martes, 28 de febrero de 2017

Variaciones en rojo


Mañana de martes feriado de carnaval, salgo a hacer las compras y veo a un reciclador de basura metido hasta la cintura en un contenedor. Está sacando papeles que alguien descartó, dejando que se apilen sobre el asfalto casi sin mirarlos. Hay revistas en diversos estados de conservación, muchas hojas sueltas, libros con el lomo desarmado, partidos al medio o sin tapas, pero algunos están todavía enteros. De pronto, reconozco uno. Es Variaciones en rojo, de Rodolfo Walsh. Supongo que quien lo habrá tirado no sabía qué era lo que tiraba a la basura, simplemente pensó que se estaba sacando de encima papeles viejos, tal vez ajenos, cosas para él sin valor, que necesitaba descartar de una vez para dejar paso a lo nuevo. Quien lo rescata, aún no sabe qué es lo que ha encontrado, está dedicado a sacar a la luz su hallazgo, para poder revisar lo conseguido cuando ya no haya más que rescatar. Por un segundo pienso en cruzar la calle, levantar el libro, hablar con quien esta a punto de ser su nuevo dueño, evaluar si me lo llevo, o al menos preguntarle si sabe quien es, incluso recomendárselo. Pero todo eso es literatura. La realidad de esta mañana de fin de febrero es que, a casi un mes de que se cumplan 40 años de su desaparición, hay un libro de Rodolfo Walsh tirado en la calle. Pero está tirado allí no porque haya sido descartado, sino porque alguien --sin saber aún lo que ha hecho-- lo ha rescatado de su destino.

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