Y en este torbellino dónde nada importa/ me sentí solo y te perdí/ pero sí vi tus ojos y hasta comí la arena/ quise quedarme pero me fui.
Un tema ideal para un miércoles nublado, un tema ideal para
entender a Charly, un tema ideal para entender también por qué tanta emoción
aquel día en el Vélez de la que terminó siendo la despedida del Flaco. Ese que cuando
nos tranquilizó ante la mala noticia diciendo iba hacia la “curación definitiva”,
no nos quisimos dar cuenta de qué era lo que estaba diciendo. Pero no me quiero
ir de tema, estamos en este miércoles nublado, en ese Vélez mágico, que fue
como presenciar otra vez la batalla de San Lorenzo, el cruce de los andes, no
sé, algo único y que ya había sucedido recreándose ante unos ojos, los
nuestros, que nunca pensaron que podían llegar a verlo. En medio de ese evento,
el momento Filosofía Barata fue mágico a su manera, con Spinetta siendo Charly,
justo cuando Charly estaba intentando recordar quién era. Charly anda en eso,
ayer veía pasar por Santa Fe los colectivos llenos de gente volviendo del Luna
Park, muchos de ellos con brazalete SNM y todo. Y Spinetta, bueno, ya no está
entre nosotros. Y nunca se irá, porque su música –perdonen la sensiblería—sigue
sonando. Y sonando. Y sonando. (y ahora habría que escribir Que siga la
melodía, no?)
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