Yo dormía y él hacía café/ En la mesa los condones y la cena de ayer
Esta encantadora postal de navidad, retrato sin horarios de una noche --y un día-- de fiesta, es uno de los regalos con los que Música Cretina anuncia su regreso. Es un verso que forma parte de un tema bautizado Zarcillos de plata, y lo canta la chica de la foto, que responde al nombre de Judeline. Leo por ahí que el apodo surge porque su padre es fan de los Beatles, y que de haber sido varón se hubiese llamado Jude, y también que su nombre completo es Lara Fernández Castrelo, nacida en Jerez de la Frontera hace apenas 21 años. Algo está pasando en la escena musical española después de esos tornados llamados Rosalía y C Tangana, porque surgen artistas de proyección internacional hasta por debajo de las piedras. Judeline es el mejor ejemplo, creada casi a imagen y semejanza de la motomami, pero en versión XL, bien gaditana. Si uno lee su historia se encuentra con una niña voraz, que ya quería ser famosa antes de menstruar, que a los 17 se fue sola a Madrid a hacer su historia, y por la que apostaban los que saben de esto desde antes que hubiese siquiera amenazado con tener una carrera. De hecho, este Zarcillos de plata parece hecho a medida del despojado y a flor de piel “Hentai” de Rosalía, o sea: no se si le hubiesen permitido un Zarcillos sin aquel tema. Pero todas estas sospechas se desarman al escuchar el tema, es más, no puedo parar de escucharlo hace semanas, y a todo el mundo le pregunto si soy yo o el tema es realmente algo. Como sabemos, la respuesta siempre es revísenme a mi/ el coche no tiene nada. Lo cierto es que cada nuevo artista español para el que sólo el cielo es su límite es, al mismo tiempo, cada vez más poderosamente español, y eso es algo para celebrar. Así que pásenme ese café, que los restos de la cena de navidad aún los estoy paladeando. Y dejen sonar un Música Cretina que merece durar como toda la velada que disfrutan nuestros tortolitos. Y como este feriado de navidad que parece no ser un día, sino un presente continuo sin tiempo ni espacio ni clima. Solo existe el aquí y el ahora. Pasando las uñas debajo de la ropa, dibujándonos un nombre en la piel.
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