¿Por qué debería mentir?/ Todo me recuerda a ella
Elliott, oh Elliott. Recuerdo haberlo descubierto en el
Tower de Callao y Santa Fe. Sus discos descansaban ahí, entre los de The Smiths y los de Patti. Sí, ya empezaban a recomendarlo en algunos sueltitos de las
revistas extranjeras, pero aún sólo se lo conocía por los discos indies. Y en
el Parque (Rivadavia, ¿cuál otro?) todavía nadie sabía quién era. El nuevo se
llamaba Either/or, tenía un tema hermoso bautizado como mi amiga Angeles, y por ese arranqué. La tapa era irresistible, después de
todo. Cuando pienso en Elliott, siempre pienso en ese Elliott.
Pero en ese Tower que era paseo obligado de los sábados también estaban todos los anteriores. Semana tras semana, entre esas indispensables revistas con las que nos atraían a precio de descuento (nuestro google antes de internet, las Pulse las fui tirando, pero aún tengo guardados los números de No Depression), me los fui llevando todos. Parecía que yo era el único que los visitaba. Si mi memoria no me falla, recuerdo que el que dejé para el final se llamaba simplemente Elliott Smith, con la silueta de alguien cayendo. Es el que abre con Needle in the hay, pero aún faltaba mucho para que Wes Anderson lo usase en la escena de suicidio de los Tenenbaums. Después grabó para una multinacional, se hizo conocido, hasta tocó en los Oscar. Y terminó en la ruta de los cadáveres bien parecidos. Elliott, oh Elliott. Este es el tema mas bello del último disco que sacó en vida, una joyita de mi discoteca como todos los suyos. Sigue sonando en el Música Cretina de esta semana, entre los platenses Valentín y Los Volcanes y los chilenos de Tapiarabiajackson. Todos dignos cretinos.
Pero en ese Tower que era paseo obligado de los sábados también estaban todos los anteriores. Semana tras semana, entre esas indispensables revistas con las que nos atraían a precio de descuento (nuestro google antes de internet, las Pulse las fui tirando, pero aún tengo guardados los números de No Depression), me los fui llevando todos. Parecía que yo era el único que los visitaba. Si mi memoria no me falla, recuerdo que el que dejé para el final se llamaba simplemente Elliott Smith, con la silueta de alguien cayendo. Es el que abre con Needle in the hay, pero aún faltaba mucho para que Wes Anderson lo usase en la escena de suicidio de los Tenenbaums. Después grabó para una multinacional, se hizo conocido, hasta tocó en los Oscar. Y terminó en la ruta de los cadáveres bien parecidos. Elliott, oh Elliott. Este es el tema mas bello del último disco que sacó en vida, una joyita de mi discoteca como todos los suyos. Sigue sonando en el Música Cretina de esta semana, entre los platenses Valentín y Los Volcanes y los chilenos de Tapiarabiajackson. Todos dignos cretinos.
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