Es un don y quizá una maldición/ no se qué es peor
Se los presento: uno se hace llamar Danger Mouse y el otro es James Mercer, uno se hizo conocido al partir en pedazos y luego reunir bien juntitos al Album negro de Jay-Z y el Album blanco de los Beatles; el otro apareció en el mapa gracias a la ternura (¡esos coritos!) y la melancolía de New slang, el tema de su grupo The Shins, que muchos descubrimos en la película Golden State, ¿se acuerdan? Juntos, el ratón peligroso y el tipo que necesita canilleras son Broken Bells, un dúo que ya lleva más de una década, y que se conocieron cuando coincidieron en un festival europeo, Roskilde, se confesaron mutuo fanatismo, se pasaron sus contactos, y unos años después estaban haciendo canciones juntos. Si estamos hablando de ellos en esta mañana de martes lluvioso de invierno es porque son los que abren el nuevo Música Cretina con Saturdays, un tema del más reciente de sus tres discos, Into the blue, que apareció el año pasado después de una pausa de ocho años. Casi no hay momento en mi vida/ en que no reconozca el lento declive, es lo que arranca cantando Mercer, y después viene el verso con el que arrancan estas líneas, y es imposible que después de completar esa estrofa inicial el tema no te tenga agarrado del cuello. Mas porque el colchón sonoro y percusivo tendido por Danger Mouse tiene un inconfundible aire a campos de fresas para siempre que te hace flotar y permite que semejantes palabras lleguen más y más lejos. Pero antes de emprender la peligrosa ruta por la que conduce la parte maldita de todo reconocimiento mejor abracemos la parte que es un don de ese lento declive, el dejarse llevar, el mirarse como fuésemos otros, como si nos viésemos por primera vez, como cuando escuchamos por primera vez sobre esos eternos campos de fresa y supimos entonces y para siempre que la música y las canciones son las que nos llevan lejos y profundo, pero también las que nos traen de vuelta. De regreso a Broken Bells, de regreso a Música Cretina, y de regreso a este martes de invierno que necesita, no tengo dudas, de que suene el nuevo no-programa para ser menos martes y tal vez, quién te dice, iluminarse.
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