martes, 10 de enero de 2023
Verckys et L’Orchestre Veve, "Zonga vonvon"
Aunque el nombre se lee perfecto en la tapa de disco que ilustra este post, se los presento igual: el tipo de la gorra roja concentrado en su guitarra es congolés, se llama Georges Kiamuangana pero bajo el nombre de Verckys se convirtió en una de las leyendas musicales de su tierra. Y aún más que eso: hijo relativamente bien educado de una familia adinerada, el buen Georges se abrazó a la música desde muy joven y fue reclutado por una de las bandas mas conocidas de su país, pero con el tiempo primero formó su propia banda y después tuvo su propio sello discográfico, convirtiéndose en el primer congolés en meterse en el negocio de la música desde el otro lado del mostrador. Productor de bandas y descubridor de talentos sin dejar de hacer su música, se involucró también en política, y su vida y sus negocios acompañaron el ir y venir de la realidad local, entre políticos, empresarios y dictadores. Leo por ahi que se dicen muchas cosas de Kiamuangana, y no todas son buenas, pero lo cierto es que lo que lo hizo una figura en su tierra no fueron sus trapicheos sino su música, esa suerte de rumba que en el Congo es interpretada por grandes bandas, muchas de ellas legendarias. No se dejen engañar por la foto, Verckys era antes que nada un saxofonista, y también --subrayan por todos lados-- un contagioso showman, lo que le hizo ganar el apodo de Mister Dynamite, otorgado por otro dinamita, nada menos que James Brown, que lo conoció cuando estuvo de visita en Kinshasa por la inmortal pelea entre Foreman y Alí. Hay una foto que los muestra juntos que salió en la portada de un pasquín llamado Likembe, al parecer una revista musical local de la época. Sigo leyendo y descubro que Verckys nació en lo que entonces se llamaba Congo Belga, pero muy joven llegó a la ciudad conocida entonces como Leopolville, hoy Kinshasa, donde hizo toda su música y sus negocios, y también donde murió --me entero recién-- hace apenas un par de meses, a los 78 años. La canción que suena en el nuevo Música Cretina viene del disco cuya portada acompaña estas líneas, una antología del sello Analog África, que viene rescatando esta clase de música desde hace ya algunos años, y se ha hehco un clásico Cretino. Funk, Afrobeat y Rumba psicodélica del Congo, anuncia la antología, con fechas que van de 1969 a 1978. Centrada en la obra de Verckys junto a su orquesta Vévé, es un disco que salió en el 2015, cuando hacía tiempo que su autor se dedicaba principalmente a sus actividades extramusicales. Se cuenta una y otra vez en las notas que encuentro online sobre su vida, que Kiamuangana eligió su apodo, Verckys, por su fanatismo por el saxofonista norteamericano King Curtis. Fonéticamente, cuentan, pensó que Curtis se decía Verckys: cuando descubrió su error, decidió que sería su bautismo artístico. No hay error en la rumba que suena casi al terminar el Lado B del último Música Cretina del año: se llama Zonga Vonvon, y parece en realidad como dos (¡o tres!) canciones en una sola, como los espíritus que habitaban al músico, el empresario y el ¿político? que hubo en Kiamuangana el hombre que vivió y murió en una ciudad con dos nombres, el dueño de una música que tiende puentes entre continentes, que se baila igual en todos los idiomas aunque no todos sepan cómo bailarla. Pero cuando hay que bailar, se baila. Y más cuando llega fin de año, ese momento en que nada termina realmente, pero descorchamos igual. Vaya desde aquí mi deseo de que siempre suene música a la hora de brindar. Y, claro, qué les voy a decir: si es Cretina, mejor.
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