Vos y yo no nos podemos mirar a los ojos/ pero tendríamos que poder dejar esto atrás
Así como Juan Forn en sus contratapas de los viernes para
Página/12 regresa una y otra vez a las historias de escritores malditos que
llegan desde Rusia y aledaños, tengo que confesar que mi obsesión son los
sobrevivientes de lo que al promediar la segunda mitad del siglo pasado se supo
llamar el Nuevo Rock Americano. Aquellos tipos que, en medio de una década del
ochenta con sobreabundancia de los teclados, su rock nunca dejó de estar basado
en las guitarras. Y hoy siguen haciendo sus cretinadas, como no dejamos de
testimoniar en este no-programa, celebrando cada aparición de gente como los
hermanos Alvin, Chuck Prophet, Walter Salas-Humara y siguen las firmas. Una de
los cuales es un tal David Lowery, que por aquel tiempo supo estar al mando de
un grupo de culto llamado Camper Van Beethoven, pero también facturó en la
década del grunge al frente de Cracker. Lowery lo rearmó el año pasado, y editó
un álbum doble, apropiadamente bautizado Berkeley to Bakersfield,
con un disco correspondiendo a cada destino: Berkeley para el lado rockero,
Bakersfield para uno más –digamos—country. Este infeccioso El
Comandante sirve de presentación para el lado rocker, obviamente. Aún no
se muy bien qué quiere decir el título. El Comandante/ es sólo una bolsa de
porro, es la frase que Lowery deja flotando al terminar el tema. ¿Es literal?
¿Es una metáfora? Ese Comandante... ¿es una persona? ¿un lugar? Por lo que se
alcanza a escuchar, al menos, parecería ser el interlocutor del narrador de la
historia. El Comandante/ nos dijo que era sólo té de hierbas. Pero más allá
de las particularidades de su letra, la música es de esas que cuando entran en tu
cabeza no salen de ahí por un buen rato. Y eso es algo que resulta ser
indispensable en estos días tan hablados, tan llenos de noticias. Además, el
ritmo es ideal para el calor, para buscar la sombra, para dejar pasar este
verano que parece haber recuperado su pleno sol, que se soporta mejor –claro—
haciendo play en un Música Cretina que, aunque viene desde un año atrás, bien
puede seguir sonando.
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