Los alquimistas ya están en el pasillo/ y no hay nada más, Negro Amor
Antes de que me cancelen, quiero aclarar que Negro Amor es la traducción que Gal Costa canta del Baby Blue –literalmente Nena Azul o Nene Triste, y todas las combinaciones posibles– al que Dylan desde hace ya más de medio siglo le viene avisando que todo ha terminado. Allá por el año 1977, desde Caras & bocas, un disco cuyo arte interno ilustra estas líneas, la bella Gal cantó por primera vez esta traducción del buen Bob firmada por Caetano Veloso y Pericles Cavalcanti, que se terminó convirtiendo en algo así como un clásico brasilero, ya que es una versión con versiones: la han grabado –y siempre muy bien, aquel Dylan es inoxidable– Engenheiros Do Hawaii, Ze Ramalho, Karina Buhr y siguen las firmas. La propia Gal acaba de hacer una nueva versión en su flamante Nenhuma dor, un autohomenaje con el que celebra sus 75 años interpretando lo mejor de su repertorio histórico con cantantes varones que hayan confesado haber sido influenciados por ella. La sorpresa es que entre Rodrigo Amarante, Criolo o Seu Jorge asoma el nombre del uruguayo Jorge Drexler, que es justamente el que la acompaña en este nuevo Negro Amor, arropado por un hermoso arreglo de cuerdas, una admirable reversión que cierra el último Música Cretina, donde –de más está decirlo– somos fanáticos de Saint Bob y todos sus apóstoles. Y Caetano es uno de ellos, qué duda queda. En Verdad tropical recuerda que, después de los Beatles, en Brasil venía Dylan, mientras que los Stones corrían detrás. También precisa que fue Toquinho el que se lo hizo escuchar por primera vez, en la época en que se juntaban con Chico Buarque en su hogar de San Pablo. Pero que recién le entró de lleno con Bringing all Back Home, un álbum que –confiesa– escuchaba una y otra vez en la época que el Tropicalismo ya estaba establecido, y que aún hoy es el que más lo emociona. Justamente, ese disco es el que cierra con It’s All Over Now, Baby Blue, que Cavalcanti recuerda que Caetano lo llamó para que lo ayudase a traducir un par de años antes de que fuese grabada por Gal Costa, para un show de María Bethania que estaba preparando. La traducción quedó afuera del recital, Gal se enteró que existía y la pidió para Caras & bocas, y el resto –como suele decirse– es historia. Lo cierto es que si la versión resulta admirable, es porque es fiel y al mismo tiempo se toma sus libertades (algo de lo que seguramente debe haber aprendido Vitor Ramil, un Cretino honorario por sus extraordinarias traducciones de Bob). El verso con el que abren estas líneas es ejemplar, cambiando la llegada de los ángeles del original por los alquimistas en el pasillo: ambas señales de un final inminente, pero la nada inocente variación Cavalcanti-Veloso fue celebrada en su momento porque invitaba a la fiesta al Jorge Ben de A Tabua de Esmeralda, que abre con el tema Os Alquimistas Estão Chegando. Un verso que suena igualmente referencial en estos tiempos, pero ya no hay fiesta sino que los ángeles siguen ahí, expectantes. Y los alquimistas también. Pero a no angustiarse ni entristecerse, Azul Amor, que siempre hay lugar y tiempo para algo más. Como cantaba ese otro fanático de Bob, llamado Tom Verlaine, que supo preguntarle al hombre en las vías cómo hacía para no volverse loco. Dijo: Mirá pibe, no estés tan feliz/ y por amor de Dios, no estés tan triste. Las canciones, a esta altura creo que está más que claro, lo saben todo antes que nosotros. Y cuando hay canciones, hay música. Y si es Cretina, mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario