A mi amigo Julio le debo una nota. Es el de la foto, su nombre completo es Julio Franchi, y en el post del que saqué esta imagen —de un año atrás, más o menos— se preocupaba por aclarar que si tiene un peinado raro es por el turbante a modo de vincha que tenía puesto hasta justo antes del click del fotógrafo. Con turbante, faso en los labios y ojos achinados, así es como siempre se lo ve al Franchi, el último gran secreto musical de Rosario, al menos fronteras afuera. Porque allá todos lo conocen, y no son pocos los que se saben sus temas. A la hora de presentarlo, como para cortar camino, suelo decir que es el Pity de Rosario, y si bien no se trata de eso, hay que convenir que sus temas más representativos tienen el gancho y la calle —y la vincha en el pelo— dignos del mejor Pity. Y atención que hablo del mejor. Pero a eso hay que sumarle una sensibilidad que Julio pone siempre bien por delante (como, siendo justos, también solía hacer el Pity cada vez que podía y venía al caso). Un combo que se despliega en toda su gloria en Chicos y chicas, el tema que estalla casi al comienzo del Lado B del último Música Cretina, después de Giant Sand, nada menos. Es de donde sale el verso con el que arrancan estas líneas, el hitazo que no fue que cierra su tercer disco, Invierno en la luna, que pasó injustamente casi desapercibido el año pasado, tal vez porque Julito le había puesto demasiadas fichas, y la música casi nunca es justa sobre el paño. Pero qué generosa que suele ser para los que la escuchamos sin esperar nada, y eso es lo que me pasa desde hace unos días con esta canción, que me ayuda a resignificar todo lo que viene sucediendo aquí, allá y en todas partes. Chicos y chicas/ se juntan en la plaza/ se aprenden las canciones/ se juntan y se abrazan, canta Julio con un ritmo que reescribe ese Boys and girls noventoso que supo ser entonces un feliz canto de barricada de nada. Y repite: Chicos y chicas/ levantan las banderas/ lo único peligroso/ es que no te conmueva, poniendo en acción esa dialéctica entre calle y sensibilidad que siempre encuentra una síntesis superadora, lo mejor que sabe hacer Franchi y algo que le vi hacer en una fiesta de cumpleaños. Había llegado el momento del fogón colectivo, y los borrachos que nunca faltan habían empezado su dictadura exigiendo hits para berrear y seguir bebiendo. Fue en ese contexto que Julito pidió la pelota, la puso contra el piso, y se tocó un tema de Charly bien lento y sensible (creo que fue Canción de dos por tres). Recuerdo haber pensado que era algo que merecía toda nuestra atención y no los murmullos de impaciencia que previsiblemente iban a llegar, pero lo que sucedió es que su entrega fue tanta que hipnotizó a las serpientes, se ganó a los berreantes, que hicieron un respetuoso silencio, fascinados ante lo que estaba sonando. No es algo que le haya visto hacer a muchos. Franchi es un tipo especial, no tengo ninguna duda. Insisto, no se en qué anda en estos días. Antes de sacar Invierno en la luna formó parte de Francisca y Los Exploradores, y googleando antes de escribir esto encontré un tema perdido —y hermoso, como siempre— que subió en abril. Después de probar suerte durante un tiempo en Buenos Aires finalmente se volvió a Rosario, y me alegra saber que por lo visto sigue haciendo música. Por acá es Cretino honorario desde hace tiempo, y cada vez que encuentro una excusa suenan temas de sus dos primeros discos, Mi sentimiento y Personalidad. Y finalmente Invierno en la luna empezó también a sonar. La nota te la sigo debiendo, Julio. Lo sé y no me olvido. Pero de la misma manera que vos nunca vas a dejar de hacer música, te aseguro que esa nota ya va a llegar.
miércoles, 30 de octubre de 2019
Julio Franchi, "Chicos y chicas"
Otra vez es el verdadero amor/ a lo que le tenés miedo
A mi amigo Julio le debo una nota. Es el de la foto, su nombre completo es Julio Franchi, y en el post del que saqué esta imagen —de un año atrás, más o menos— se preocupaba por aclarar que si tiene un peinado raro es por el turbante a modo de vincha que tenía puesto hasta justo antes del click del fotógrafo. Con turbante, faso en los labios y ojos achinados, así es como siempre se lo ve al Franchi, el último gran secreto musical de Rosario, al menos fronteras afuera. Porque allá todos lo conocen, y no son pocos los que se saben sus temas. A la hora de presentarlo, como para cortar camino, suelo decir que es el Pity de Rosario, y si bien no se trata de eso, hay que convenir que sus temas más representativos tienen el gancho y la calle —y la vincha en el pelo— dignos del mejor Pity. Y atención que hablo del mejor. Pero a eso hay que sumarle una sensibilidad que Julio pone siempre bien por delante (como, siendo justos, también solía hacer el Pity cada vez que podía y venía al caso). Un combo que se despliega en toda su gloria en Chicos y chicas, el tema que estalla casi al comienzo del Lado B del último Música Cretina, después de Giant Sand, nada menos. Es de donde sale el verso con el que arrancan estas líneas, el hitazo que no fue que cierra su tercer disco, Invierno en la luna, que pasó injustamente casi desapercibido el año pasado, tal vez porque Julito le había puesto demasiadas fichas, y la música casi nunca es justa sobre el paño. Pero qué generosa que suele ser para los que la escuchamos sin esperar nada, y eso es lo que me pasa desde hace unos días con esta canción, que me ayuda a resignificar todo lo que viene sucediendo aquí, allá y en todas partes. Chicos y chicas/ se juntan en la plaza/ se aprenden las canciones/ se juntan y se abrazan, canta Julio con un ritmo que reescribe ese Boys and girls noventoso que supo ser entonces un feliz canto de barricada de nada. Y repite: Chicos y chicas/ levantan las banderas/ lo único peligroso/ es que no te conmueva, poniendo en acción esa dialéctica entre calle y sensibilidad que siempre encuentra una síntesis superadora, lo mejor que sabe hacer Franchi y algo que le vi hacer en una fiesta de cumpleaños. Había llegado el momento del fogón colectivo, y los borrachos que nunca faltan habían empezado su dictadura exigiendo hits para berrear y seguir bebiendo. Fue en ese contexto que Julito pidió la pelota, la puso contra el piso, y se tocó un tema de Charly bien lento y sensible (creo que fue Canción de dos por tres). Recuerdo haber pensado que era algo que merecía toda nuestra atención y no los murmullos de impaciencia que previsiblemente iban a llegar, pero lo que sucedió es que su entrega fue tanta que hipnotizó a las serpientes, se ganó a los berreantes, que hicieron un respetuoso silencio, fascinados ante lo que estaba sonando. No es algo que le haya visto hacer a muchos. Franchi es un tipo especial, no tengo ninguna duda. Insisto, no se en qué anda en estos días. Antes de sacar Invierno en la luna formó parte de Francisca y Los Exploradores, y googleando antes de escribir esto encontré un tema perdido —y hermoso, como siempre— que subió en abril. Después de probar suerte durante un tiempo en Buenos Aires finalmente se volvió a Rosario, y me alegra saber que por lo visto sigue haciendo música. Por acá es Cretino honorario desde hace tiempo, y cada vez que encuentro una excusa suenan temas de sus dos primeros discos, Mi sentimiento y Personalidad. Y finalmente Invierno en la luna empezó también a sonar. La nota te la sigo debiendo, Julio. Lo sé y no me olvido. Pero de la misma manera que vos nunca vas a dejar de hacer música, te aseguro que esa nota ya va a llegar.
A mi amigo Julio le debo una nota. Es el de la foto, su nombre completo es Julio Franchi, y en el post del que saqué esta imagen —de un año atrás, más o menos— se preocupaba por aclarar que si tiene un peinado raro es por el turbante a modo de vincha que tenía puesto hasta justo antes del click del fotógrafo. Con turbante, faso en los labios y ojos achinados, así es como siempre se lo ve al Franchi, el último gran secreto musical de Rosario, al menos fronteras afuera. Porque allá todos lo conocen, y no son pocos los que se saben sus temas. A la hora de presentarlo, como para cortar camino, suelo decir que es el Pity de Rosario, y si bien no se trata de eso, hay que convenir que sus temas más representativos tienen el gancho y la calle —y la vincha en el pelo— dignos del mejor Pity. Y atención que hablo del mejor. Pero a eso hay que sumarle una sensibilidad que Julio pone siempre bien por delante (como, siendo justos, también solía hacer el Pity cada vez que podía y venía al caso). Un combo que se despliega en toda su gloria en Chicos y chicas, el tema que estalla casi al comienzo del Lado B del último Música Cretina, después de Giant Sand, nada menos. Es de donde sale el verso con el que arrancan estas líneas, el hitazo que no fue que cierra su tercer disco, Invierno en la luna, que pasó injustamente casi desapercibido el año pasado, tal vez porque Julito le había puesto demasiadas fichas, y la música casi nunca es justa sobre el paño. Pero qué generosa que suele ser para los que la escuchamos sin esperar nada, y eso es lo que me pasa desde hace unos días con esta canción, que me ayuda a resignificar todo lo que viene sucediendo aquí, allá y en todas partes. Chicos y chicas/ se juntan en la plaza/ se aprenden las canciones/ se juntan y se abrazan, canta Julio con un ritmo que reescribe ese Boys and girls noventoso que supo ser entonces un feliz canto de barricada de nada. Y repite: Chicos y chicas/ levantan las banderas/ lo único peligroso/ es que no te conmueva, poniendo en acción esa dialéctica entre calle y sensibilidad que siempre encuentra una síntesis superadora, lo mejor que sabe hacer Franchi y algo que le vi hacer en una fiesta de cumpleaños. Había llegado el momento del fogón colectivo, y los borrachos que nunca faltan habían empezado su dictadura exigiendo hits para berrear y seguir bebiendo. Fue en ese contexto que Julito pidió la pelota, la puso contra el piso, y se tocó un tema de Charly bien lento y sensible (creo que fue Canción de dos por tres). Recuerdo haber pensado que era algo que merecía toda nuestra atención y no los murmullos de impaciencia que previsiblemente iban a llegar, pero lo que sucedió es que su entrega fue tanta que hipnotizó a las serpientes, se ganó a los berreantes, que hicieron un respetuoso silencio, fascinados ante lo que estaba sonando. No es algo que le haya visto hacer a muchos. Franchi es un tipo especial, no tengo ninguna duda. Insisto, no se en qué anda en estos días. Antes de sacar Invierno en la luna formó parte de Francisca y Los Exploradores, y googleando antes de escribir esto encontré un tema perdido —y hermoso, como siempre— que subió en abril. Después de probar suerte durante un tiempo en Buenos Aires finalmente se volvió a Rosario, y me alegra saber que por lo visto sigue haciendo música. Por acá es Cretino honorario desde hace tiempo, y cada vez que encuentro una excusa suenan temas de sus dos primeros discos, Mi sentimiento y Personalidad. Y finalmente Invierno en la luna empezó también a sonar. La nota te la sigo debiendo, Julio. Lo sé y no me olvido. Pero de la misma manera que vos nunca vas a dejar de hacer música, te aseguro que esa nota ya va a llegar.
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