Realmente quiero quedarme acá/ toda la noche
En un miércoles frío de invierno, quiero recordarles que aun hay un Música Cretina al que casi no hemos presentado como para tirarse a escuchar con este tímido solcito mañanero. Bien abrigadxs, eso sí, como Patti Smith en el Pere Lachaise, visitando la tumba de un Jim Morrison que es uno de sus celebrados en Twelve, su disco de covers editado durante este nuevo siglo. En el texto incluido en el librillo del álbum, Smith presenta el tema contando que tuvo un sueño en el que un ángel malévolo desde detrás de unas pesadas cortinas de terciopelo le susurraba que tenía que cantar Soul Kitchen. Cuando se despertó y salió de su hogar, en la calle escuchó al tema sonando desde una radio, y como asegura ser levemente superticiosa, se dijo que lo mejor era grabarlo. Cuando lo hizo, cerró los ojos y se sintió en un lugar extraño. Escribe que fue como estar entre bambalinas, con Morrison pidiéndole en un murmullo: "Elegí una carta". Tus dedos tejen veloces minaretes/ hablan en alfabetos secretos, cantó Jim y canta ahora Patti, que escribió en uno de sus libros que fue al verlo tocar en vivo que ella pensó: esto yo lo puedo hacer. Aún está explicando que no es que considerase que era una pavada lo que hacía Morrison o que se refiriese a que ella lo podía hacer mejor, sino que fue simplemente algo inspirador. Eso sí, la escuché contar más de una vez su único encuentro con él fue en una fiesta de lanzamiento de uno de los discos de los Doors, realizada por su discográfica. Cuenta Patti que siempre había comida en esas presentaciones, y allá iban con Robert Mapplethorpe, tratando de llevarse lo que pudiesen a casa. Aquella vez, la comida estaba en un cuartito que funcionaba algo así como una recepción, como para que cada uno se sirviera, y luego regresase a donde estaban todos, para seguir con la fiesta. Patti estaba aprovechando esa bienvenida intimidad para ir metiendo comida en su bolso, cuando escuchó a alguien decirle: “Las hamburguesas también están buenas”. Se quedó paralizada, como si la hubiesen descubierto. Se dio vuelta, buscó al dueño de esa voz profunda y lo encontró sentado solo en un rincón. Sí, acertaron, se trataba del buen Jim. Patti dice que le agradeció, metió algunas hamburguesas en el bolso, se fue sin entrar a la fiesta, y nunca más se volvieron a ver. Enciendo un cigarrillo/ aprender a olvidar, reza otro de los versos de un tema que habla de autos que pasan lentamente, llenos de ojos, y evoca una cocina del alma, donde dan ganas de quedarse, y donde, seguramente, el buen Jim nos dirá que las hamburguesas están buenas. No se si en la foto Patti estará recordando aquel único encuentro que tuvo con el cantante de los Doors, pero tengo claro que no va a quedar otra que aprender a olvidar si vamos a seguir en esto. Por suerte, la música siempre recuerda todo por nosotros. Y si es Cretina, mejor.
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