domingo, 1 de marzo de 2020

Franco Battiato, "Up patriots to arms"


A rebelarse, estúpidos/ que el agua de los ríos desciende muy crecida

En este domingo luminoso, agobiante e institucional, nunca está de más recordar que también somos Cretinos y aún estamos en plena temporada de Rescate de Verano 2020. Así que bien podemos empezar a deshojar la aún por estrenar cuarta margarita vintage de nuestro orgulloso ramo estival posando la mirada sobre el hombre de la tapa de aquí arriba, que es el que canta los versos que inauguran estas líneas. Hace varios días que tarareo sin parar esta canción del gran Franco Battiato, supongo porque la realidad cada vez más demuestra que imita su arte (y también gracias al descubrimiento festivo de fanatismos compartidos), pero cuando releo lo que escribí hace ya siete (!) años sobre este mismo tema, me sorprende descubrir que se repite justamente esta cuestión: la confesión de estar escribiendo sobre Battiato después de que sus canciones colonicen mi cabeza durante semanas. Siempre recuerdo que la primera vez que escuché a hablar de él fue con La voz del amo, un fascinante disco de tecnopop que se editó en castellano a mediados de los 80, tal vez su gran disco internacional. Sorprendentemente, pese a que en general la crítica local de rock supo históricamente hacer oídos bien sordos a todo lo que no sea anglo, creo recordar que alguna reseña asomó por ahí, en revistas mas o menos alternativas de la inmediata post dictadura como Twist y gritos o Tren de carga, y me llamó la atención. Por entonces estaba de moda escribir de manera ligera, honesta y también un poco pasándose de listo sobre todo lo que no era demasiado importante, y éste fue el caso. Pero, a pesar de ese aire, la sensación de que Battiato era cosa seria se instaló en mi cabeza de manera temprana. Luego pesqué alguna nota decididamente entusiasta y mucho más empapada en el tema que apareció en Radar —¿habrá sido de Juan Forn?— por lo que siempre anduve tras su pista. Pero tengo que ser honesto: creo que nunca le presté realmente atención hasta que tocó en Buenos Aires, y Andrea Prodan se explayó sobre su fanatismo (el suyo y el de su hermano Luca). “La nariz de Battiato es como un cuchillo que corta hasta el inconciente”, me dijo Andrea, y me entusiasmó tanto que me sumergí por primera vez en su obra. Evidentemente emergí de allí con la cabeza llena, y apasionado. Tanto, que desde entonces no dejan de sonar y sonar los temas de Battiato en mi cabeza. Las barricadas se alzan/ por cuenta siempre de la burguesía/ que crea falsos mitos de progreso. ¿Cómo no amar a un artista capaz de incluir semejante verso en una canción? Así que los invito a dejar sonar este viejo-nuevo Música Cretina en el calor pleno de este primer domingo de marzo, hasta llegar al mismísimo final, que estelariza Battiato con este tema que parece escrito ayer, pero ya tiene nada menos que cuatro décadas. No tengo yo la culpa si existen verdugos, si existe la imbecilidad, canta el buen Franco, que hace honor a su nombre y también a la música. Siempre Cretina, claro.

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