Ella sabe mejor que vos/ el problema por el cual no sos/ el quinto de lo que aspiraste/ en tu vanidad
Conocí a los Perdedores Pop a través de Rodrigo Fresán, que cada tanto escribía en La Libélula, una revista under con la que estaban vinculados los hermanitos Rial. Cada vez que terminaba nuestro día laboral en Página, con Rodrigo caminábamos juntos desde Belgrano hacia Corrientes, primero por Perú y luego Florida, él hacia su hogar en pleno centro, yo hasta el subte B. Una de esas caminatas la matizamos con una profunda charla sobre el repentino e inesperado final de la admirable serie Historia del Crimen, cuando sus realizadores supieron finalmente que no habría una nueva temporada, así que metieron a todos los protagonistas en un avión y lo dejaron caer. Tan simple como eso. Rodrigo inmortalizó esa charla en La Libélula, y de tan orgulloso que me sentí empecé a prestarle atención a la publicación, que tenía un extraño diseño infantil, el mismo que utilizaron para el álbum debut del grupo, una maravilla de rock urbano, con letras que eran como esas charlas que teníamos con Rodrigo, como lo que uno habla o simplemente escucha de boca de los que tiene cerca: drogas, fútbol, chicas. Además de sus inolvidables temas propios, mi perla personal del disco era una versión de Can’t seem to make you mine, que me había fascinado desde un grandes éxitos de Alex Chilton que seguro le compré a Rosso, y los Perdedores lo habían traducido admirablemente como Parece que no serás mía, en una versión que no sufría ante la inevitable comparación con la original. Si bien los escuché hasta el cansancio, pocas veces pude ver a los Perdedores en vivo. Creo que la única vez fue en un concierto inolvidable, en una fiesta que animaron en una casa que estaba por demolerse, acá en Capital. Un caserón enorme, en ruinas: ningún lugar más apropiado para escuchar cosas como El destino tuvo otros planes/ los fracasos nunca son iguales o No se si tuve tiempo o no tuve ganas/ pero se me pasó el día y no hice nada. Con el tiempo tanto Santi Rial como Esteban siguieron su propio camino, uno que nunca dejé de esperar, disfrutar y difundir. Esteban primero como El Joven Low-Fi y después Esteban R. Esteban, y Santi como Santi Amor o al frente de sus Champions. Sonaron siempre en todas las versiones de Música Cretina, con o sin este nombre. Son cretinos permanentes, qué duda cabe. La noticia de que están nuevamente tocando como Perdedores Pop suena como ese sorprendente epílogo de Historia del Crimen: todos en el mismo avión antes de que llegue el final de la serie. Un regreso que comenzó hace un par de años, pero a su baterista Charly Piesco el final le llegó antes, y el cáncer se lo llevó en el 2013, cuando aún era escandalosamente joven como para que le cancelen el contrato, me cacho. En su honor, los Perdedores acaban de editar un EP con aquellas últimas grabaciones. Se llama Museo celeste, en honor al amor que Charly sentía por el club Temperley. Desde que lo escuché por primera vez, no puedo dejar de ponerle repeat a este entusiasta y contagioso Mejor que vos, que cierra el Lado A del último no-programa. Suena el redoble inicial de Charly, puntea Santi, canta Esteban y cada vez que los escucho ahí estoy, levantando los brazos, sumándome a la fiesta, como los que van en los carritos de la montaña rusa, como si estuviésemos todos subidos a ese avión que marca el final de la serie, ya no habrá nuevas temporadas, claro que no, pero qué importa. Brazos arriba, muchachos, y que suene la musica más cretina de todas hasta que nos tiren abajo.
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