Quiero ver desde arriba el mar/ y el color de la ciudad
El tema es breve, casi una canción de cuna. Pero es inolvidable. Lo escuché por primera vez en la voz de mi amigo Ernesto Tabárez --líder del grupo montevideano Eté y Los Problems-- hará unos diez años atrás, cuando vino por primera vez a tocar en Buenos Aires para una fecha acústica en el ciclo Martes de Poesía y Música, que coordiné durante tres años para el Centro Cultural de España. No se si en la prueba de sonido, o en casa, recién llegado del viaje, Ernesto anunció que iba a incluir en su show un tema de una banda amiga que había sacado en su guitarra mientras estaba cruzando el río, y me lo mostró para ver qué me parecía. Quedé hipnotizado por su sencillez y encanto, y le dije que sí, que tenía que tocarlo. El asunto es que después de aquel show, y de las veces que le pedí a Ernesto que lo toque, no volví a encontrar el tema mencionado en ningún lado. Ni a poderlo escuchar. Sabía, sí, que era de una banda uruguaya llamada Amelia, de la que tenía por ahí un primer disco --un cdr, ¿se acuerdan?-- por el que pasaban muchos cantantes invitados, pero el tema que me interesaba no estaba en ese repertorio. Ey, mozo/ por favor me trae la cuenta/ mi novia/ se volvió a dormir en la mesa, arranca el tema en cuestión, del que no había casi información en las redes. Hagan la prueba de googlear Amelia, la banda: la marea de las redes no deja casi nada en la playa. Si uno insiste, finalmente encuentra un site con todos los discos para bajar, y con la información pelada de cada uno de ellos. Tirando de ese hilo es que finalmente llegué hasta otro amigo, Ezequiel Rivero, ex La Hermana Menor y Carmen Sandiego, actualmente colaborador del Antolín platense, nuestro Jonathan Richman, como ya hemos consignado en Música Cretina. Ezequiel me contó que Amelia era su banda, pero que había tenido una historia bastante particular, porque en realidad fue dos bandas en una: la primera fue la de aquel debut sin vocalista principal, por eso el desfile de cantantes invitados. Para su segundo disco mantuvo el nombre pero ya con otra formación, con tres integrantes que cantaban y componían. En ese segundo disco tampoco estaba el tema que me interesaba, que llegó recién para un Ep con el que cantaron las hurras, Otro final, del 2010. ¿Por qué me interesa tanto La cuenta? Por un lado, porque es un tema que suena en el último no-programa, y me había encaprichado con cerrar el habitual repaso de la lista --ya está el próximo casi listo para salir al ruedo-- escribiendo sobre el asunto. Pero los habitués a estos textos descubrirán la razón mas importante en estos versos de la segunda estrofa: Ismael/ ¿por qué te da tanta verguenza?/ las chicas/ nos prefieren a la tristeza. Sí, el gato que en el mixcloud hace las veces de logo de este no-programa lleva ese nombre por este tema. Y por la icónica frase con la que abre el Moby Dick de Melville, claro: Pueden llamarme Ismael. Cuando le pregunte a Ezequiel por La cuenta, me dijo que el autor, y el que lo canta en el disco, era Luis Bellagamba, otro de los compositores Amelia, actualmente diseñador, responsable de todos los afiches de las películas de la productora uruguaya Control Z, empezando por la mismísima 25 Watts. Eze recordaba que Bellagamba presentó el tema al resto de los integrantes de la banda diciendo: “Creo que compuse mi mejor tema”. Y me pasó su contacto. Marcianos/ llévenme a dar una vuelta/ me gustan/ no sienten amor ni pereza, anuncia la ultima estrofa la letra de La cuenta, y su autor se ríe cuando le comento aquella frase presentación. “Creo que dije eso o algo parecido porque mis canciones hasta entonces eran como mas abstractas”, cuenta Luis, que explica que empezar a nombrar cosas es lo que le dio esa sensación, la de que había alcanzado a otro nivel. Y revela que si de algo habla el tema, tal vez sea de una conversación final con una novia que tuvo, con la que luego de unas cervezas de más se dijeron cosas irreparables. “Creo que la letra parte de mi deseo de que en vez de esa discusión, ella se hubiese dormido en la mesa”, confiesa Bellagamba, al que seguramente también la cerveza le hace --o le hizo-- mal, pero nunca lo va a aceptar. La cuenta, en cambio, es todo lo que está bien, y por eso es un clásico Cretino hace tiempo. Y hasta que no lo suban a las redes como corresponde --Ezequiel anuncia que en breve toda la discografía de Amelia estará disponible-- el único lugar donde se puede escuchar es en este segundo no-programa del año, desde el que se puede ver desde arriba el mar, por supuesto. Y el color de la ciudad es del que lo pinte la música que esté sonando durante ese vuelo. Si es cretina, creo que a esta altura ya lo saben, es mucho mejor.