Al final de la noche/ hay una luz muy muy verde/ es el silencio antes de la locura
Buenos días, queridxs cretinxs. Frío y sol en la mañana de
un viernes es el mejor estímulo para empezar a sacarse de encima la semana. Y
como si eso fuese poco, el amigo Stuart Murdoch tiene algo para decirnos desde
el tema que abre un no-programa listo para estrenar, casi nuevo, nunca taxi.
Porque la viejita que lo usaba sólo para dar una vuelta a la manzana los
domingos en realidad jamás le prestó demasiada atención a este tema con música
que convoca al baile, un delicioso llamamiento al pogo o al menos al bracito
levantado, que el buen Stuart nada casualmente pone al comienzo de su último
disco, bautizado como Las chicas en tiempos de paz quieren bailar. Lo
sabemos, lo vimos en el Luna Park con nuestros propios ojos: pese a tanta
canción sensible –o precisamente gracias a eso—, arriba del escenario Murdoch
disfruta haciendo eso mismo que asegura quieren las chicas en
tiempos de paz. Sin embargo, el ritmo contagioso de este Nobody’s empire esconde una letra profundamente confesional, que arranca con un delicioso
retrato del nerd cachorro: Tirado en mi cama estaba leyendo en francés/ bajo
luces demasiado brillantes/ desde este escondite/ la vida era demasiado/ era
ruidosa y dura en los bordes. Suerte de relato de iniciación, recuerdo de la
condición médica que lo llevó a empezar con la música en Glasgow
para escapar de su lecho de enfermo, es también una sorprendente declaración de
principios. Estamos fuera de la vista, en los límites del imperio de nadie/ Si
vivimos de los libros, si vivimos de la esperanza/ ¿Eso nos convierte en el
blanco de las armas? Lo dicho: buenos días, muchachxs. Stuart tiene algo para
decirnos, y también para bailarnos. Pero no se preocupen, el fin de semana está
ahí nomás, a la vuelta del día. Y apenas a un play de distancia, ya lo saben,
hay un nuevo Música Cretina.
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