martes, 27 de marzo de 2018

Iggy Pop, "Tonight"


Todo va a estar bien/ esta noche

Uno de mis placeres culpables siempre fue el disco que para muchos, incluso para su autor, es el peor disco de Bowie. A pesar de todas las críticas, muchas de ellas contundentes (otras menos: para Bowie los temas eran buenos individualmente, pero el album era malo), siempre atesoré mi cassette de Tonight. Porque me lo compré en cassette, eran esos tiempos, y me encantaba también la imagen de Bowie en la portada. Tal vez porque fue mi primer Bowie, porque no era ese Let's dance que me parecia demasiado para pista de baile, o porque ese reggae lavado me caía mejor que Chic. O tal vez porque compartía lo que decía David, my man: que los temas individualmente se la bancaban (no todos, hay que aceptarlo). Pero Tonight siempre me gustó, por Tina, seguro. Y por esa leve promesa, tan leve como ese reggae, como las mentiras piadosas, de que todo iba a estar bien. Lo que no sabía --tal vez porque al ser un placer culpable nunca quise ahondar en el asunto-- era que en realidad ese Tonight del disco de Bowie era un cover de Lust for life, el disco de Iggy Pop. Lo descubrí al escuchar la versión invitando al baile casi al final del primer disco del extraordinario doble en vivo de este Pop crepuscular pero no tanto, para el que recupera ese prólogo que Bowie extirpó de su versión. En esa estrofa se confirma que yo no estaba tan errado al percibir que esas promesas de la versión de Bowie no eran muy firmes: Pop explica que le habla al oido a una amiga a punto de morir de sobredosis. Leo por ahí que Bowie explicó que eso no era parte de su universo, y que no le quería imponer tampoco a Tina esa historia, por eso lo sacó. Teniendo en cuenta el personaje de la Turner en Tommy, y también la larga y excesiva vida de David, lo mas seguro era que en realidad, para ese closetero Bowie --y esa Tina-- de 80, esa imagen mejor dejarla en el ropero. Pero qué bien que suena ese prólogo y ese baile posterior en doble en vivo de Iggy Pop, y también para esta hermosa a tarde soleada de martes. Y ni que hablar cerrando con baile a full un no-programa del que podríamos seguir y seguir hablando aunque el próximo esté a punto de llegar...

lunes, 26 de marzo de 2018

Alex Chilton, "I wish I could meet Elvis"


Me gustaría poder conocer a Elvis/ y hablar con él por un rato

Y yo confieso que mi deseo alguna vez fue conocer a Alex Chilton, o al menos poder hablar con él un rato. Supongo que nunca estuve más cerca de hacerlo como cuando me senté a charlar largo y tendido con Ken Stringfellow, en un bar de Palermo, antes de que tocase en La Trastienda como soporte de Super Ratones. Sí, el hombre que es la mitad de Posies y también supo integrar REM y --especialmente-- el regreso de Big Star estuvo en Buenos Aires para tocar con la banda marplatense. Habían pegado buena onda durante un viaje por Europa y se lo trajeron, un lujazo que nos regalaron. Stringfellow es un tipo con buen rock y cero pose de estrella, algo que constataron los amigos uruguayos (ya que el viaje tuvo su escala en Montevideo), y confirmó de la mejor manera cuando terminó todo en La Trastienda pero él atajó en la calle al público que se retiraba con una acústica, rodeado por los discos que se había traído para vender, tocando lo más cerca de una-que-sepamos-todos que tenía en su repertorio. Mi pedido fue The ballad of El Goodo. Fue un fogonazo. Algo inolvidable. Pero lo que tampoco me voy a olvidar jamás fue que hacia el final de nuestra larga entrevista --nunca la desgrabé ni mucho menos la escribí, a nadie le interesaba demasiado una nota con un tal Stringfellow que ya habría tocado y partido para cuando la escribiese-- el buen Ken mencionó a Alex Chilton. En realidad se lo debo haber preguntado yo, pero él respondió con la mayor naturalidad del mundo que hablaba diariamente con el, y a mi me brillaron los ojos. Creo recordar que contó que había terminado ocupándose de todo lo relacionado a la producción de los shows de Big Star, lo que incluía la prensa de Alex. No pude evitar preguntarle si era posible, entonces, entrevistarlo. Se rió y me dijo que Alex estaba de buen humor últimamente, pero no para tanto. No le gustaban las entrevistas. Pero habria nuevos shows, y también notas por hacer, asi que ¿quién sabe? Le dije que lo trajese para Buenos Aires, y me dijo que no era mala idea, que a Alex le gustaría venir. No hablamos de nada preciso al respecto, o al menos no lo recuerdo ahora, pero yo me fui de esa charla pensando que estábamos un poco más cerca de Chilton. Y era mi turno de decir ¿quién sabe?, tal vez Big Star alguna vez llegase a tocar por acá. Creo que fue por eso que al año siguiente, cuando se supo la noticia de su muerte, me puse tan triste. Porque, luego de aquella charla con Stringfellow, en algún lugar extraño de mi mente había pensado que era realmente posible que Alex Chilton llegase a tocar alguna vez en Buenos Aires. Y esa puerta ahora se había cerrado para siempre, aún cuando quizás jamás estuvo ni siquiera un poco entreabierta. Pero lo que sí podemos hacer es dejar sonar a Chilton en Buenos Aires, o donde sea que hagan play sobre el último Música Cretina, el primero del año todavía. Y esperen hasta que llegué el final del Lado A, y entre Secos & Molhados y Barao Vermelho aparezca el mas mojado que seco y sin dudas gran barón Alex, con un tema de la reciente reedición --o primera edición como corresponde-- de aquellas cintas que grabó queriendo ser solista pero por entonces no lo dejaban. Desde 1970, canta Chilton, el que quiso charlar con Elvis, y saber qué era lo que había detrás de su sonrisa torcida.

domingo, 25 de marzo de 2018

Música Cretina 2018 #1

ESTO NO ES UN PROGRAMA

18-2-2018

Lado A

"Lo que me importa/ es no estar vencido"

1.- Billy Bragg, From red to blue
2.- Tim Maia, Gostava tanto de voce
3.- Erlend Oye, No train to Stockolm (Lee Hazlewood)
4.- Yo La Tengo, Paul is dead
5.- Black Grape, Shake your Money
6.- Daniel Viglietti, Gurisito
7.- Secos & Molhados, Sangue latino
8.- Alex Chilton, I wish I could meet Elvis
9.- Barao Vermelho, Posando de star

Lado B

"Cuidate de los extraños/ golpeando a tu puerta"

10.- Crooked Fingers, Weary arms
11.- Erasmo Carlos, Noturno carioca
12.- Caetano Veloso, Dreamland (Joni Mitchell)
13.- Wendy Rene, I wish I were that girl
14.- Portastatic, Clareana (Joyce)
15.- Samuel Rosa & Lo Borges, Feira Moderna (Beto Guedes)
16.- Iggy Pop, Tonight

jueves, 1 de marzo de 2018

Adiós muchachxs

Al promediar su show despedida de Buenos Aires, Patti Smith habla. Sabe como tontear, saludar a los que están viendo el show en la pantalla que se instaló afuera, para que quienes se acercaron sin entrada pudiesen verla. Es una profesional: lo hace para que sus músicos tengan tiempo de afinar, cambiar de instrumento, pedir que suban el retorno, cosas así. Ellos se ponen a punto, ella habla. Y dice entonces que con Tony Shanahan pasaron cinco días hermosos en Buenos Aires. Mañana se van a ir, volver a casa, a una Nueva York congelada. Pero antes quieren dejarle un regalo a toda la gente que se ocupó de ellos, dice, y empieza una enumeración que culmina en algún momento con Patti mencionando al Ministro de Cultura. La sala se llena de abucheos, al punto que ella se siente en la obligación de decir algo. “En mi pais no hay un solo integrante del gobierno que se quiera reunir conmigo”, dice encogiéndose de hombros. “Bueno, tal vez no era el Ministro de Cultura, tal vez fue alguien en su nombre. Pero fue muy amable conmigo”, dice con una sonrisa, y pasa a elogiar el CCK, sus salas, y su gratuidad. Y una vez que le ganó a los abucheos, vuelve a insistir con que tienen un regalo para todos los que les hicieron pasar unos días tan bonitos, y arranca con Perfect day, el tema de Lou Reed, sin anunciarlo. Tony y ella se ríen para sí mismos apenas comienzan. Saben que es una canción mortuoria, pero reconvertida a una tarjeta de felicitación inocente y literal. Es una versión hermosa, y uno de los puntos altos del segundo show de Patti en esta visita porteña. Al ser anunciado como un show musical, despierta mas expectativa, y al mismo tiempo desnuda algunas limitaciones. El día anterior, el recorrido musical que hicieron ella y Tony, que se conocen de memoria, sonó mucho mas ajustado. Esta vez la cosa es mucho mas previsible. Arrancan, por ejemplo, con Wing y My Blackean Years, dos temas que ya sonaron en estos días. Dancing Barefoot no, pero el órgano que preside el escenario casi ni suena por los parlantes y nadie parece darse cuenta. No hay batería, además, y se nota. El delicioso For What It’s Worth de Buffallo Springield es un estreno, Patti dice que nunca lo cantó antes sobre un escenario. Explica que lo quiere cantar con Tony a su regreso a Nueva York, en un recital en apoyo a los estudiantes pidiendo el control de armas en los Estados Unidos. Dice que nos va a usar para ensayarlo. Esta nerviosa, y ya sabemos lo que pasa cuando está nerviosa: el mundo lo vio en la entrega del Nobel. Se equivoca en el primer estribillo, hay que admitir que es tramposo y difícil de cantar, y todos la aplaudimos cuando pide perdón y después no se equivoca mas. Con Beneath The Southern Cross viene el primer gran momento de la noche, son sólo ella en acústica, Tony en bajo y Jimmy Rip en guitarra eléctrica (¿se lo habrá recomendado Verlaine?), y la feroz dicción del tema se convierte en rezo. Patti lo sabe y alarga el Groove final, termina la canción levantando a su público, mostrando el pañuelo verde en su puño, y la sala estalla. Pero la banda no se conoce tanto, y A-hard rain’s a-gonna fall no suena tan profética y ominosa como el día anterior, apenas correcta. Impecable nomás. Con el cierre con Because the night va a suceder lo mismo, es una canción que promete --¡es Because the night!-- pero cuando no entrega, la decepción es inevitable. Patti se da cuenta, pide que la gente cante, pero el climax no llega. O no llega como se merece la canción y como promete. People have the power tal vez sea un tema impropio de Patti, directo y simplón, como el Dar es dar de Páez, ponele. Pero rinde como bis, no hay nada que hacerle. Aunque el punto mas alto de la noche es Pissing in the river, otra vez Pissing. Suena entre Perfect Day y Because, y Patti ni abre la boca antes de cantarla. Pienso que es imposible que haga una versión mejor que la del miércoles, y ahí está, es Patti Smith y sus secuaces, la de ayer fue apenas un ensayo, esta corta aún más hasta el hueso. No hay dudas, es la canción que mejor le queda. Brilla, estalla con una intensidad que emociona. Otra vez emociona. Al punto de que saca el micrófono del pie con un solo movimiento, pasa por entre los monitores, y se manda casi hasta la gente, sin dejar de cantar. De pronto mueve la cabeza a un costado, y escupe. Patti Smith escupe, y ese gesto me resulta tan bello que me quedo con él. ¿Bello por que? No lo se, tal vez por rocker, por punk. Supongo que no lo hizo por eso, que solo tiene tos, y simplemente se aclaro la garganta de la manera más directa y simple como para poder seguir cantando. Pero eso también es rock, qué joder.

miércoles, 28 de febrero de 2018

El tiempo derrotado



Acabo de presenciar un momento mágico, acabo de ver al tiempo caer derrotado. No duró mucho, no podía ser de otra manera. Pero lo alcancé a ver, todos lo vimos y lo sentimos, no tengo dudas. Sucedió recién, en la sala Sinfónica del CCK, cuando Patti Smith cantó Pissing in the river acompañada por Tony Shanahan, que dejó la guitarra para pasar al piano. Alberto Manguel, que ofició de entrevistador en esta primera de las dos noches de Patti en Buenos Aires, le preguntó antes si alguna vez había dudado de su talento. Ella dijo que si, todo el tiempo. Que nunca pensó que podía ser cantante. Tal vez cuando era muy chica, cuando soñó con ser cantante de Opera, porque le gustaba Puccini. Pero su madre le hizo entender muy rápidamente que eso nunca iba a suceder. Después, se pensó una y otra vez como escritora o pintora. Pero nunca se le ocurrió que tenía talento como cantante. Contó que cuando grabó Horses trabajaba en una librería y le sorprendió que le ofrecieran un contrato discográfico, pero que pensó: grabo el disco y vuelvo a mi trabajo. Pero le dijeron que tenía que salir de gira. Dijo entonces: viajo, conozco el mundo y después a la librería. Pero no, porque le pidieron que grabase otro disco. Y allí fue cuando regresaron las dudas, contó Patti, y dijo que entonces fue cuando compuso esa canción. Después de las dudas, agregó, si sos fuerte y seguis adelante, siempre sucede algo maravilloso. Y entonces arrancó con Pissing in the river. Voices, voices, cantó Patti. Come come come, cantó. ¿Qué mas te puedo dar?, se preguntó. ¿What about it?, preguntaba Tony, Nunca dudé de vos, le respondía Patti. Pissing in the river es un tema que dura cinco minutos, y se va encendiendo, y ese encenderse fue transformando a Patti, que de pronto desafió al tiempo y a la canción, se plantó en el escenario, escupió sus dudas y su verdad y fue como si no tuviese edad, como si volviese a tener veinte años. Esa señora viejita de pelo largo y blanco de pronto tuvo al tiempo entre las manos, lo atrapó cantando su canción, cantando esa verdad de tantas veces y tanto tiempo. Fue un momento único, y cuando terminó no había agua para calmar su tos. Fue como si, de pronto, lo hubiese dado todo. Manguel se apuró, solícito, a alcanzarle un vaso. Hasta entonces había sido una velada apacible, con Patti recorriendo temas propios y ajenos --cantó Neil Young, John Lennon, Bob Dylan y después cerró con un clásico de Elvis-- y escuchando a un sorprendentemente medido y muy en su lugar Alberto Mangel (¿Ay, era necesario ese sombreritus, Alberto?) que la hizo dialogar con algunos escritores argentinos, que tradujo aparte en un papel para ella y fue leyendo en catellano para todos, como Alejandra Pizarnik, Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo y una tal Cecilia Romana, con cuya elección quiso abarcar las nuevas generaciones literarias. Pero con Maria Elena Walsh y su Cancion de cuna para un gobernante Mangel logró incendiarla a Patti, que fue entonces cuando cantó a Dylan y su A hard rain's a-gonna fall, y empezó a suceder algo raro con el tiempo, porque esa canción que en su momento anunciaba lo que estaba pasando pero todavía nadie quería verlo, medio siglo más tarde sonó aun mas ominosa, pero no porque podría haber sido escrita hoy, sino porque hoy a nadie se le ocurriría escribirla. Me puso la piel de gallina porque me hizo pensar que vivimos en un mundo en el que, sólo si tuviésemos suerte, podría llegar a ser escrita en algún futuro --esperemos-- no muy lejano. Sin embargo hay, sí, revoluciones en el aire. Hay, sí, lluvias por caer. Le lanzaron a Patti un pañuelo verde, el de la lucha por la legalización del aborto, y se lo colgó. Lo levantó del piso después de ver lo que era desde lejos, lo puso en su atril primero, y después terminó mostrándolo en el puño. ¿Debo continuar por un camino tan retorcido?, se preguntó entonces Patti, meando en el río, y todo tuvo sentido, y la intensidad que alcanzó ese momento de la noche redimió los momentos mas de salón de te. "Cuando era joven, pensé que debía cantar por los olvidados, por los que habían sido dejados al margen, pero hoy ya no pienso así. Porque con un mundo dominado por los corruptos y las corporaciones, todos somos olvidados, todos hemos sido dejados al margen", dijo Patti, que sonríe, mucho, y agradece también, mucho. Tal vez demasiado. Ostenta una bondad casi papal. Pero que cuando cierra el puño y la rockea, sus canciones siguen demostrando un poder que ella ya no tiene, y al mismo tiempo detenta. La señora del pelo tan blanco y abundante que parece llevar peluca de abogado británico. La rocker que desafió a los hombres y les ganó en su ley, sin dejar de ser mujer. La que paseaba por el campo de pequeña inventándole música a los poemas de William Blake. Manguel, atento, le pidió que cantase uno esta noche, y ella lo hizo, niña otra vez. Patti Smith, beata de la literatura rock, que para muchos y muchas de sus nuevos adeptos es un genero que lleva el rock casi de adorno, hasta que ella se levanta y canta, de verdad canta, realmente canta, y el tiempo pierde su sentido, y entonces hasta el que no quiere ni puede ver tiene que verlo. Que el rock puede que haya muerto, pero Patti todavía no.

lunes, 26 de febrero de 2018

Billy Bragg, "From red to blue"


Vi cómo vendías tu alma/ por una brillante mentira ajena

Hay un nuevo Música Cretina y así es como empieza, con este himno de Billy Bragg, de esos que emocionan hasta la piel de pollo. From red to blue es el tema con el que abre su disco William Bloke, el que parte al medio su carrera, su disco de madurez. En el que confiesa preguntarse a veces si debe votar rojo por su clase o verde por los niños y discute con los que parecen haber arriado sus banderas. Y con este tema también abre el que terminó siendo el primer no-programa del año. En realidad, debió haber sido el último del año pasado. De hecho, lo armé poco después de volver de una semana de vacaciones en Rio, y por eso quienes hagan play al no-programa entero se irán dando cuenta que hay mucho Brasil en sus dos lados. Pero como lo armé pensando en que tenía que tener discos que efectivamente estaban en mi discoteca –como para poder lucir los que había traído en el viaje--, finalmente también se llenó de clásicos como este del buen Billy, del que soy fan incondicional desde hace años. No está mal, ahora que lo pienso, que un no-programa de puros discos que realmente existen sea el primero en abrir –algo tardíamente, lo confieso-- la temporada 2018. Pero, ahora que lo pienso, lo que hace es cerrar el verano, ¿no? Y arrancar, sí, el año. Con ese hammond hermoso sonando y sonando detrás. Feliz domingo cretino para todos.

sábado, 10 de febrero de 2018

Música Cretina 2017 #8

ESTO NO ES UN PROGRAMA

24-12-2017

Lado A

"Porque el tiempo es de oro/ perderlo a placer"

1.- Jeremih, Drank
2.- Elia y Elizabeth, Ponte bajo el sol
3.- Joe Jackson, Junkie diva
4.- The Posies, Titanic
5.- Rafael Berrio, Niente mi piace
6.- The Beatles, Fixing a hole
7.- Juan Wauters, El show de los muertos (Sui Generis)
8.- 107 Faunos, Ley de los hermanos

Lado B

"No hay promesa que pueda hacerte/ que no sepas que es falsa"

9.- Tindersticks, Second chance man
10.- Alucinaciones en familia, Cancer pop
11.- Peter Hammill, If I could
12.- Marlon Williams, Strange things
13.- Marcos Valle, Vinte e seis anos de vida normal
14.- Candi Staton, Even the bad times are good
15.- El Siempreterno, Frío en verano