Al final de cuentas, eso es lo que cuenta/ en tus ojos había tormenta
Desde que lo escuché por primera vez en Sin Documentos, 7 segundos --así, con el número, como está anunciado en el disco original-- es uno de mis temas preferidos del amigo Andrés. Tipica canción lenta de fin de lado, cerraba un supuesto Lado A, mientras que Especies que desaparecen --otra maravilla-- hacía lo propio entonces con el Lado B. Supongo que aquella elección del orden de los temas eran resabios de los tiempos del vinilo, ya que Sin documentos (1993) es de la época del compact, por lo que esos temas no cerraban ningún lado, salvo el del cassette. 7 segundos era en realidad el tema 6 del CD, pero como los temas del disco son 12, y el tema 7 --Salud (dinero y amor)-- era clavado para abrir lado, la teoría del orden pensado en la lógica del vinilo aún en pleno reino del compact definitivamente se sostiene. Calculo que parte del encanto es ese guiño de la mención de haber sido parte del plan Austral, en línea con aquel mitico Soy de la quinta que vio el mundial 78 que Andrés inmortalizaría dos discos de estudio y un grupo después. En el original, 7 segundos ya era un tema al piano, y sin casi nada mas, asi que era decididamente mas Andrés que Rodríguez, incluso por los arreglos de cuerdas (que supongo no habrán sido tales, sino sintes, teniendo en cuenta que Litto Nebbia comentó en la época de El Palacio de las Flores que Andrés nunca habia cantado con cuerdas). De hecho, casi todos los temas de Sin documentos tienen una generosa coda musical al cierre, que por momentos parecen merecer su tema propio. Ariel Rot me contó que fue así porque los habían ensayado tanto, que les terminaron agregando cosas. Como 7 segundos no tiene esa coda --salvo un final distorsionado que, no se por qué, me recordó cuando recién lo volví a escuchar a Nuestro Vietnam-- cabe suponer que no se lo ensayó tanto con el grupo, que era --justamente-- un tema bien Andrés. En esta nueva versión, despojada como la original, y muy bien interpretada tanto por Andrés como por Germán Widemer, 7 segundos tiene por fin su coda, aunque El día que me quieras es --obviamente-- mucho más que eso. Acaricia mi ensueño es frase mítica, mucho mas grande que la vida y al mismo tiempo apenas una canción, un verso inicial, nada y todo a la vez. Cruce entre Sin Documentos y Tinta Roja, entre el Salmón y el Mudo, este primer simple del inminente Romaphonic Sessions anticipa esos cruces que son parte de su esencia como disco, entre lo clásico propio y los clásicos de los clásicos. ¡Cruces casi Cretinos! Bienvenida sea la música, y el placer de mezclarla y descubrirle nuevos matices, sola y acompañada. De volverla a escuchar, a solas, despojada, pura, celestial. O en llamas, como corresponde.
Desde que lo escuché por primera vez en Sin Documentos, 7 segundos --así, con el número, como está anunciado en el disco original-- es uno de mis temas preferidos del amigo Andrés. Tipica canción lenta de fin de lado, cerraba un supuesto Lado A, mientras que Especies que desaparecen --otra maravilla-- hacía lo propio entonces con el Lado B. Supongo que aquella elección del orden de los temas eran resabios de los tiempos del vinilo, ya que Sin documentos (1993) es de la época del compact, por lo que esos temas no cerraban ningún lado, salvo el del cassette. 7 segundos era en realidad el tema 6 del CD, pero como los temas del disco son 12, y el tema 7 --Salud (dinero y amor)-- era clavado para abrir lado, la teoría del orden pensado en la lógica del vinilo aún en pleno reino del compact definitivamente se sostiene. Calculo que parte del encanto es ese guiño de la mención de haber sido parte del plan Austral, en línea con aquel mitico Soy de la quinta que vio el mundial 78 que Andrés inmortalizaría dos discos de estudio y un grupo después. En el original, 7 segundos ya era un tema al piano, y sin casi nada mas, asi que era decididamente mas Andrés que Rodríguez, incluso por los arreglos de cuerdas (que supongo no habrán sido tales, sino sintes, teniendo en cuenta que Litto Nebbia comentó en la época de El Palacio de las Flores que Andrés nunca habia cantado con cuerdas). De hecho, casi todos los temas de Sin documentos tienen una generosa coda musical al cierre, que por momentos parecen merecer su tema propio. Ariel Rot me contó que fue así porque los habían ensayado tanto, que les terminaron agregando cosas. Como 7 segundos no tiene esa coda --salvo un final distorsionado que, no se por qué, me recordó cuando recién lo volví a escuchar a Nuestro Vietnam-- cabe suponer que no se lo ensayó tanto con el grupo, que era --justamente-- un tema bien Andrés. En esta nueva versión, despojada como la original, y muy bien interpretada tanto por Andrés como por Germán Widemer, 7 segundos tiene por fin su coda, aunque El día que me quieras es --obviamente-- mucho más que eso. Acaricia mi ensueño es frase mítica, mucho mas grande que la vida y al mismo tiempo apenas una canción, un verso inicial, nada y todo a la vez. Cruce entre Sin Documentos y Tinta Roja, entre el Salmón y el Mudo, este primer simple del inminente Romaphonic Sessions anticipa esos cruces que son parte de su esencia como disco, entre lo clásico propio y los clásicos de los clásicos. ¡Cruces casi Cretinos! Bienvenida sea la música, y el placer de mezclarla y descubrirle nuevos matices, sola y acompañada. De volverla a escuchar, a solas, despojada, pura, celestial. O en llamas, como corresponde.
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