Dame luz en la carne/ dame luz acá
Ok, ¿vamos a empezar la semana de una vez? En estos días me
acordaba de tantas cosas juntas. Me acordaba de ir caminando por Diagonal Norte
treinta años atrás, entrando a la Plaza, llevando uno de los palos de una de
las banderas más grandes de la Juventud Intransigente. Y me acordé también de
los días más oscuros, esos tan porteños de “se-vienen-los-negros” del 89, y del
2001. Pura paranoia, nomás. Tal vez hubiese sido más oportuno acordarse de los alzamientos carapintada. Ahora suena más que
apropiado. No se por qué no puedo dejar de olvidarme que el primer muerto de
esta semana negra fue en Córdoba, por las balas de los vigilantes. Y que el
cierre fue con la policía de Tucumán, en su primera actividad después de
arreglar su particular paritaria con la pistola en la cabeza, reprimiendo una
protesta en su contra. Pero bueno, demasiadas cosas. Y todo dicho así, a los
saltos. Perdonen. Tengo que confesarlo, a mí me pasa como la policía: ante la
duda, Palo. Pero Pandolfo.
Hace días que no puedo dejar de cantar esta canción. Yo también quiero
la luz ya. Soy la risa de la voz que brilla. Grande Palo, es de su último
disco. Aún me acuerdo cuando, en una reseña de Maderita que hice para la
Inrocks, yo decía que todo bien, pero que él siempre fue yin y yang, lado A y
lado B. Y que mi único reparo con Maderita era que se trataba de
puro lado A. Y yo extrañaba el B. Este es el mejor ejemplo de esos lados B de
Palo. Por suerte, en Esto es un abrazo --uno de los discos del año-- están
todos los lados de Palo. Y en el nuevo Música Cretina (¿Se enteraron? ¡Tenemos
nuevo no-programa!) suena –obviamente, y al mismo tiempo por pura casualidad,
como debe ser-- en el Lado B. Que siga sonando, entonces. Ayudanos, luz
bendita.
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