Se las presento: ella es Kathryn Williams, una cantautora que es algo así como el secreto mejor guardado de las últimas dos décadas de la música británica, y los versos de acá arriba son del tema de su disco del año pasado --su último disco, hasta ahora-- que inaugura el nuevo Música Cretina que desde el domingo ya está listo para sonar en estos días húmedos y nublados que nos viene regalando un otoño porteño que se demoró en llegar, sí, pero ahora parece dispuesto a pagar todas las deudas. La que siempre garpa, hay que decirlo, es la buena de Kathryn, nativa de Liverpool pero afincada en Newcastle desde casi siempre. Es verdad que no es taaaaan secreta, ya que supo ganarse el premio Mercury por su segundo disco, allá por el cambio de siglo, pero hizo de la independencia una virtud, y la única vez que firmó con una multinacional casi deja la música. La salvó, suele contar, el disco de covers que hizo inmediatamente después: haciendo suyos temas de Nirvana, Big Star, Pavement, Leonard Cohen o Neil Young recordó por qué era que hacía lo que hacía. Volando bajo, autoeditando sus discos, y finalmente firmando con un sello pequeño que la deja hacer sus cosas, Williams ha grabado música para chicos, un disco de jazz, otro con canciones basadas en la novela La campana de cristal, de Sylvia Plath. De todo, o sea. Este último disco, Night drives, es un disco de colaboraciones, y fue producido por otro cretino honorario como es Ed Harcourt, el que en su momento la ayudó con aquel salvador disco de covers. Hace poco le preguntaron cómo era su relación musical, y Kathryn evocó ese momento del documental de los Beatles cuando Paul está concentrado en The long and winding road y a Ringo se le escapa un pedo. “Así somos trabajando juntos: el es Paul y yo soy Ringo”, dijo con una carcajada, para después pedir: “Por favor no titulen con esta frase”. Put the needle on the record, el tema que abre nuestro nuevo Música Cretina cosecha 2023, incluye entre sus autores a otros dos cantautores: la danesa Ida Wenoe y el australiano Joel Sarakula, que apenas deje de escribir esto ya estaré curioseando. Así que los invito a que el gris de este lunes no sea tan gris ni tan lunes haciendo play en un casi aún por estrenar, flamante, nuevísimo no-programa. Dejen sonar a nuestra Ringo, poniendo la púa sobre el disco. Toda semana arranca bien si hay música, esto ya lo sabemos. Y también sabemos que, si es Cretina, mucho mejor.
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