jueves, 11 de julio de 2019

Juliana Hatfield, "It's so weird"


No hay reemplazo/ para lo que se fue

Jueves de un invierno que parece haberse saciado demasiado rápido, con un sol que sin embargo aún no se termina de empoderar en los restos de una mañana que merece un Música Cretina para terminar de decidirse. ¿Decidirse a qué? Vaya uno a saber, pero que se decida. Mientras tanto, lo que no deja de sonar en mi cabeza es un tema del nuevo disco de Juliana Hatfield, la cara bonita del rock indie de los noventa, que no ha dejado de grabar discos desde entonces. De hecho, en los últimos años —que digo años, ¡meses!— no ha dejado de sacar un disco tras otro. El anterior, por ejemplo, fue un homenaje a… ¡Olivia Newton John! No esta de más recordar que Juliana es una Cretina honoraria junto a su mejor amigo, casi su hermano mellizo, el otro rostro bonito del indie de los noventa —algo que mucha gente nunca le perdonó—, nada menos que Evan Dando. Pero volvamos a la ex Blake Babies, la nunca rrriot girl Hatfield, que siempre puso a la canción antes que la rabia. Y que, como nunca se ha ido, mientras muchos de sus contemporáneos facturan la melodía de la gira de retorno, ella simplemente sigue y sigue, conejita de Duracell con guitarra colgando en vez de bombo. Weird es su disco solista numero 17, un título cuya traducción podría ser Rara, como aquel debut de Juana Molina. Pero en este caso se refiere al retrato de una extrema vida puertas adentro, un canto a la soledad y la decisión de dejar al mundo afuera. No por nada en su portada es un dibujo de una mujer en posición fetal —pero con la cabeza erguida, y no agachada, desafiante antes que víctima—sobre cuya larga sombra se leen los títulos del disco. Cuando quiero dejar el mundo afuera, lo hago con la música/ sólo un par de auriculares y una chica, canta Hatfield en tema que cierra el disco, mientras que en el que se podría decir que lo titula —que es el que cierra el Lado A del no-programa que aún debemos considerar como nuevo—, el contagioso It’s so weird, habla sobre huir del amor. Mi hermano me preguntó dónde vas a buscar amor/ cuando estás tan sola/ No necesitás romance/ Y le dije: no, para nada, arranca la letra de un tema que quedó sonando en mi cabeza desde la primera vez que lo escuché. Más que nada porque tiene todas las cualidades de un buen tema Hatfield: la melodía irresistible, actitud rocker de puño cerrado pero al mismo tiempo una corriente subterránea de poderosa melancolía. Podés hacer lo que querés/ cuando no pertenecés a nadie, se planta Juliana, pero también revela: Me abrí al medio/ sin conseguir ninguna recompensa. Entonces sólo queda la canción, por suerte queda el rock n roll. El par de auriculares y la chica. O el chico. Y el invierno, la mañana y la música, claro. Si es Cretina, mejor.

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