lunes, 4 de marzo de 2024

Turf, "Yo no me quiero a casar, y usted?"

No conozco a nadie/ que no haya terminado mal

Se los presento, aunque supongo que no necesitan presentación. Los pibes de la foto son unos muy jovencitos Turf, y son ellos, o casi ellos, los que dan el puntapié inicial del primer Música Cretina del año, uno muy especial, porque su lista de temas fue seleccionada a partir de un archivo hasta ahora inédito, con el registro de los grupos que pasaron por Lo que más me gusta hacer, el programa diario que conduje en FM Supernova durante su último año, el 2001. Digo que los Turf que abren estas grabaciones encontradas son “casi” los de la foto, porque en realidad la foto es de cinco años antes, cuando el grupo recién estaba asomando. La autora es Nora Lezano, y la hizo para una pequeña nota que firmé para el numero 2 de la versión local de Inrockuptibles, con fecha agosto de 1996. Antes de que entrasen a grabar su disco debut, o sea. En cambio, para la época de la sesión emitida desde aquel estudio enorme que utilizaba Supernova –creo recordar que alguien me había dicho que antes había sido el de la señal dedicada a la musica clásica de Radio Nacional–, el grupo desde un disco atrás ya era un quinteto, y la razón por la que estuvieron ahí fue porque estaban presentando su tercer opus, Turfshow, el que los convirtió en un grupo popular, y se podría decir que es el que los ha mantenido vivos hasta el día de hoy. ¿Son los temas o los artistas los que sobreviven? ¿Son los artistas los que mantienen vivos a los temas, o es al revés? Supongo que dependerá de cada artista y de cada tema, pero el caso de Turf es capaz de poner en duda cualquier respuesta. Porque comenzaron siendo para muchos casi un invento del Si, en la época en la que el suplemento cada tanto utilizaba su influencia para intentar renovar la escena local a imagen y semejanza de lo que hacía por entonces la prensa rocker semanal británica, que ponía en tapa a grupos que apenas tenían un simple –¡un tema!– para mostrar. Lo cierto es que los Turf ya tenían entonces los temas y el carisma como para seducir a primera escucha sin necesidad de que nadie los inventase, algo de lo que puedo dar fe, escribiendo de manera entusiasta aquella notita presentación antes de que hubiesen grabado su primer disco. Aquel debut apenas si completó el auspicioso demo inicial, en el segundo disco se pusieron ambiciosos, y para el tercero parecieron deponer aquella busqueda ya que sus temas se habían vuelto simples y pegadizos, intentando tal vez buscar la clave para sobrevivir en la jungla que habían elegido como su ámbito: la del showbiz, no la del arte de tapa de su disco anterior. Pero creo que en realidad lo que estaban haciendo era tratar de comprender en qué consistía su don, canalizar ese carisma y ese entusiasmo, entender qué hacer con esas canciones que los estaban buscando. No lo sabíamos entonces, pero esos temas que rimaban loco con poco y que hablaban de casarse pero mejor no, y que en su momento --lo confieso-- me hicieron tirar la toalla con respecto a la banda, fueron el boleto a su supervivencia como grupo y como músicos, y aún hoy los seguimos cantando, o al menos tarareando, aunque la cabeza se meta en el camino y no nos permita disfrutarlos del todo. Según recuerdo, no fue algo que haya sucedido inmediatamente. El país cayó en lo que por entonces creíamos que sería su major crisis, Joaquín Levinton fue pasto de la prensa amarilla poco después, y los trajeron de regreso las hinchadas de futbol y sus cantitos, pero un poco Turf pasó a ser un grupo más vinculado con la nostalgia que con la música. Mas cercano, digamos (y la boca se me haga a un lado), a Vilma Palma que a Babasónicos. O al menos yo –con algo de culpa, porque son amigos y los quiero– pensaba eso hasta que, hace un par de años, me acerqué a ver un show del grupo, una presentación callejera sorpresa en la que la musicalidad de la banda y el extraordinario carisma de Joaquín me dejaron en llamas. A mi y a todos los presentes, muchísima gente que se fue sumando sorprendida y extasiada al darse cuenta de quién estaba tocando, entre ellos nada menos que –lo juro– Hrabina, aquel legendario marcador de punta de Boca. Hay algo de verdad en Turf, en Joaquín y en esas canciones, y creo que se puede percibir también en esta grabación que abre un Música Cretina lleno de sorpresas, de versiones inéditas, de clásicos cretinos (y amigos ídem) desde hace años, qué digo años, décadas, una vida o parte de ella. Pasen y vean, pasen y escuchen, que hay para todxs. Canciones que te mantienen con vida, vidas que dan vida a las canciones. Porque ya saben, todo, pero todo todo, tiene sentido con música. Pero tiene que ser cretina, claro que sí. 

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