lunes, 8 de agosto de 2022

Amelia, "La cuenta"

Quiero ver desde arriba el mar/ y el color de la ciudad

El tema es breve, casi una canción de cuna. Pero es inolvidable. Lo escuché por primera vez en la voz de mi amigo Ernesto Tabárez --líder del grupo montevideano Eté y Los Problems-- hará unos diez años atrás, cuando vino por primera vez a tocar en Buenos Aires para una fecha acústica en el ciclo Martes de Poesía y Música, que coordiné durante tres años para el Centro Cultural de España. No se si en la prueba de sonido, o en casa, recién llegado del viaje, Ernesto anunció que iba a incluir en su show un tema de una banda amiga que había sacado en su guitarra mientras estaba cruzando el río, y me lo mostró para ver qué me parecía. Quedé hipnotizado por su sencillez y encanto, y le dije que sí, que tenía que tocarlo. El asunto es que después de aquel show, y de las veces que le pedí a Ernesto que lo toque, no volví a encontrar el tema mencionado en ningún lado. Ni a poderlo escuchar. Sabía, sí, que era de una banda uruguaya llamada Amelia, de la que tenía por ahí un primer disco --un cdr, ¿se acuerdan?-- por el que pasaban muchos cantantes invitados, pero el tema que me interesaba no estaba en ese repertorio. Ey, mozo/ por favor me trae la cuenta/ mi novia/ se volvió a dormir en la mesa, arranca el tema en cuestión, del que no había casi información en las redes. Hagan la prueba de googlear Amelia, la banda: la marea de las redes no deja casi nada en la playa. Si uno insiste, finalmente encuentra un site con todos los discos para bajar, y con la información pelada de cada uno de ellos. Tirando de ese hilo es que finalmente llegué hasta otro amigo, Ezequiel Rivero, ex La Hermana Menor y Carmen Sandiego, actualmente colaborador del Antolín platense, nuestro Jonathan Richman, como ya hemos consignado en Música Cretina. Ezequiel me contó que Amelia era su banda, pero que había tenido una historia bastante particular, porque en realidad fue dos bandas en una: la primera fue la de aquel debut sin vocalista principal, por eso el desfile de cantantes invitados. Para su segundo disco mantuvo el nombre pero ya con otra formación, con tres integrantes que cantaban y componían. En ese segundo disco tampoco estaba el tema que me interesaba, que llegó recién para un Ep con el que cantaron las hurras, Otro final, del 2010. ¿Por qué me interesa tanto La cuenta? Por un lado, porque es un tema que suena en el último no-programa, y me había encaprichado con cerrar el habitual repaso de la lista --ya está el próximo casi listo para salir al ruedo-- escribiendo sobre el asunto. Pero los habitués a estos textos descubrirán la razón mas importante en estos versos de la segunda estrofa: Ismael/ ¿por qué te da tanta verguenza?/ las chicas/ nos prefieren a la tristeza. Sí, el gato que en el mixcloud hace las veces de logo de este no-programa lleva ese nombre por este tema. Y por la icónica frase con la que abre el Moby Dick de Melville, claro: Pueden llamarme Ismael. Cuando le pregunte a Ezequiel por La cuenta, me dijo que el autor, y el que lo canta en el disco, era Luis Bellagamba, otro de los compositores Amelia, actualmente diseñador, responsable de todos los afiches de las películas de la productora uruguaya Control Z, empezando por la mismísima 25 Watts. Eze recordaba que Bellagamba presentó el tema al resto de los integrantes de la banda diciendo: “Creo que compuse mi mejor tema”. Y me pasó su contacto. Marcianos/ llévenme a dar una vuelta/ me gustan/ no sienten amor ni pereza, anuncia la ultima estrofa la letra de La cuenta, y su autor se ríe cuando le comento aquella frase presentación. “Creo que dije eso o algo parecido porque mis canciones hasta entonces eran como mas abstractas”, cuenta Luis, que explica que empezar a nombrar cosas es lo que le dio esa sensación, la de que había alcanzado a otro nivel. Y revela que si de algo habla el tema, tal vez sea de una conversación final con una novia que tuvo, con la que luego de unas cervezas de más se dijeron cosas irreparables. “Creo que la letra parte de mi deseo de que en vez de esa discusión, ella se hubiese dormido en la mesa”, confiesa Bellagamba, al que seguramente también la cerveza le hace --o le hizo-- mal, pero nunca lo va a aceptar. La cuenta, en cambio, es todo lo que está bien, y por eso es un clásico Cretino hace tiempo. Y hasta que no lo suban a las redes como corresponde --Ezequiel anuncia que en breve toda la discografía de Amelia estará disponible-- el único lugar donde se puede escuchar es en este segundo no-programa del año, desde el que se puede ver desde arriba el mar, por supuesto. Y el color de la ciudad es del que lo pinte la música que esté sonando durante ese vuelo. Si es cretina, creo que a esta altura ya lo saben, es mucho mejor. 

jueves, 4 de agosto de 2022

Orquesta La Playa c/Bobby Small, "Negro soy" (Claudio Avila)

Qué culpa tengo/ de que el mundo me desprecie

Las compilaciones llevan por nombre Color de Trópico, y bucean en la música de lo que sus responsables presentan como la Venezuela Saudita: los sonidos que se mezclaban en aquel país opulento que se abría al mundo, una joven democracia --la dictadura de Marcos Pérez Jiménez había terminado recién en 1958-- cuyos petrodólares comenzaban a aceitar los engranajes del progreso. Ellos son el caleño Paulo Olarte a.k.a. El Dragón Criollo, integrante del irresistible grupo de salsa punk Contento, y el venezolano Maurice Aymard, alias El Palmas, que a través del sello El Palmas Music editan su música --en particular la de Olarte, un DJ reconvertido a músico en busca de sus orígenes--, y también estas compilaciones de perlas ocultas de la salsa y de toda clase de estilos, que se editaban en Venezuela y alrededores entre los años 60 y 70 para después perderse en la noche de los tiempos. Y aquí vienen entonces Paulo y Maurice iluminándolo todo, buscando esas pepitas de oro en una correntada de discos y discos recuperados y atesorados. Ya llevan editadas tres antologías bajo el nombre de Color de Trópico --y una más bautizada Sabor Surf, de obvios intereses estilísticos--, y en el último Música Cretina se despliega con toda su gracia su Vol. 2, ya sea por la presencia de Buena suerte, un tema de un cuarteto pionero del ska en Venezuela como Las Cuatro Monedas, como por el contundente Negro soy, de un exitoso conjunto de Maracaibo bautizado como Orquesta La Playa. Más de una vez he confesado que seguramente una de las cosas que más me gustan de armar estos no-programas es el momento de ponerme a buscar en las redes información de artistas y canciones, y también he mencionado mi sorpresa ante la facilidad con la que suelo encontrar información vinculada al rock --por ejemplo, Las Cuatro Monedas tienen su entrada en Wikipedia, donde me entero que es un grupo integrado por los hijos del pianista Pat O’Brien, cuyo primer bautismo fue, justamente, Los Hermanos O’Brien-- pero lo difícil que se me hace encontrar información fehaciente y ordenada de la música latina. Tal vez por eso me he obsesionado con Bobby Small, la voz detrás de la risotada --y la invocación África, África-- que corta al medio el Lado A desde ese Negro soy del que vienen los versos con los que comienza este texto. Según he logrado reconstruir ya sea de escuetas entradas en Discogs como de comentarios en posteos de You Tube, Robert “Bobby” Small fue un cantante panameño que supo girar por diversas orquestas de Ecuador, Perú y Colombia hasta terminar radicándose un tiempo en Venezuela. Leo por ahí que falleció una década atrás, y que su debut en Maracaibo con la Orquesta La Playa sucedió en 1969, la noche de un recordado terremoto en Caracas. Pero apenas si he logrado dar con un par de fotos suyas, una en la contraportada de un disco de La Playa, y otro en una foto grupal de portada de un vinilo del grupo colombiano Los Brillantes. Todas pequeñas, todas compartidas, ningún retrato que lo muestre tan en primer plano como el que ocupa en la grabación rescatada por Olarte y Aymard, que apareció en Ahora a bailar, un disco de la Orquesta con fecha de 1974. Sigo leyendo y descubro que Negro soy fue originalmente un simple publicado en algún momento de los años ’60 por la Orquesta Alegría de Cachi Macías, cantado y compuesto por un sonero panameño llamado Claudio Avila, que hasta comienzos de este año aún compartía con nosotros este mundo. Aquella versión original, en vez de las risas algo macabras que distinguen la relectura de Small, comienza con un diálogo seudo-callejero en el que una voz pregunta si necesitan alguien para trabajar, y la respuesta contundente no se hace esperar: Fuera de aquí, negro feo. El estribillo, eso sí, es el mismo en el original y la versión que suena en este demorado segundo Música Cretina del año: No tengo la culpa/ de haber nacido negro. No hay culpas, claro que no. Pero los invito a que hagan lo necesario para que sí haya música. Y musica negra, cada vez que se pueda. Si es Cretina, mucho mejor.

(La imagen que ilustra este post es de la contratapa del disco Promesas de cumbiambera, de la Orquesta La Playa. Bobby Small es el del medio)


martes, 2 de agosto de 2022

Música Cretina 2022 #2

ESTO NO ES UN PROGRAMA

Lado A

“Marcianos/ llévenme a dar una vuelta”

1.- Los Lobos, Love special delivery (Thee Midniters)
2.- Orquesta La Playa c/Bobby Small, Negro soy (Claudio Avila)
3.- Juliette Armanet, Boum boum baby
4.- The Felice Brothers, Jazz on the autobahn
5.- Amelia, La cuenta
6.- Brian Eno, You don’t miss your water (William Bell)
7.- Guided By Voices, I bet hippy
8.- Marisa Monte, Praia vermelha

Lado B

“Todo lo que empiezo/ lo consumo hasta el sustrato”

9.- Drive-By Truckers, Sarah’s flame
10.- Babasónicos, Anubis
11.- Tricky, The love cats (The Cure)
12.- Eddy De Pretto, Bateaux-mouches
13.- Waxahatchee, Lilacs
14.- Las Cuatro Monedas, Buena suerte
15.- Verna & Rob, More soul
16.- Ashley McBryde, Hang in there girl


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