martes, 3 de marzo de 2020

Paula Trama y Los Besos, "Pozo de fuego" (Johnny Cash)


Estoy cayendo en un pozo de fuego/ mas me hundo, mas me entrego

Me pasa cada vez que enciendo el horno. Abro el gas, acerco el fósforo encendido a la punta del caño que lleva al quemador y espero. Enseguida, el gas llega hasta el fósforo y el horno se enciende. Cuando eso sucede, siento como si algo se llevase el fuego. De hecho, el fósforo se apaga. El fuego, como si fuese un objeto, ha pasado de la madera ardiente a las profundidades del horno. Algo se lo chupa. Una mano invisible se lo roba de pronto, y se lo lleva hasta el calor del infierno. Todo esto lo pienso, una y otra vez, cuando me toca encender el horno. También pienso en que el horno bien podría ser una puerta. ¿Hacia qué? ¿Hacia donde? No lo se, tal vez Silvia Plath supiese algo al respecto, ya que metió la cabeza y se dejó ir. Un horno apagado es algo que siempre hay que limpiar, pero encendido es otra cosa. Hubo una época en que supuse que podía ser humorista gráfico y, aunque nunca fui un dibujante prodigio, llegué a tomar cursos, a dibujar un par de chistes, incluso a publicar y, el colmo de los colmos, hasta exponer en alguna muestra. Nunca menosprecien el poder de ser un niño prodigio, o fingir serlo, y que todos sepan que no lo sos —empezando por vos— pero nadie quiera ser el primero en decirlo en voz alta. Esa breve carrera se terminó cuando se me ocurrió un chiste que no pude dibujar. Era un chiste que involucraba un cocinero, y —por supuesto, sino por qué creen que estaría recordando todo esto— un horno. El cocinero estaba abriéndolo, asomado a su oscuridad, y desde el fondo se alcanzaban a ver dos ojos abiertos. El cocinero decía, entonces: “Me parece que todavía no está listo”. Aun me parece un chiste tan bueno, que creo que se lo debo haber robado a alguien y ya no lo recuerdo. Es bien del estilo de mis venerados Gahan Wilson o Gary Larson. Espero que si Nik lee esto se lo robe, y los ojitos abiertos —ojalá que no por mucho tiempo— dentro del horno sean los de Gaturro. Pero si hay algo que espero es que toda esta parrafada sirva para tentarlos a que se acerquen al infierno del Rescate de Verano 2020 de esta semana, que incluye el tema en el que se cantan los versos con los que abren estas líneas. La que canta es Paula Trama, una artista por la que estoy orgulloso de poder decir que aposté desde el minuto cero, creo que justo cuando alguien pisó el ukelele con el que se acompañaba sus lecturas de poesía y decidió que ya era hora de conseguir una guitarra. Este tema forma parte de un repertorio que reunió con su proyecto de traducciones, y que incluye versiones de Velvet Underground, T. Rex o Robert Wyatt —deliciosas y atrevidas versiones, digamos todo— que terminaron luego sumándose a los primeros EPs de Los Besos, mucho antes de que fuesen la banda que hoy son. Aca Paula se disfraza de Johnny Cash, y juro que la puedo ver repitiendo la famosa foto en que el gran Johnny le mostraba el dedo medio a Nashville, por qué no. No hay nada más Cash que una Trama, o al menos debería ser así. Y lo cierto es que Paula —y su hermosa nariz— se quema siempre cada vez que canta. Por favor Paula robate mi fuego cada vez que quieras, te aseguro que no te voy a perseguir ni preguntar nada, solo llevate una y otra vez el fuego. Y cantalo como lo cantas haciendo de Johnny, como suena al promediar el Lado A de este Música Cretina vintage y de estreno otra vez, para descubrir tema a tema, incendio por incendio, bajo el sol de un verano que se tomó su tiempo, pero ya está con nosotros, y nos recuerda que mientras haya música, qué importa el calor. Lo que importa es la mente, dejarse caer, hundirse y entregarse en este pozo Cretino, qué tanto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario