Ya tomé mi decisión/ voy a darte lo que tengo/ y después voy a darte más
A los 16 años, Mary Frierson entró de la mano de su hermano mayor
Johnny al 926 de la avenida McLemore, en Memphis, la dirección del sello Stax,
hogar de Carla Thomas, Isaac Hayes, Booker T and The MG’s y Otis Redding. Salió
de allí no con uno, sino con dos contratos discográficos. El primero como parte
de The Drapels, un cuarteto vocal para el que su hermano había convocado a dos
amigos de las sesiones de canto de la Iglesia de Dios en Cristo. Cuenta la leyenda
que, después de que Johnny la retó ante todos por haber dado una nota en falso
en esa improvisada audición, Mary dijo: Yo también tengo mis temas. Y cuando el
resto de los Drapels ya estaban caminando hacia la parada del ómnibus para
volverse a casa con su sueño cumplido, Mary se quedó cantando sus canciones, y
consiguió un nuevo nombre, con el que se perdería en la historia, hasta ser
rescatado recién por los músicos de varias generaciones después.
Son varios los músicos de aquella época perdidos en la
historia de la música. De hecho, entre la avalancha reciente de reediciones que
intentan volver a vender la misma música a la última generación de compradores
que parece interesada en llevársela casa en un formato físico, los que resultan
indispensables son los dedicados a recuperar tanta música olvidada. Hay de
todo, claro, y hay veces que –rascando ya el fondo de la olla-- la historia
queda por delante de la música. No es el caso de Wendy Rene, a pesar de los
apenas cinco simples, dos como parte de los Drapels y tres como solista, que
editó antes de decidir abandonar el negocio y dedicarse a formar una familia.
Uno de los discos más queridos de mi discoteca más reciente
es After Laughter Comes Tears: Complete Stax & Volt singles + rarities
1964-65, un delicioso CD del admirable sello dedicado a reediciones y rarezas
Light In The Attic, que recopila toda la obra de la cantante que recién fue rescatada
del olvido tres décadas más tarde, primero por Wu-Tang Clan, que la sampleó
para el simple Tearz, puerta de entrada para su éxito Enter the Wu-Tang (36 Chambers).
Y después por Alicia Keys, que versionó After Laughter bajo el nombre de Where Do
We Go From Here, lo que le permitió a Mary/Wendy comprarse la casa en la que murió
en diciembre del año pasado, a la edad de 67 años.
Es imposible no pensar en esa muerte silenciosa, perdida
entre tanto nombre famoso de la historia de la música que llenó los obituarios
en los últimos meses, como un premio por haberlo dejado todo por su familia. El
anti-pacto, digamos. Si Robert Johnson negoció la fama eterna en una
encrucijada perdida a cambio de una muerte joven, cuando Wendy decidió que
volvería a ser Mary y abandonar los estudios y los escenarios, tuvo el tino de
bajarse a último momento del avión que la llevaría a su último concierto en
Madison, Wisconsin. Un show que nunca se realizó, porque ese avión cayó en el
Lago Monona, con Otis Redding y su banda Bar-Kays a bordo. El único que se
salvó fue el trompetista Ben Cauley, que aunque no sabía nadar pudo de alguna
manera flotar hasta la orilla.
Antes de abandonar la música, el último simple que editó Wendy
René en 1965, cincuenta años atrás, fue este hermoso Give you what I got, que brilla
casi al final del lado B de este Música Cretina de marzo. Como todos los otros
temas que llegó a grabar en su corta carrera, es de su autoría. Un detalle que
es una rareza en aquellos años en los que los intérpretes aún no solían firmar
sus canciones. Algo que habla del carácter de aquella niña de 16 años que se
plantó después de la audición que había conseguido su hermano un año mayor, y
anunció que tenía también sus temas para cantar.
Mary terminó siendo Wendy, contó para el revelador
texto que acompaña la reedición de Light In The Attic, porque a pesar de su juventud
estaba por casarse, así que su apellido estaba por cambiar. La jefa de prensa
de Stax sugirió entonces en nombre de Wendy Storm, que tenía su punch, pero entonces
Otis Redding dijo Wendy Rene, y fue palabra santa. Sin embargo, los nombres nunca
fueron definitivos en su vida. En la escuela era Mary Lou, para su familia
siempre fue La hermanita, y tanto Otis como Isaac Hayes la terminaron llamando
Wendy Reen. Aquel matrimonio juvenil se deshizo rápidamente, y Mary se volvió a
casar con James Cross, que trabajaba en Stax. Con ese apellido fue que vivió el
resto de su vida, y también falleció en diciembre del año pasado. A James, y a
sus hijos –el nacimiento de Eric, en 1967, fue lo que la decidió a retirarse
del negocio--, les dió todo lo que tenía. Y después les dio más.
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