Solo en las escaleras me fumo un cigarrillo/ Abajo los chicos mexicanos están tirando fuegos artificiales
Hay un nuevo Música Cretina y creo que a esta altura todxs lxs que estamos acá ya debemos saberlo, pero tal vez haya algunxs que se hayan detenido en el verso que abre estas líneas, que es del tema que cierra el Lado A, interpretado por Dave Alvin. Cada vez que pienso en Dave tengo que pensar en su hermano Phil, la voz y el rostro de The Blasters, uno de los grupos mas rockeros del punk de la costa oeste norteamericana, amigos del alma de Los Lobos y también grandes alumnos de los bluseros más legendarios de su tiempo. Cuando me preguntan cómo era ver a los Redondos en boliches pequeños durante los ’80 yo siempre pienso en la película Calles de fuego, de Walter Hill. Más específicamente en el grupo que toca en Torchie’s, el boliche rockero del peor barrio de su trama, porque aquella película la vimos todxs entonces, y no se si los Redondos sonaban así pero estoy seguro que querían hacerlo. No hubiesen desentonado arriba de ese escenario y entre esa gente: no me cuesta nada imaginar al Indio gesticulando al cantar como siempre me fascinó ver a Phil hacerlo al frente de los Blasters cada vez que vi Calles de fuego desde entonces, y les aseguro que no fueron pocas. Estoy seguro que durante mucho tiempo para Dave que siempre en algún momento de una charla le recordasen a su hermano Phil debe haber sido algo molesto, ya que para ser quien terminó siendo --uno de los grandes cantautores callejeros de su generacion rocker-- tuvo que alejarse de él y de la banda que crearon juntos. Aquel hermano cuatro años mayor desde siempre fue dueño de una voz destacada, era al que convocaban al coro de la iglesia mientras que a Dave le pedían que por favor no cante. Cuando formaron su grupo, obvio que Phil quedó al frente, pero su hermanito era el que componía las canciones. Siempre me impresiona algo que alguna vez contó Dave: que armaba las letras de sus canciones a partir de frases que sacaba de sus poemas, y que las cantaba una y otra vez hasta que estaban listas, y después tenía que cantarlas nuevamente en la sala de ensayo hasta que el grupo se las aprendiera. Pero a partir de entonces no las cantaba nunca más: pasaban a ser de su hermano. Por eso es que Dave se fue de los Blasters, pero como era buen hermano y a fin de cuentas seguía siendo su grupo --y como el contrato que tenían entonces le permitía a la discográfica rescindirlo en el caso que uno de los hermanos lo abandonara--, compuso los temas para el primer disco que iban a grabar sin él. El productor era Nick Lowe, que hizo dos cosas que le cambiaron la vida. La primera de ellas fue responderle, después de que le dijese que no podía cantar, que él tampoco podía pero que sin embargo había podido ganarse la vida haciéndolo. Y la segunda fue explicarle que uno de los temas que había compuesto para ese disco no lo podía cantar su hermano, no estaba en su registro: tenía que cantarlo él. Y ese tema es del que empezamos hablando, el que cierra el Lado A del nuevo no-programa, y suena perfecto después de Rosalía. Nada menos que 4th of july, un clásico que acompañó a Dave Alvin durante toda su carrera. De hecho, aquel disco de los Blasters producido por Lowe nunca salió, por esa época Dave había reemplazado a Billy Zoom en X, la banda de John Doe y Exene Cervenka, y es por eso que 4th of July se grabó por primera vez en See how we are, el sexto disco del grupo. Lo canta Doe --que sí podía hacerlo--, acompañado por Exene, claro. Desde entonces es un tema que, si bien nunca fue un hit, se ha convertido en algo así como un clásico, un retrato desde el otro lado de cualquier ciudad y también desde el otro lado de cualquier relación. Un tema en que el narrador llega a casa, no recibe la clase de beso que esperaba, y termina fumándose un cigarrillo solo en la escalera. La versión que suena en Música Cretina es del cuarto disco solista de Dave, el hermoso y acústico King of California, de 1994, en el que grabó versiones despojadas de su repertorio. Para terminar esta historia sólo queda aclarar que, en estos días, el hermano menor ya no se enoja cuando le mencionan a su hermano mayor. De hecho, en sus redes hace muy poco publicó un mensaje de agradecimiento a los que habían aportado a la cuenta de Sweet Relief dedicada a Phil, que hace tiempo sufre muchos problemas de salud y a comienzos de año estuvo un tiempo internado. El propio Dave tuvo sus problemas, ya que durante la pandemia debió atravesar un cáncer y algunas cuestiones del post-operatorio que le hicieron pensar que nunca más podría volver a cantar. En estos días ha vuelto a salir de gira, compartiendo cartel con Jimmy Dale Gilmore, pero a los 66 años Dave sabe lo frágil que es todo. En las entrevistas que dio hace poco explicó que el gran problema no es el cáncer cuando se lo combate, sino atravesar los tratamientos, que dejan al paciente con pensamientos sombríos. Cuenta que cuando estaba en sus peores momentos siempre retornaba a aquellos momentos trascendentales de su vida, como uno que recordó en un texto incluido en New Highway, el libro de poemas y memorias que publicó el año pasado. En él evoca aquel primer paladeo de la libertad que sintió de adolescente, en la parte de atrás de un camión, yendo a ver por primera vez a Freddie King. “Esa combinación de larga noche de verano, re-fumados después de probar por primera vez un porro, viajando pegados a la cabina y agarrándonos de donde podíamos ya que no había ninguna baranda”, escribió Dave. Cada vez que le preguntan cómo atravesó su lucha contra el cáncer, responde que una de las maneras es querer sentir lo que sintió esa noche, para siempre. “No me importa si tengo que quedarme en el hospital cinco días por semana. En algún momento, voy a volver a estar otra vez en la parte de atrás de aquel camión”.
(La imagen que ilustra este post es de la fotógrafa angelina Beth Herzhaft, y engalana la portada del disco King of California)
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