El mar no rechaza
ningun río/ acordate de eso/ cuando el mendigo
se pague una vuelta
El domingo ya empieza a perder sus luces, y yo no puedo menos que recordar que apenas si hemos hablado de la música del no-programa en esta semana de marchas y no de canciones, y a mucha honra. Si, marzo se acaba y hay un Música Cretina al que aún no hemos deshojado, asi que mejor empezar con el me quiere-no me quiere en cuestión, aun se trate de amores y no de rechazos cuando hablamos de canciones. Y más si son cretinas, claro. Hay una canción que hoy siento que lo es mas que todas, y para empezar a hablar de ella voy a confesar una herejia: siempre preferi a Pete Townshend como solista. Si, si, ya se, no digan nada, y yo mismo me doy de patadas, porque lo mejor de The Who no le llega a los tobillos al Pete en solitario, es verdad y lo tengo muy en claro. Pero hay fanatismos que no se eligen, sino que simplemente se quedan con uno, como el que yo tengo por el disco Todos los mejores cowboys tienen ojos chinos. Recuerdo haberlo conseguido en cassette en su momento, recién salido y cuando apenas empezaba a hacerme una pequeña discoteca. O casseteca, mejor dicho. Y aca esta el secreto del fanatismo, porque uno tiene siempre un particular apego por los discos que se compró en tiempo real, por el primer detritus de ese filón que alcanza a tener en sus propias manos. Tengo amigos que ponen a Emotional rescue antes que ninguna otra cosa de los Stones solo porque fue el primero que compraron de su propio bolsillo, recién salidito. Y es lo que me pasa a mi con Townshend, porque nunca pude sentir esa cercanía con It's Hard, por ejemplo, el disco de The Who mas o menos contemporáneo del solista al que me refiero. Y si a eso le sumo que ninguno de mis amigos por aquella época tenia particular predilección por el grupo, no había sencillamente forma de entender historia y contexto: recien comprendí todo cuando, en la época del CD, pude poner manos en el compilado Who's better, Who's next. Pero, claro, a esa altura la suerte ya estaba echada, y con ciertas fidelidades no se jode. Y cuando se habla de Todos los mejores cowboys, la clave está en las canciones. Canciones que son monumentos, como ésta, de letra interminable, que leí traducida de pendejo en una Twist y Gritos, creo recordar, y no paré hasta conseguir, hacerme fan y cruzado de un disco que, bien mirado, no termina de estar a la altura de esta canción. Pero no importa, porque como dice Pete, el río no rechaza ningun río. Oh, no, claro que no. Recuerdo que cuando nos pasábamos el porro/ mi cuerpo se enfriaba un poco, canta Townshend casi al comienzo de un tema con referencia bíblica, que leo en Who I am, sus memorias, que coincide con una época queestaba en cualquiera, pasado de rosca con todo, con el alcohol, con las drogas, con sus coqueteos con el jet set, no había nada en pie. Pero, sin embargo, el mar, oh si, ahi estaba el mar, que recibe y recibe. Como siempre me sucede, cada vez que vuelvo a escuchar el tema, no lo puedo sacar de mi cabeza durante días y días. Así estoy en el último tiempo, cantando y cantando el estribillo. Y también tarareando ese puente, o como quiera que se llame, que se parece demasiado a la melodía de Marlboro. Pero lo dije antes, con los fanatismos no se jode, y me gusta esta letra que va y viene, que tiene un pliegue para cada momento de la vida, como para sumarse al coro. Estamos poluidos ahora, pero en nuestro corazón permanecemos limpios, canta Pete, y es imposible no querer cantar con él. De eso se trata el domingo, de eso se tratan las canciones que son nuestras como el tatuaje en la piel, de eso se trata Musica Cretina, que desde su Lado A, y después de lo nuevo de Charly García, como no podía ser de otra manera, se suma a ese coro que dice que el mar no rechaza ningun rio. Y el río es donde todos estamos.
El domingo ya empieza a perder sus luces, y yo no puedo menos que recordar que apenas si hemos hablado de la música del no-programa en esta semana de marchas y no de canciones, y a mucha honra. Si, marzo se acaba y hay un Música Cretina al que aún no hemos deshojado, asi que mejor empezar con el me quiere-no me quiere en cuestión, aun se trate de amores y no de rechazos cuando hablamos de canciones. Y más si son cretinas, claro. Hay una canción que hoy siento que lo es mas que todas, y para empezar a hablar de ella voy a confesar una herejia: siempre preferi a Pete Townshend como solista. Si, si, ya se, no digan nada, y yo mismo me doy de patadas, porque lo mejor de The Who no le llega a los tobillos al Pete en solitario, es verdad y lo tengo muy en claro. Pero hay fanatismos que no se eligen, sino que simplemente se quedan con uno, como el que yo tengo por el disco Todos los mejores cowboys tienen ojos chinos. Recuerdo haberlo conseguido en cassette en su momento, recién salido y cuando apenas empezaba a hacerme una pequeña discoteca. O casseteca, mejor dicho. Y aca esta el secreto del fanatismo, porque uno tiene siempre un particular apego por los discos que se compró en tiempo real, por el primer detritus de ese filón que alcanza a tener en sus propias manos. Tengo amigos que ponen a Emotional rescue antes que ninguna otra cosa de los Stones solo porque fue el primero que compraron de su propio bolsillo, recién salidito. Y es lo que me pasa a mi con Townshend, porque nunca pude sentir esa cercanía con It's Hard, por ejemplo, el disco de The Who mas o menos contemporáneo del solista al que me refiero. Y si a eso le sumo que ninguno de mis amigos por aquella época tenia particular predilección por el grupo, no había sencillamente forma de entender historia y contexto: recien comprendí todo cuando, en la época del CD, pude poner manos en el compilado Who's better, Who's next. Pero, claro, a esa altura la suerte ya estaba echada, y con ciertas fidelidades no se jode. Y cuando se habla de Todos los mejores cowboys, la clave está en las canciones. Canciones que son monumentos, como ésta, de letra interminable, que leí traducida de pendejo en una Twist y Gritos, creo recordar, y no paré hasta conseguir, hacerme fan y cruzado de un disco que, bien mirado, no termina de estar a la altura de esta canción. Pero no importa, porque como dice Pete, el río no rechaza ningun río. Oh, no, claro que no. Recuerdo que cuando nos pasábamos el porro/ mi cuerpo se enfriaba un poco, canta Townshend casi al comienzo de un tema con referencia bíblica, que leo en Who I am, sus memorias, que coincide con una época queestaba en cualquiera, pasado de rosca con todo, con el alcohol, con las drogas, con sus coqueteos con el jet set, no había nada en pie. Pero, sin embargo, el mar, oh si, ahi estaba el mar, que recibe y recibe. Como siempre me sucede, cada vez que vuelvo a escuchar el tema, no lo puedo sacar de mi cabeza durante días y días. Así estoy en el último tiempo, cantando y cantando el estribillo. Y también tarareando ese puente, o como quiera que se llame, que se parece demasiado a la melodía de Marlboro. Pero lo dije antes, con los fanatismos no se jode, y me gusta esta letra que va y viene, que tiene un pliegue para cada momento de la vida, como para sumarse al coro. Estamos poluidos ahora, pero en nuestro corazón permanecemos limpios, canta Pete, y es imposible no querer cantar con él. De eso se trata el domingo, de eso se tratan las canciones que son nuestras como el tatuaje en la piel, de eso se trata Musica Cretina, que desde su Lado A, y después de lo nuevo de Charly García, como no podía ser de otra manera, se suma a ese coro que dice que el mar no rechaza ningun rio. Y el río es donde todos estamos.
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