miércoles, 10 de marzo de 2021

Marcus King, "Young man's dream"

No tardé mucho en enamorarme/ toma poco tiempo regresar adonde pertenecés

Se los presento: el chico de la foto se llama Marcus King, y mañana cumple 25 años. El tema que inaugura su último disco, El Dorado, cuarto de su carrera y primero como solista, es el que abre el Lado B del nuevo Música Cretina y es de esas canciones que hacen que todo se detenga y que unx pare la oreja, preguntando enseguida: ¿Y esto qué es? Lo se porque me pasó, y los invito a que dejen que les suceda, es una de las cosas más bellas que nos regala la música, esa súbita necesidad de correr hacia territorios nuevos. Dejé mi hogar cuando tenía 17 años/ Los pies estaban sucios, pero mi alma estaba limpia, canta King desde la primera estrofa de un tema que despliega una historia de iniciación que se extiende por todo el disco, producido por Dan Auerbach, uno de los Black Keys, que puso el foco en la voz del buen Marcus para este disco, y demostró tener razón. Niño prodigio de Greenville, una pequeña ciudad de Carolina del Sur, hijo de un celebrado guitarrista local, el pequeño King antes de cumplir diez años estaba compartiendo escenario con su padre, y al entrar en la adolescencia ya tenía su propia banda, que se dedicaba a un estilo que ellos mismos resumían como “rock sureño psicodélico, influenciado por el soul”. Héroe de la guitarra desde su más tierna infancia, Marcus recién empezó a cantar a los 14 años, y por eso los primeros temas de The Marcus King Band eran instrumentales, incluso buceando más allá de sus confesas y alambradas pasturas estilísticas, intentando codearse con el Jeff Beck de los discos más clásicos, esos que papá King le supo hacer escuchar a su hijo en sus años más tiernos. Auerbach no fue el primer nombre famoso en quedar hechizado por el joven King, antes fue el turno de Warren Haynes, guitarrista de los Allman Brothers y fundador de Gov’t Mule, que se lo llevó de gira y editó los primeros discos del grupo –ya llevan tres– en su propio sello. Pero el hallazgo de Auerbach fue rodear a Marcus de un grupo músicos experimentados de Nashville, y –si bien le deja lugar para demostrar sus dotes como guitarrista– hacer girar El Dorado alrededor de su voz y de canciones como este Young man’s dream, que dejan al oyente pidiendo más cuando aún ni siquiera ha empezado. “Fue el primer tema que salió cuando nos sentamos a componer, y marcó la temática de un repertorio que fuimos creando durante dos años”, contó hace poco el joven King, que firmó todos los temas del disco codo a codo con su productor. Mirando el mundo a través de ojos eléctricos/ Sentí como si me hubiese muerto y despertado en el paraíso, canta Marcus, refiriéndose la mirada enamorada del protagonista de su canción, y dejémoslo cantar. Y enamorarse, claro. Que para eso es también la música. Y si es Cretina, mejor. 

(La imagen que acompaña estas líneas es de David McClister, un fotógrafo de Nashville, que comenzó haciendo videos. Su primer trabajo como fotógrafo fue la tapa de Heartbreaker, el debut como solista de Ryan Adams).


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