miércoles, 13 de noviembre de 2019

Mahalia Jackson, "Keep your hand on the plow"

Cuando llegue al cielo/ voy a cantar y gritar/ y no habrá nadie que me pueda echar

Se las presento: la señora de la foto se llama Mahalia Jackson, y es, fue y será la reina del Gospel. En las fotos que se suelen ver por ahí se la ve siempre gritando, y es comprensible: su voz de contralto es la que hace que unx deje todo lo que está haciendo y se disponga a escucharla. Pero me quedé prendado de esta foto en la que está mirando al piso, pensando en sus dones tal vez y, quién sabe, incluso dudando de tanta certeza religiosa o de la otra. Una imagen que, si lo pensamos bien, encaja perfectamente en el tema que suena apenas comenzado el Lado A del último Música Cretina y genera lo que siempre sabe hacer la voz de Mahalia: que levantemos la cabeza y prestemos atención a lo que está sucediendo. Pero, además de la voz, está la canción, que justamente en este caso habla de esos momentos en los que se duda, en los que el destino está cada vez más lejos. O, mejor dicho, habla de lo que hay que hacer ante semejante abismo: Aferrarse al arado y no mirar atrás. Un consejo que también resulta más que apropiado para estos días de marchas y balas de goma, de golpes que no se quiere aceptar que son golpes, de elecciones y asunciones demasiado cercanas y lejanas a la vez. Keep your hand on the plow, la canción que canta Mahalia —o mas bien ese huracán con el que nos arrasa— es un tema tradicional, basado en la Biblia, que terminó siendo adoptado en la lucha por los derechos civiles que se llevó a cabo durante los años ’60 en los Estados Unidos. Tiene muchas versiones, bajo varios nombres, aparece —por ejemplo— en el debut de Dylan bajo el título de Gospel plow. Nacida en New Orleans, pero reubicada antes de cumplir 18 años en Chicago, Mahalia trabajó limpiando casas pero sus dotes vocales le permitieron ganarse rápidamente la vida cantando en iglesias y funerales. Fanática confesa de Bessie Smith, Jackson nunca dejó de cantarle a Dios, pero su total entrega vocal evidencia por qué —junto a cantantes como Marion Williams o Sister Rosetta Tharpe— el gospel es considerado uno de los padres (¡y madres!) del rock’n’roll. “El rock fue secuestrado del púlpito de la santa iglesia”, se reía Mahalia, a quien Little Richard consideró una de sus influencias, y que tuvo entre los integrantes de su banda a músicos como Billy Preston, que luego siguieron su propia carrera. Pero una de las cosas más fascinantes de su biografía es su cercanía al movimiento de los derechos civiles, más especialmente a Martin Luther King. Leo por ahí que Mahalia cantó en la famosa marcha sobre Washington del año 1963, justo después de King. Los dos conocían sus respectivos repertorios por haberse presentado muchas veces juntos desde el boicot de Rosa Park en adelante, así que el Reverendo le pidió que cantase un tema, y ella a su turno le pidió a King que les hablase a los más de 200 mil presentes sobre su sueño, que a partir de entonces pasó a la historia. Toda aquella época ya es historia, pero al mismo tiempo está viva y se repite, una y otra vez. Necesitamos un sueño, y necesitamos una voz como la de Mahalia, no sólo para enfrentar los nuevos tiempos, sino apenas para llegar al fin de semana. Es miércoles, el sol humedo de esta primavera cruel está apretando, pero si hacemos play en el no-programa llegará el momento en que una voz huracanada nos obligue a levantar la cabeza, a aferrarnos a lo que creemos, y a no mirar atrás.  

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