Los dos cantamos/ lo que conocemos/ y cuando la canción se acaba/ nos vamos a casa
Aun cuando parezca que Adam esta hablando con su
padre Leonard al repasar el estribillo de We go home, la canción que bautiza su último disco, en realidad se trata de un tema de amor, con una pareja como
protagonista. A los 42 años, Adam Cohen ya lleva mas de una década dedicándose
a la música, cargando con el peso de su padre sobre los hombros. Su debut fue a
los veintipico, en la discografica de su viejo, Columbia. Aunque pegó algún
hit, no alcanzó a despegar por su cuenta. De hecho, debo confesar que conseguí su disco en la época en que las discográficas aun recibían religiosamente
muestras de todos los lanzamientos de su casa matriz, aunque se deshacían
rápidamente de ellos con la misma fe, y lo conservo en mi discoteca solo como
un guiño a Leonard. Pero no dejé de seguirle la pista, y gracias a internet el
asunto resultó ser mas fácil en el ultimo tiempo. Adam es el primogénito de
Leonard, el hijo de Suzanne, y leo por ahí que, como tal, es quien supervisa
las muestras de la obra de su viejo -dibujos, manuscritos- en todo el mundo.
Está presente en las inauguraciones, es el que hace las declaraciones. Parece
llevar cómodamente la carga de ser, antes que nada, el-hijo-de. Como el mismo
lo señala, no tiene un padre contra el que rebelarse y al que acusar, como sí les sucede a los Wainwright, Rufus y Martha, a los que nunca les va a faltar
algo que echarle en cara al machote Loudon, padre despótico por derecho propio.
"Siempre pensé que a mi música le hubiese venido bien algo de esa
rebeldía, de la que carecen mis discos", confesó hace poco en una
entrevista. El bueno de Adam, en este nuevo disco, en vez de rebelarse
simplemente charla con su viejo, canción tras canción. "Me apropié de
muchas de las charlas que tuvimos los dos, para transmitírselas a mi hijo, Cassius",
confiesa Adam, que explica que el cuarto disco de su carrera contiene dos
cosas, charlas de padre a hijo y, por supuesto, también canciones de amor. Como ésta, que es las dos cosas y resulta ser el primer simple del álbum, y también
engalana el Lado B de un no-programa que tuve medio abandonado, pero merece
algo mas de atención. La misma que Adam parece tener con su hijo Cassius, cuya
foto ilustra la portada de We go home. ¿O simplemente piensa que así estará compensándolo por las ausencias propias del negocio musical? Atención o
compensación, qué mas da. Tanto Cass como este Música Cretina de marzo se
merecen todo lo que tengamos para darles. Pasen y escuchen, entonces. Que con
Adam nos volvemos a casa.
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