La gente de hielo/ está simplemente hecha de hielo/ y no trata muy bien/ a sus semejantes
Siempre me fascinó la historia de Link Wray, el primer héroe de la guitarra del rock. En realidad lo que atesoro es el particular disco con el que reapareció a comienzos de los 70 luego de largos años de ostracismo. Lejos de volver a sus riffs contundentes y seminales de fines de los 50 y comienzos de los 60 --Pete Townshend declaró alguna vez que sin el clásico instrumental Rumble, él nunca hubiese agarrado una guitarra--, Wray fue fiel a su retiro hippie en una cabaña en medio de la nada, y ahí mismo fue que grabó sus nuevas canciones, en un pequeño grabador de tres pistas que había instalado en un cobertizo. El delicado y fascinante Link Wray (1971) tal vez sea el primer disco low-fi de la historia, y es realmente una delicia. Una mezcla de blues, soul, gospel y lo que hoy llamaríamos alt-country que parece venir desde otro mundo, tanto los instrumentos como la voz rasgada de Wray, que había perdido un pulmón de muy joven, algo que tal vez lo haya inclinado en sus épicos comienzos eléctricos a dedicarse mas que nada a la música instrumental. Hace poco los tres discos que Wray grabó en su cabaña durante la primera mitad de los años 70 fueron compilados por el sello Ace en un álbum doble descriptivamente bautizado como 3-Track Shack, pero el tesoro de mi discoteca es la cuidada reedición en CD del hermoso álbum inaugural por el pequeño sello para coleccionistas de Universal, Hip-O, que imita al vinilo, incluyendo el perfil de Wray recortado en la portada. Lejos de sus épocas de guitar hero, en los que llegaba a lucir atuendos mas similares a El Salvaje de Marlon Brando, siempre de negro, el buen Link en la portada de su disco del 71 mas que hippie parece un indio. Uno viejo y sabio, capaz de describir a esos hombres de hielo, para los que el resto de los mortales somos presa fácil. Estamos atrapados todos juntos/ como los bufalos en las praderas, canta Wray, después de describir a los indios (que viven y mueren en la reserva), a los negros (que viven donde pueden) y a los blancos pobres, que no vivien nada mejor que los otros dos, y ni siquiera puede decir que son rojos o negros. Somos todos señuelos para su deporte de tiro, agrega Wray, que parece conocer bien aquel tiempo de hielo, tan congelado como el actual, calentamiento global o no. Por eso hay que dejarlo sonar en este domingo de un invierno que no deja de escaparse, a ver si tenemos suerte y se derriten. Y por eso es que también suena por cretinísimo derecho propio en el Lado A del Música Cretina de este mes, pasen y escuchen, y domingueenlo completo, que hoy hay tiempo para todo.
Siempre me fascinó la historia de Link Wray, el primer héroe de la guitarra del rock. En realidad lo que atesoro es el particular disco con el que reapareció a comienzos de los 70 luego de largos años de ostracismo. Lejos de volver a sus riffs contundentes y seminales de fines de los 50 y comienzos de los 60 --Pete Townshend declaró alguna vez que sin el clásico instrumental Rumble, él nunca hubiese agarrado una guitarra--, Wray fue fiel a su retiro hippie en una cabaña en medio de la nada, y ahí mismo fue que grabó sus nuevas canciones, en un pequeño grabador de tres pistas que había instalado en un cobertizo. El delicado y fascinante Link Wray (1971) tal vez sea el primer disco low-fi de la historia, y es realmente una delicia. Una mezcla de blues, soul, gospel y lo que hoy llamaríamos alt-country que parece venir desde otro mundo, tanto los instrumentos como la voz rasgada de Wray, que había perdido un pulmón de muy joven, algo que tal vez lo haya inclinado en sus épicos comienzos eléctricos a dedicarse mas que nada a la música instrumental. Hace poco los tres discos que Wray grabó en su cabaña durante la primera mitad de los años 70 fueron compilados por el sello Ace en un álbum doble descriptivamente bautizado como 3-Track Shack, pero el tesoro de mi discoteca es la cuidada reedición en CD del hermoso álbum inaugural por el pequeño sello para coleccionistas de Universal, Hip-O, que imita al vinilo, incluyendo el perfil de Wray recortado en la portada. Lejos de sus épocas de guitar hero, en los que llegaba a lucir atuendos mas similares a El Salvaje de Marlon Brando, siempre de negro, el buen Link en la portada de su disco del 71 mas que hippie parece un indio. Uno viejo y sabio, capaz de describir a esos hombres de hielo, para los que el resto de los mortales somos presa fácil. Estamos atrapados todos juntos/ como los bufalos en las praderas, canta Wray, después de describir a los indios (que viven y mueren en la reserva), a los negros (que viven donde pueden) y a los blancos pobres, que no vivien nada mejor que los otros dos, y ni siquiera puede decir que son rojos o negros. Somos todos señuelos para su deporte de tiro, agrega Wray, que parece conocer bien aquel tiempo de hielo, tan congelado como el actual, calentamiento global o no. Por eso hay que dejarlo sonar en este domingo de un invierno que no deja de escaparse, a ver si tenemos suerte y se derriten. Y por eso es que también suena por cretinísimo derecho propio en el Lado A del Música Cretina de este mes, pasen y escuchen, y domingueenlo completo, que hoy hay tiempo para todo.
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