Mientras nosotros dormimos/ ellos van a trabajar
Hay un nuevo Musica Cretina, y si deciden hacer play los recibirá uno de los scary monsters --y super creeps, a no olvidarse-- que el amigo David lanzó al mundo cuatro décadas atrás, justo al comienzo de los 80, después de sus correteos detrás del ambient y el avant garde de la mano de Iggy Pop y Brian Eno, y antes de hacer bailar al mundo tirando unos pasos al ritmo de Nile Rodgers. Ay, qué chic. Pero más que nada lo que Bowie estaba haciendo era purgar sus demonios, hacer borrón y cuenta nueva, y también tratar de resumir todo lo que había aprendido con sus experimentos berlineses. El resultado fue un disco diseñado como para contener temas como el que abre el nuevo no-programa, cuyo nombre --subir una montaña caminando hacia atrás-- bien puede resumir nuestro día a día actual. Más idolos que realidades/ Yo estoy ok, vos estás más o menos, canta el David de la foto, disfrazado y con la vista perdida, foto de ídolo no tan ok, digámoslo todo. El disfraz es el del clown que encarna aquella etapa de Major Tom no tan perdido sino más bien resignado, protagonista del video del ceniciento tema emblema de ese particular filo del tiempo para nuestra estrella ilustrada. La foto, mientras tanto, es de Brian Duffy, que en la tapa de Scary monsters (and super creeps) está intervenida por los hermosos dibujos de Edward Bell. Up the hill backwards es el segundo tema del disco, y creció a partir de una progresión de acordes y un ritmo a lo Bo Diddley grabados en Nueva York bajo la supervisión de Tony Visconti, como el resto de los temas. Un trabajo que se completó dos meses más tarde en Londres, tiempo necesario para que Bowie --que se había tomado el asunto muy en serio-- escribiese las letras. También en la capital británica fue que Robert Fripp se sumó al tema en cuestión con un solo de guitarra que practicamente coloniza su segunda mitad. No tiene nada que ver con vos/ si uno puede abarcarlo, es el consejo que Bowie repite una y otra vez, como si dijera que el mundo, los tiempos, los cambios, nada sucede en contra de unx, no hay ninguna conspiración, no se trata de ningún cruel destino personal, y es posible entenderlo así si se intenta comprender lo que está pasando. O al menos así descifro yo ese estribillo, ese subir la colina de espaldas. Y también el verso con el que empiezan estas líneas, que puede ser tanto un reconocimiento para los que siguen laburando mientras los privilegiados duermen, como una resignación ante los que le dan forma al estado de las cosas que tanto penamos, y no dejan hacerlo mientras todos nos desentendemos. Todo va a estar bien, nos tranquiliza, sin embargo, el buen David. Es que las canciones pueden hacer eso como ningún otro arte, tensar pero relajar al mismo tiempo. ¿O será el rock? Sus monstruos atemorizantes y super delirantes, al menos, hace tiempo que encarnan uno de sus mejores retratos, y también de los más rockeros. Y cretinos, claro que sí. Por eso es que los invito a retroceder en chanclas, trepar la colina del día a día caminando hacia atrás, haciendo play en el nuevo Música Cretina que inaugura nuestro amigo Bowie, y que ya debería estar sonando en este martes de sol y otoño.
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