viernes, 3 de enero de 2020

Mark Eitzel, "The last ten years"

Pasé los últimos diez años/ tratando de malgastar media hora 

La mirada del hombre de la foto es la de alguien que vivió los versos con los que arrancan estas líneas. Barba y gorrita para Mark Eitzel, que arranca explicando, en la misma canción, que el remero que lo lleva hacia su descanso no le importa si está bendecido o maldito. Pero que, de cualquier manera, le dio todo su efectivo. Soy como un héroe trágico, canta Eitzel, y no le falta razón. El ex líder de American Music Club siempre fue uno de los mejores letristas de su generación, y en el último disco que sacó —con fecha de 2017— lo demuestra largamente, gracias a la inestimable ayuda de Bernard Butler, ex Suede, que pone toda su experiencia musical al servicio de canciones que hablan de la muerte y el destino. El disco se llama Mr. Ferryman, y la canción que los invito a escuchar en el lado B de este nuevo Música Cretina es la que abre el álbum, y lleva por nombre The last ten years, tomado de su estribillo, uno que Eitzel dice haber escrito en su juventud pero al que nunca había usado, hasta ahora. En el infierno no saben quién soy/ pero tienen mi número de teléfono, canta el buen Mark, que hace ya casi una década sufrió un infarto y casi la queda. Por entonces había contratado una prepaga, pero las cuotas habían subido tanto —¿les suena?— que tenía impagas las dos últimas cuando le empezó a doler el corazón, así que en una entrevista contó que mientras sufría el infarto se puso al teléfono tratando de depositarles lo que debía. Una imagen que merecería sin dudas estar en alguna de sus canciones, que siempre coquetean con cada instante y también la eternidad. Si su disco anterior, Don’t be a stranger (2012), grabado un año después del infarto, abre con un tema titulado Te amo pero estás muerto, cinco años más tarde en Mr Ferryman el destinatario de la letra es quien supuestamente lo está acompañando finalmente a cruzar el río, al que el cantante le pregunta si hacen fiestas ahí de donde él viene. ¿Saben dónde ir/ cuando la fiesta se termina? Lennon avisó que el sueño había terminado, y Calamaro cantó que la noche no tiene principio ni tiene final, pero que la fiesta ya terminó. Es el primer viernes del año, y el verano no se por qué nos sigue perdonando. Lo que se terminó para nosotros en realidad es una pesadilla de cuatro años, mientras que en el resto del mundo el reloj del apocalipsis está cada vez más cerca de la medianoche. Hasta que eso llegue, por lo menos tengamos cerca la música. Y que sea Cretina, por favor. O al menos que el que cante sea Eitzel, que —como los borrachos y los locos— siempre dice la verdad: Debe ser una mierda, Sr. Barquero/ escuchar a los famosos hablar/ sobre todas las mentiras que necesitan/ sólo para hacer lo que tienen que hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario