jueves, 12 de diciembre de 2024

Triángulo de Amor Bizarro, "Vigilantes del espejo"

Dejalo todo y ven conmigo/ dejate llevar una noche más

El video llegó la noche en que me dieron la noticia. Era una grabación en la que sólo se veían sombras, pero eran sombras felices, felices cantando una canción. Alguien tocaba una guitarra, estaba el Tussi con una hoja en la mano de la que leía, y el resto de los presentes lo rodeaba, entusiastas, coreando los versos de la canción que estaba cantando, a la que yo no conocía pero era triunfal, desafiante, irónica y contagiosa. Durante mucho tiempo pensé que era un nuevo tema suyo, esos que me contaba que venía componiendo, mas cercanos a la canción popular. Era eso: me parecía una canción popular. Pensé que en una de ésas se estaba convirtiendo en un cantante que podía ser cantado por todos, y me hizo acordar a Shane McGowan, no se por qué me apareció su figura, tal vez porque también acababa de morir o por roquero y también popular, y seguro porque era uno de sus preferidos confesos y sin reservas. Lo cierto es que volví más de una vez a esa grabación, y me gustaban dos cosas. Una, el final del tema, que era una enumeración de nombres aparentemente sin sentido, como las claves de las comunicaciones militares o los alias con los que hoy se paga online. Hasta que uno se daba cuenta que eran nombres de bares y boliches montevideanos clásicos, casi olvidados, que funcionaban como palabras mágicas que evocaban ese otro tiempo pasado en ellos, o recordándolos. Y lo otro que me gustaba era el estribillo, o al menos la frase que se repetía una y otra vez, y que coreaban, brazo en alto, todos los que rodeaban al Tussi: Una noche más, una noche más. Porque, claro, eso era lo que deseaba despues de la noticia de su muerte: una noche más. Por lo menos. De la misma manera que no se por qué asumí que era un tema nuevo suyo, no se cómo fue que empecé a sospechar que en una de esas no lo era. Tal vez leí algo que hacía referencia a alguno de los versos que ya tenía muy asimilados, quizás al verlo otra vez me empecé a preguntar cómo era que, si era un tema nuevo, todos se lo sabían. Hace poco googlée el estribillo, ese una noche más que era como un rezo, y enseguida salió la respuesta: es un tema del grupo indie español Triángulo de Amor Bizarro, de su disco del 2020. Se llama Vigilantes del espejo, y si uno entra en el Spoty de la banda, es el que primero sale, el más escuchado. O sea: es un tema muy conocido, pero no se por qué yo nunca lo había escuchado. Hasta que vi ese video. Pero qué importa: para mi todavía es como si fuese un tema de Tussi, y con ese espíritu es que lo programamos en Palermo Wuhan hace algunas semanas, y así es como cierra el nuevo Música Cretina (¿todavía no lo escucharon?), el no-programa del regreso apenas los madrugones del sábado --que se llevaron toda mi energía radial y también guiaron mis selecciones de temas-- me dejaron algo de tiempo libre para volver a armarlo. Asi que acá estoy, escribiendo esto para invitarlos a hacer play en el Mixcloud de Música Cretina, y evocando al Tussi en esta mañana de jueves, apenas un día antes de salir para Montevideo a celebrarlo, a estar presente en el show del sábado en La Trastienda en que el Bruma Cabra Club tocará por primera vez en vivo las canciones que grabaron para lo que terminó siendo un disco de despedida. No se qué hubiésemos hecho este año con semejante noticia y sin ese álbum a mano. Creo que también por eso se merece que estemos ahí para cantar aquellos temas que nos sabemos tanto. Y que vamos a poder corear, brazo en alto, como las sombras entusiastas que acompañan al Tussi en ese video. Ahora todos: “Una noche más, una noche más, ¡una nooooche!” 


miércoles, 11 de diciembre de 2024

Shaboozey, "A bar song (Tipsy)"

Alguien me sirve un trago doble de whisky/ saben que Jack Daniels y yo tenemos una historia

Se los presento, el muchacho de la foto se llama Collins Obina Chibueze, más conocido por su nombre artístico como Shaboozey, pero en realidad mucho más conocido todavía por un hitazo bautizado como A Bar Song, o sea Una canción de bar. Y cuando digo que es conocido en realidad me estoy refiriendo a la canción, un irresistible himno al alcohol, las noches trasnochadas y las mañanas resacosas que en una nota que leí por ahí mencionan como un nuevo Baby Shark pero para adultos, de tan irresisible que resulta. Y lo es: desde que la escuché por primera vez supe que tenía que estar en el nuevo Música Cretina. No llegué a incluirla en la lista de Palermo Wuhan, pero sino también ahí hubiese estado, porque tiene una buena historia detrás, en particular la del buen Shaboozey, un hijo de padres nigerianos criado en Virginia, la tierra de Pharrell, Timbaland y Missy Elliott. Como me debería haber dado cuenta antes de leerlo en alguna otra nota, su apodo deriva de la recurrente mala pronunciación de su apellido, y Shaboozey se ríe de esas confusiones multiplicándolas al abrazar decididamente el country en su último disco, después de haberle cantado al Nascar y a Robert Plant, y componer dos canciones junto a Beyoncé en el disco que la diva también le dedico a ese estilo históricamente tan pero tan blanquito. El nuevo álbum de este virginiano que acaba de cumplir 29 años lleva el premonitorio título de Donde estuve no es donde estoy yendo, lo que efectivamente sucederá con su carrera después del mega super hiper recontra exitazo que resultó ser A bar song, que en realidad es una versión de un tema de hip hop de hace exactamente dos décadas atrás, Tipsy, firmado por Jarrel Jones, o sea J-Kwon. Shaboozey es el cantante del que parece ser el tema del año en los Estados Unidos --¿alguien sabe si estuvo sonando por acá?-- una canción que en realidad más que celebrar las noches pasadas de rosca lo que hace es convocar a la nostalgia de los treintañeros que ya no pueden hacerlo, en la boca de un cantante country que en realidad es afronorteamericano, más outlaw no se consigue, y al mismo tiempo más integrado tampoco. Y eso que estos son tiempos de apocalipsis, demorados pero apocalipsis al fin. No me preocupo por mis problemas/ no me los llevaré cuando me vaya, canta Shaboozey y deberíamos cantar todos y, no se preocupen, ya lo estaremos cantando. Mientras tanto se puede hacer play en el último no-programa y, zas, ahí esta ese bar en el que está todo el mundo, achispándose. O digamos que está el recuerdo de ese bar, la añoranza de ese bar, la imposibilidad de ese bar pero siempre tendremos aquella imagen, y también la canción. La música, que de eso estamos hablando. Y si es Cretina, mucho mejor.