Por qué te toca ese cáncer/ Por qué a vos sí/ Y a mí aún no
Hace meses que vengo cantando este tema una y otra vez, no se por qué justo ahora ya que conozco de memoria estos temas casi desde siempre, tal vez porque me hace levantar el puño, tener ganas de saltar, querer mirar a alguien a los ojos y sentir que vamos a cantarlo juntos antes de empezar a hacerlo. Supongo que eso es el rock, supongo que esa es parte de la magia de esta música, o lo es al menos para mi, esa coincidencia, ese compartir el mismo lugar antes de efectivamente hacerlo, esa invitación a estar juntos pase lo que pase, especialmente antes de que pase. Pero supongo que lo que mas me gusta de este tema de Coki & The Killer Burritos es cómo destila preguntas que no se suelen decir en voz alta, cómo va despojándose una a una de ropas que no tienen que estar ahí, pero que al mismo tiempo son la esencia del asunto. ¿Por qué tu casa no es mía?/ ¿por qué no vivo en un mar azul?, canta Coki, la gran estrella de rock que se merece Rosario, el rocker que nunca salió de allí, el tipo que no quiere ser lo que es pero que finalmente lo asumió, a tono con los tiempos que corren, que necesitan de héroes. O al menos de voces. ¿Por qué no tengo tu mismo coraje/ y dejar todo en la religión? Recuerdo haber leído por ahí que Coki ya no quiere ser llamado así, que su nombre es César Debernardi y ya. Y el grupo ahora es simplemente Killer Burritos, y así hay que buscar sus discos en las redes. Pero yo los conocí con ese nombre, y los discos que atesoro, los primeros, repiten ese nombre en el lomo, así que me permito nombrarlos así, aunque, claro, en la imagen que ilustra este post el que aparece es César, fotografiado por Máximo Conforti para la revista rosarina Barullo. Y podemos entonces, a partir de la foto, seguir con la pregunta del chiste, que bien podría estar en la cancion: ¿Doctor, qué padezco? Coki padece, sí, un osito en la foto, pero es también el gran oso del rock, el que volvió a casa manso y tranquilo, pero sabio y capaz de todo. Alguna vez lo definí como un Páez que se quedó para siempre en Ey, pero después de haber visto el especial que transmitió durante la pandemia, creo que hace tiempo pasó de ser sólo eso. En realidad nunca lo fue, pero semejante humorada como definición tenía la virtud de sintetizar para el lego de qué se trata más o menos lo que hacen los Burritos con Coki al frente. Su música y sus canciones son, qué duda cabe, el gran secreto del rock nacional que aún guarda Rosario, y hace tiempo que merece ser descubierto, más que nada porque no es pasado, nada de eso, el amigo César es presente puro y duro, y está hoy en su mejor momento. ¿Por qué esa chica es tan linda?/ ¿Por qué mis dientes cambian de color? Una de las cosas que me gusta de este último no-programa, que todavía es el nuevo Música Cretina aunque ya viene uno más nuevo, es que termina ahí arriba, con este tema de los Burritos en la cima. Se llama Enloquecido, y está en esa obra maestra que es Perdida, tercer opus del grupo, de su carrera solista. Vayan a ver, pasen y escuchen. Se llaman Coki & The Killer Burritos, o sino Killer Burritos a secas, liderados por César Debernardi, un pibe de Cañada de Gómez que pasó al frente cuando murió el líder, el que --según recuerda siempre-- era el talento de Punto G, la que era su banda de entonces. Una postal de lo que hay que aprender cuanto antes en la vida. Porque nunca somos los mejores, pero alguien tiene que ir al frente. Así que acá estamos, Libertad. Y estás mucho mejor.
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