“¡Suicidio artístico!” Eso gritaba una y otra vez un chabón
parado casi al lado mío el sábado por la noche, en cada pausa del concierto de
El Siempreterno en Groove. La definición se le había quedado pegada después de
escuchar a Sergio Rotman anunciar los temas de Hacia el mar de carbón, diciendo
algo así como que si tocar temas casi desconocidos --como los del primer disco
del grupo, con los que habían abierto el show-- ya debía hacerle las cosas
complicadas al público, ni que hablar pasar a tocar temas que nadie había
escuchado antes. “Es un suicidio artístico”, calculó Rotman, siempre lleno de
humor negro, pero esa noche de sábado con decididamente mas humor que negrura. La frase
prendió. Al menos en el pibe, que la empezó a repetir entre tema y tema,
sacándome una sonrisa –a mí y a muchos de los que estaban a mi alrededor—cada
vez que la decía. Porque era como un mantra. Porque le cambiaba el significado.
En vez de decir aguante, decía suicidio artístico. Pero se trataba,
indudablemente, de decir aguante. Aguante para una banda que se formó alrededor
de un puñado de temas, grabados de manera urgente. Y editados de esa misma
manera. Aguante para una banda que no suena en ningún lado, que lleva apenas
nueve shows, pero que ya es capaz de llenar Groove. Es que es imposible medir a
El Siempreterno con la vara de un grupo nuevo. Porque no lo es. Para empezar,
tiene el ADN de Cienfuegos grabado en cada canción. Rotman, es Rotman el
asunto. Se trata de eso. El hombre que, según decía Vicentico en la época que
había renunciado al grupo, quería ir muy rápido hacia ningún lado. Pero además
de Cienfuegos, el otro referente es Mimi Maura, cuya banda fue una suerte de
refugio Cadillac en la época de la diáspora (y cuyo público famanino, dicho sea
de paso, siempre detestó los arrebatos rockers de Rotman). También Minimal, por
supuesto. ¡Larga vida a Pez! Y todo bajo el paraguas Cadillac, no es cuestión
de dejarlo de lado. ¿Supergrupo, entonces? Para nada. Superdark, mas bien.
Sobrevivientes de los 80, alístense. Con su biblia del post punk bajo el brazo,
marrrr-chen. ¡Ah, qué lindo escuchar música que importa! Ahí está el resto de
los presentes en Groove para confirmar todo lo que importa El Siempreterno, un
grupo para ver con los ojos bien abiertos y en silencio, como se mira un incendio.
O un choque. “Los veo a todos mirándome en silencio entre tema y tema y no sé
qué hacer”, dijo anoche Rotman. “Suicidio artístico”, gritaba otra vez mi vecino, y todos a reír. Pero que así sea. Dunga
dunga nomás. Pero antes rock’n’roll. Antes Moonage daydream. Antes Baba O’Riley. ¡Antes Contradios! Gimme
gimme gimme. Gimme some more.
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