Nadie quiere ver las grietas/ que el maquillaje no puede ocultar
Se las presento: la señorita de la foto se llama Bonnie Whitmore, y es la autora de uno de los discos más poderosos e interesantes del año, el muy apropiadamente titulado Last will & testament, o sea Última voluntad y testamento. Leo por ahí que la Whitmore durante las últimas dos décadas fue bajista e hizo coros con la flor y nata de Nashville, desde John Moreland hasta Jimmy Dale Gilmore, y que también toca una vez por semana en la Continental Club Gallery de Austin, donde vive. Que es parte de una familia de músicos, que a mamá le gusta cantar ópera y le enseñó desde muy pequeña a su hija que el feminismo no era una mala palabra –siendo nativa de Texas, no es un detalle menor–, y que papá es piloto de avión y le enseñó a su hija a hacer lo mismo que papá, por lo que desde entonces, sépanlo, Bonnie mantiene al día su licencia para volar. También ha dicho la protagonista de este post que aún antes de tener alguna idea de cómo iba a ser el 2020 sabía que su disco tenía que llamarse así. Ahora, agrega, sabe por qué. Lo que yo no sabía era por qué, aunque este último disco –el cuarto de su carrera– me había gustado tanto, terminé haciéndole un lugar en el nuevo Música Cretina al tema que bautizó su disco anterior, cuatro años atrás. Bueno, claramente se trata de un título irresistible: Fuck With Sad Girls, es decir Coger con chicas tristes. Pero lo que revela la buena de Bonnie es justamente que nadie realmente quiere coger con las chicas tristes. Esas que siempre miran el mundo desde las esquinas de sus ojos, sentadas como un pájaro a punto de echarse a volar. O por lo menos así es como las canta la Whitmore, que supongo que algo debe saber de esto, al punto de bautizar a su banda como los Sad Girls, un guiño ciertamente irresistible. No sabía por qué, habiéndome gustado tanto el nuevo disco, me quedé con un tema del anterior hasta que leí --en las mismas notas donde me enteré de todo que reproduje aquí arriba-- que Last will & testament es como Fuck with sad girls parte dos. Entonces sí, todo me quedo claro. Qué mejor que ir al comienzo de todo, conocer a la chica triste más triste de todas y acompañarla entonces durante todo el viaje. Seamos orgullosamente quienes miran esas grietas que el maquillaje no puede tapar. Más que eso: celebrémoslas como corresponde, y en defensa propia. Porque después de un año como éste, todxs somos esas chicas tristes, y todxs tenemos lista nuestra última voluntad y testamento. Y estamos –si tenemos suerte-- mirándolo todo, a punto de echarnos a volar.
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