Yo ya no existo sin pasado/ entre la oscuridad y la luz
Uno de los más hermosos temas perdidos de Charly García, y que por supuesto no está en Spotify pero suena en el último Música Cretina, lleva un nombre que explica por sí solo las razones por las que tiene un lugar de privilegio en esa hipotética lista. Se llama Maradona blues, y fue grabado en Madrid, la mismísima noche en la que el mundo conoció la noticia de que a Diego le había dado positivo el antidoping luego del partido con Nigeria y se quedaba fuera del resto del Mundial de los Estados Unidos. Se grabó en la capital española porque García aceptó la invitación de Claudio Gabis para sumarse a un disco que estaba produciendo Alejo Stivel, que imaginaba un puente entre el rock y el blues madrileño --donde el ex Manal vive desde hace años, y ha realizado una celebrada labor docente-- y el de Buenos Aires. El proyecto se terminó llamando Convocatoria, y participan de un lado Fito Páez, Andrés Calamaro, Ricardo Soulé y Ricardo Mollo, entre muchos otros. Y del otro aparecen Joaquín Sabina, Coque Malla, Pedro Guerra y Luz Casal. El resultado final de semejante desfile fueron dos discos, atribuidos a Claudio Gabis y La Selección --un bautismo grupal que tiene cierto guiño a La Pesada--, y el primero tiene fecha de 1995, o sea al año siguiente de aquel Mundial. Pero el tema con Charly García de ese disco, que además lo inaugura, es Jugo de tomate, el clásico de Manal. Increíblemente, para que Maradona blues viera la luz habría que esperar dos años más, ya que la segunda parte apareció recién en 1997, con mucha menos promoción que la primera. Pero antes que quejarse hay que celebrar que finalmente el tema haya llegado a buen puerto, ya que nunca estuvo en los planes originales del proyecto, que simplemente soñaba con poder contar con Charly, que por esos días estaba terminando La hija de la lágrima en Nueva York. Gabis cuenta que lo llamó para invitarlo, que García aceptó, se subió a un avión y se apareció por Madrid. Descansó la jornada de su llegada, y por la noche viajando en taxi al estudio fue que se enteró de la noticia futbolera. El plan original era grabar justamente Jugo de tomate, y a eso se dedicaron apenas comenzó la sesión. Gabis recuerda que Charly agarró la botella de J&B que le estaba reservada, le dibujó una línea por la mitad con un marcador y anunció: “Tenemos que tener terminado el tema para cuando lleguemos acá, porque después ya no respondo”. Así sucedió, precisa el guitarrista y homenajeado, pero el asunto es que, una vez hecho lo que habían venido a hacer, siguieron tocando de madrugada --Gabis calcula que sólo estaba con Charly y el baterista, porque según su recuerdo el bajista se fue a la medianoche--, y surgió entonces el tema por el que estamos contando todo esto, en realidad una improvisación que se terminó grabando media docena de veces, con diferentes letras, todas inventadas en el momento. “Todas geniales”, según Gabis. García había llegado por tres días, pero esa noche fue la única que se apareció por el estudio, y el Maradona blues terminó tomando la forma que hoy todos conocemos gracias al trabajo de producción de Stivel, que terminó combinando lo mejor de todas las versiones que fueron grabadas aquella noche. Un accidente no es pecado/ y no es pecado estar así, canta García y cantamos todos cuando escuchamos y recordamos aquel tema y aquellos años del Diego, al que por estos días se lo estará recordando ya que se viene su primer cumpleaños sin él en este mundo. “Espero que estés en el club de los 27, con Kurt Cobain, Brian Jones y gente buena”, escribió García el año pasado para despedirlo. Y agregó: “Esperame ahí que invita la casa. No te equivoques con el paraíso”. Como reza la letra del Maradona blues: Ahora es cara o cruz. Con la moneda en el aire, suele ser la música la mejor compañía en ese revoleo. Y si es Cretina, mejor.
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