Ser feliz ya no importa/ no está de moda
Se los presento, los chicos de la foto --que ya no son tan chicos-- se hacen llamar Oques Grasses, y son catalanes. Sí, ya sé, son todos varones, blanquitos, estudiantes de conservatorio y para colmo catalanes: más garca no se consigue. Pero la música tiene sus propias razones, y también su forma de derribar prejuicios y preconceptos, y ahí está el tema del que sale el verso que inaugura este post para cerrarme el orto y recordarme que si yo suelo asegurar que la única religión que profeso es la de las canciones, por algo será. El tema se llama Jubilarse, y me alegra tanto cada vez que hago play que lo he dejado sonar mucho en un año poco propenso a tales excesos, y por supuesto lo llevé a las mañanas de Palermo Wuhan, y ahora no podía faltar en el nuevo Música Cretina, el que cerró el 2024 e inaugura este 2025 que recién empieza. Leo por ahí que los Oques Grasses arancaron en 2010, o sea que ya tienen una década y media --y media decena de discos-- bajo las patas, y que hacen las cosas a su manera, aunque no se puede dejar de señalar que han tenido éxito desde el primer día. Mejor presentarlos como lo hice aquella madrugada de sábado wuhanero, diciendo que son algo así como los De La Soul catalanes, porque el sayo les calza, y porque los disfruto como lo hago con aquellos, cancion sí y canción no, sin preguntar de dónde vienen ni nada. No puedo decir que me guste el resto de las canciones de Fruto del delirio, su último disco, de donde sale este hitazo, pero de algo estoy seguro: si cruzan el charco y se vienen por acá, la rompen. Pero lo que más me sorprende es cómo este septeto de pibes privilegiados pero achispados dan en la tecla con un tema que habla de los fantasmas que nos persiguen en este nuevo siglo, que describen desde un primer verso que, después de resumir el declinante estatus actual de la felicidad, asegura: Ahora importa mas tener mucho trabajo/ mucha pasta. Y lo rematan con una guarangada. Lo confieso, no logro entender esta nueva fiebre de oro generacional, que sueña con el bolsillo lleno antes que nada. Porque, como dicen mis nuevos amigos catalanes, no quiero todo/ aprendí que no me cabe en las manos. Son tiempos de verdades absolutas y al mismo tiempo de reescrituras a medida, la corriente es fuerte y es difícil no dejarse llevar. No quiero gastar ni un minuto más mirando todo ese circo/ está el patio lleno de almas que se están vendiendo, cantan los Oques, y no puedo menos que cantar con ellos. Pasen y hagan play, suenan en un no-programa llamado Música Cretina. Porque con música la vida al menos se soporta. Y espero que con el nuevo año también sea así. Claro que si es Cretina, mucho mejor.
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