había tenido
su momento, y los minimalistas arreglos de Andrés Bedó estaban dejando brillar con
su mejor luz a las canciones.
Por supuesto que nos terminamos quedando hasta el final. Y
bien que lo hicimos. Porque hace tiempo que no disfrutaba tanto de cada verso
del Darno. El show tuvo sus altibajos, claro. Con temas conocidos que sufrieron
ciertas interpretaciones, y otros no tan conocidos que brillaron al ser redescubiertos
(hubo mucho de Canción de Muchacho, por ejemplo, y sus recuerdos de infancia
nunca me parecieron tan deliciosos y emocionantes), pero clásicos como Final o
Cápsulas fueron respetados y se hicieron respetar. “Es como I’m not there, la
película de Dylan”, me dijo Felipe, señalando a las intérpretes. “Cada una de
ellas podría ser un rostro del Darno”. Maia Castro el más rockero, seguro. Ana
Prada el mas gauchesco, ponele. ¿Mónica Navarro? Digamos que la más teatral. Y Laura
Canoura el más canónico. Volvimos a La
Ronda satisfechos. Nadie había arruinado nada, y el Darno había
tenido su homenaje. En esa última caminata Felipe me contó de la vez que el
Darno estuvo en La Ronda,
y él se lo perdió. Fue una tarde, cuando había poca gente. Un empleado estaba
pasando música: Dylan, Cohen. Un señor mayor lo elogió: muy buena la música que
estás pasando. El empleado continuó en ese estilo, y en un momento le tocó a
Darnauchans. El señor mayor inmediatamente se levantó y se fue. Otro de los
clientes le avisó al empleado: corré y pedile perdón, ¿no te diste cuenta que
era él? El empleado lo alcanzó, le confesó que no lo había reconocido y le
prometió que no iba a volver a pasar. Así fue como el Darno volvió por última
vez a La Ronda,
a seguir escuchando un rato más de tanta buena música.
El Felipe me escribio esto, que no pudo postear aca, asi que yo lo hago por el:
ResponderEliminar"Amigo, las gracias a Alfredo de mi parte, fue un placer haber aceptado la invitación al Solis, la noche que tocaron Crosby, Stills, y Nash, sin Young en el Luna Park. se parece en algo a Castro, Prada, Navarro & Canoura, sin el Darno en el escenario, pero si en el aire.
Al relato solo le agrego un cortado, un expreso, y shot de Jameson en el Bacacay, antes de entrar al Solis. Nuestro homenaje al Darno no puede haber sido otro.
Abrazo,
Felipe".