Una canción no es un kilo de tomates/ nunca está cara/ no importa mucho lo que pienses vos
Antes del discazo que se mandó versionando a
Pappo, Juanse sacó un álbum llamado Baldíos lunares, más conocido como el del
lunar en el culo. La culpa la tiene la admirable literalidad conceptual de Ale
Ros, que hizo del baldío un culo y de la luna un lunar para la sencillísima e
inolvidable imagen de portada. Antes de que pregunten: no, no es el culo de
Juanse. Lo dicho, Ale es conceptual. Para testimonial Nora Lezano, y entonces
sí, el culo nomás de Bochatón en portada. Pero volviendo a Juanse y sus Baldíos, es un disco que regala la canción resumen de la larga travesía profunda
por Camboya del Cuino, el último soldadito de plomo de un ejército de meta-salmones
que comenzaron a aparecer desafiando el advenimiento de un nuevo siglo. Tomates,
es casi una canción de Andrés, pero es de Juanse. Con el Cuino, claro. Y es un
ejemplo de lo que el Cuino denomina “militancia anticareta”, desde donde
asegura escribir sus canciones. El rocanrol no es un hijo del diablo/ no te
hace daño/ pobrecito rocanrol, canta Juanse, escribe el Cuino, y suenan en el engañoso
sol de este viernes de invierno, y también casi al comienzo de un Música
Cretina que ya está pidiendo el cambio. Pobrecito rocanrol.
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