Sencillo y claro/ es el silencio
Mediodía de domingo gris en Uruguay, y la gente está
votando. Como decía el Tata Cedrón, a veces parece que llueve despacito,
lentamente, y para toda la vida. Gelmanianamente, digamos. Así es como llueve
hoy en Montevideo, y así es como suena también este blues del nuevo disco de
Mostruo!, una banda platense que ahora que sus integrantes ya llevan una década
juntos, suenan mejor que nunca. Los conocí apenas salieron a través de su
baterista, Luciano Mutinelli, con el que nos habíamos hecho amigos en los comienzos
de Estelares, donde arrancó tocando la batería. El Luli me pasó un cassette con
el que luego terminaría siendo el segundo disco de Estelares durante un
Festival de Mar del Plata, uno de esos deprimentes y en decadencia, hacia el
final de la gestión Mahárbiz. Nunca me voy a olvidar, trabajando alejado de
todos, escuchando eso de la ventana daba al mar/ ahora hay tormenta de arena.
El Luli, además, me regaló una de las mejores anécdotas que alguien me relató
respecto a Piso 93, el programa que hacíamos con el Rafa Hernández, pero eso ya
es otra historia y queda para otro día, otro post. Cuando Luli se fue de
Estelares y yo dejé de frecuentar Mar del Plata, le perdí la pista, y lo volví a reencontrar en su nuevo grupo, que cuando presentó su debut en Capital,
recuerdo haber pensado que en realidad eran dos grupos en uno. Por un lado las
influencias pop y ochentosas de Kubilai, y por el otro el blues setentoso de
Lucas Finocchi, que canta el admirable Dios. A imagen y semejanza de ese tema
es que parece haber nacido este flamante El futuro, que engalana un álbum de
madurez y para el que el grupo, finalmente, y a juzgar de lo que vi en Pura
Vida el mes pasado, finalmente aparece como un grupo solo, hecho y derecho.
Demasiado viejos para el indie, demasiado jóvenes para ser clásicos. Que sea
rock, entonces. Por eso suenan bajo la lluvia, y en el lado B del ultimo Música
Cretina, que ya parece estar disparando sus últimos cartuchos.
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