domingo, 20 de abril de 2014

Max Capote c/Sie7e, "Sin mentirte"


Hace un tiempo que partí/ Sin saber adónde ir/ Y aquí estoy/ Tan feliz

Conocí a Max Capote una larga noche montevideana de años atrás, arrastrado a algún antro por el Peve, y creo que esa misma noche me presentaron a Gustavo Verdesio. Así que se podría decir que fue una noche sin desperdicio. Con nombre de detective privado, o dibujo animado, Capote es Fabián Acosta, el Phil Spector del Cerrito de la Victoria, que encontró su nombre –como no podía ser de otra manera-- en una olvidada película mala, 8 mm, protagonizada por Nicholas Cage. “Hay un personaje ahí que toca en una banda llamada Max California, trabaja en un porno shop, y lee novelas de Truman Capote escondidas dentro de revistas porno”, me contó alguna vez Max para una nota en la que lo presenté en Radar. “Y me gustó porque hace justo lo contrario de lo que haría todo el mundo, que es esconder revistas porno dentro de un libro. Así que, de la cruza entre Max California y Truman Capote, quedó Max Capote.” Después de intentar con bandas sin suerte, Acosta se encerró a producir temas en su estudio del Cerrito, sin ningún prejuicio: toda clase de grupos, solistas y estilos pasaron por ahí. Fue Dani Umpi el que lo devolvió a los escenarios, y los Astroboy --¿se acuerdan?—su primer grupo de acompañamiento. Lo volví a ver en Buenos Aires, años después, y en su banda, vestido de uniforme, como una suerte de Angus Young rioplatense, se podía disfrutar de Leroy Machado. A pesar de ser un chiste kistch desde el comienzo, componiendo un personaje de eternos anteojos negros y vaso de whisky en la mano, también desde el comienzo Max Capote tuvo grandes canciones en su repertorio. Temas de dos minutos, deformidades que vampirizaban otros estilos, bubblegum con picante, la gilette en el tobogán. Con el tiempo, y los discos, el picante y la gilette fueron apareciendo menos, pero esas pequeñas máquinas del tiempo disfrazadas de temas, con sonido de clásicos pero nuevos, siguieron ahí. Esta novedad sirve como la mejor  muestra de lo que les cuento. Lo acompaña el puertorriqueño Sie7e, y es un adelanto del inminente Aperitivo de Moda, su demorado tercer disco, después del extraordinario Grandes éxitos (2005), y ese difícil segundo disco que fue Chicle (2008), cuya edición original venía como en una absurda caja de pochoclo. A pesar de que cierto guiño cómplice parece haberse perdido, la boa de plumas al cuello en la foto de tapa es algo que promete. Habrá que ver. Mientras tanto, la guitarra slide de Sin mentirte alcanza para hacer correr hacia atrás las agujas del reloj durante cualquier mediodía de domingo, con o sin sol. Y con muy buen gusto prácticamente abre el Lado A del último Música Cretina. Acá te vamos a esperar/ seguí el camino de tu luz. ¡Pasen y escuchen! 

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